El Palacio de Duchcov, última morada del irresistible Casanova

Castillo de  Duchcov, foto: Klára Stejskalová

En Chequia sobran castillos y palacios. Quien sea un apasionado de la arquitectura palaciega, la artística e historia literaria no puede perderse una visita al Palacio de Duchcov, al norte de la región de Bohemia. Albergó una de las colecciones de arte más maravillosas y alcanzó en el siglo XVIII sus años de esplendor, cuando por sus alrededores merodeaban los intelectuales y escritores románticos y cuando fue residencia del libertino más conocido de la historia, Giacomo Casanova. Acompañen a Radio Praga en el interior de este palacio.

Busto de Casanova,  foto: Klára Stejskalová
Al norte de la República Checa, yaciendo al pie de las montañas, se encuentra el pueblo de Duchcov. Uno de sus mayores atractivos es el Palacio del mismo nombre que a lo largo de la historia fue cambiando según a quién sirviese de residencia.

Sus origenes se remontan al siglo XIII cuando fue levantado como un fuerte. Hacia el siglo XVI fue reconstruido como un palacio renacentista. Si hablamos del Renacimiento en la República Checa no se puede dejar de mencionar a Rodolfo II (Viena, 1552-Praga,1612), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre los años 1564 y 1576. Praga tuvo la fortuna de haber sido electa por él como sede de su corte.

Biblioteca de Duchcov,  foto: Klára Stejskalová
Gracias a este emperador y patrocinador de las artes, en el Palacio de Duchcov se exhibe una de las obras más importantes del estilo artístico conocido como manierismo. Para la colección actual del palacio, expuesta en la Galería Waldstein, escuchemos a nuestro guía, Petr.

"Aquí nos encontramos ante 131 obras. La mayoría de ellas datan de la época de los Waldstein. La más valiosa y la más prestada de todas ellas es esta obra manierista titulada 'Venus y Adonís', de Bartholomeus Spranger, quien la pintó para el mismísimo emperador Rodolfo II de Habsburgