Una colina del diablo y un gueto judío desaparecen en Prostejov

Prostejov (Foto: autora)

Durante este Radioviaje visitaremos el corazón de Moravia. Nos dirigiremos al centro de la región de Haná, a la ciudad de Prostejov. Los amantes de la poesía checa sabrán que Prostejov es la ciudad natal del poeta Jirí Wolker. Los que se interesan más por la moda conocerán a Prostejov como una ciudad textil. Les presentaremos la cara menos conocida de esta acogedora ciudad.

En los tiempos remotos, cuando todavía andaban por el mundo los diablos, la tierra de Moravia estaba casi desierta y la habitaba un solo pueblo: los "Hanáci", así se llama en checo a los habitantes de la región de Haná.

Les reinaba un rey que no había nacido en un palacio real sino en un campo de cebada, en checo "jecmen", y por eso le dieron el nombre "Jecmínek".

Jecmínek era un soberano bueno, justo y también muy valiente. Lo confirmó cuando los demonios asaltaron el reino de Haná intentando apoderarse de la tierra más fértil de toda Moravia. Los diablos llegaron de los montes en el norte trayendo en carros una cantidad de piedras grandes y duras. Eran sus armas, con las que querían hacer huir a los Hanáci. Sabían perfectamente manejarlas.

Cuarto de una familia de Haná  (Foto: autora)
La situación de los Hanáci era desesperada. El ataque de los demonios los cogió desprevenidos y no tenían con que defenderse de las piedras que los diablos tiraban contra ellos. Poseían tan sólo sus herramientas agrícolas.

El rey Jecmínek agarró, pues, una de ellas, "kosír", o sea la guadaña que usaban los Hanáci para recoger su rica cosecha, y atacó al diablo más cercano. Al verlo, los Hanáci tomaron sus guadañas y antes de que se pusiera el sol los diablos empezaron a retirarse.

Pero en ese momento apareció el mismo Satanás con una piedra gigantesca que era capaz de levantar sólo el diablo más horroroso. Se preparó para lanzarla contra Jecmínek, pero éste era más rápido y tiró a Satanás su guadaña. Acertó en su mano, Satanás gritó de dolor y dejó caer la piedra gigantesca al suelo. Los demás diablos se pusieron a correr y pronto desaparecieron detrás del horizonte. Los Hanáci se salvaron. Y como era obvio que serían capaces de cuidar de sí mismos, desapareció también el rey Jecmínek.

La piedra que se le cayó a Satanás en el campo de combate, creció durante la noche adquiriendo la forma de una guadaña. Entonces, los Hanáci llamaron a la colina Kosír para recordar su victoria y al buen rey Jecmínek.

Según la leyenda, Jecmínek enterró bajo Kosír un tesoro de oro en caso de que llegaran malos tiempos a Haná. Muchos trataron de excavar el tesoro, pero sin éxito. Parece que Haná no ha pasado todavía por los malos tiempos.

A Kosír se le apoda el Mont Blanc de Haná, porque es con sus 442 metros el monte más alto de la región. No es de extrañar, entonces, que siempre ha despertado la fantasía de la población. Jana Gáborová, portavoz del Ayuntamiento de Prostejov, añade otras leyendas relacionadas con Kosír.

"Es la montaña más alta de Haná. Está muy cerca de Prostejov. La ciudad se sitúa en una llanura, pues esta ´montaña´ tiene que llamar nuestra atención. La gente afirma que se trata de un volcán apagado, y a pesar de que los geólogos lo refutaron, los chismes permanecen. Otra leyenda cuenta cómo apareció el monte en esta planicie. Se dice que un gigante se peleó con un diablo, uno de ellos lanzó al campo una guadaña y en ese lugar creció Kosír".

Ayuntamiento Nuevo en la ciudad de Prostejov  (Foto: autora)
Abandonamos la colina de Kosír y nos dirigiremos a Prostejov. Nos detenemos en la plaza central de la ciudad, dominada por el Ayuntamiento Nuevo, con una torre de 66 metros de altura y un reloj astronómico. El edificio representativo, con preciosas salas para eventos oficiales, fue diseñado por el arquitecto Hugo Kepka y construido entre los años 1911 y 1914, según explica la historiadora Marie Dokoupilová.

"A finales del siglo XIX se produjo un cambio bastante importante en el escenario político municipal. A pesar de que Prostejov era una ciudad checa con respecto a sus habitantes, la administración estaba en manos de los alemanes. Cuando los checos lograron tomar el poder, querían demostrar que su sede administrativa sería algo estupendo y decidieron construir un nuevo ayuntamiento".

Al lado de los checos y alemanes, vivían en Prostejov desde tiempos inmemoriales los judíos.

Marie Dokoupilová  (Foto: autora)
La comunidad judía más numerosa se instaló en la ciudad a mediados del siglo XV, ya que en esa época los judíos fueron expulsados de las ciudades reales. En el caso de Haná, fue de Olomouc, precisa Marie Dokoupilová.

"La expulsión fue ordenada por un decreto del rey Ladislao Póstumo. Los judíos daban mala espina a sus vecinos de las ciudades reales, representando para ellos una fuerte competencia. Debido a que los judíos tenían prohibido labrar la tierra, se concentraron en desarrollar sus destrezas en el comercio y la artesanía. Y eran muy buenos".

Los señores de Prostejov permitieron a los inmigrantes judíos construir sus casas alrededor de la iglesia cristiana, en el centro de la ciudad. El barrio judío sobrevivió siglos, las dos Guerras Mundiales, pero no la época comunista. A finales de los años 70 del siglo pasado el gueto de Prostejov fue saneado debido al estado deteriorado de las casas.

Entre los pocos edificios que se conservaron figura la Casa de Ehrenstamm. Perteneció al fundador de la primera fábrica textil de Prostejov, Veith Ehrenstamm. La empresa de Ehrenstamm, edificada en 1802, suministró paño a todo el Ejército Austro-Húngaro. La posición privilegiada de Ehrenstamm la testimonia el hecho de que fue el primer judío de Prostejov al que se le permitió moverse detrás de las fronteras del gueto.

Antes de la Segunda Guerra Mundial vivieron en Prostejov 1400 ciudadanos judíos. Algunos lograron emigrar antes de que estallara la Guerra. Por otro lado, muchas familias nuevas vinieron de la región fronteriza de los Sudetes, que fue ocupada por los nazis ya en otoño de 1938.

En 1942 fueron enviados de Prostejov al campo de concentración de Terezín 1650 habitantes judíos, entre ellos 119 niños menores de 15 años. Regresaron 74 adultos y 10 niños, dice la historiadora Marie Dokoupilová.

"Hace poco supe por casualidad que uno de esos niños vive en Bruntál, en Moravia del Norte. Hoy son adultos que tienen más de 70 años. La mayoría de ellos emigró al exterior, a Israel o América. Pasa a menudo que nos contactan descendientes de las personas que vivieron aquí buscando información sobre sus familiares. Aunque vivan en Australia, no vacilan en venir. Con algunos nos carteamos. Creo que es enriquecedor tanto para ellos, como para nosotros".

Maud Michal Beer, nacida en 1929 en una familia judía de Prostejov, vive desde hace casi 60 años en Israel. Se trasladó allí tras la Segunda Guerra Mundial junto con su hermana y madre. Su padre no sobrevivió el Holocausto y pereció en Terezín. En el año 2005 el Museo de Prostejov editó un libro de recuerdos de Maud Michal Beer titulado "Lo que no ha quemado el fuego".

"Ella apuntaba desde hace muchos años sus recuerdos y los guardaba en un cajón. Recuerdos de su niñez en el Prostejov de preguerra, el traslado a Terezín, sus experiencias del campo de concentración y de su nueva vida en Israel. El libro destaca también por el hecho de que, como una de pocos, logró conservar un montón de fotografías, tanto de la época antes de la Guerra, como de Israel. La señora Beer visitó Prostejov con su hijo y sus nietas para mostrarles los lugares donde había nacido y donde había vivido y los que hasta hoy lleva en su memoria".

Relojes en el Museo Municipal  (Foto: autora)
Un recuerdo especial de los habitantes judíos de Prostejov lo alberga el Museo Municipal. Se trata de una colección de unos 300 relojes: de mesa, de pared, de arena, de caja, incluyendo dos máquinas de reloj de torre.

"La colección de los relojes perteneció al antiguo propietario de la fábrica de malta Bruno Winter, que era de origen judío. A principios de la Segunda Guerra Mundial, temiendo la persecución por los nazis, donó la colección al museo de Prostejov. Así se salvó como un conjunto".

En el Museo Municipal, ubicado desde 1906 en el edificio del Viejo Ayuntamiento del siglo XV, en la plaza central de la ciudad, nos despedimos de la ciudad textil de Prostejov y de la fértil Haná del rey Jecmínek.

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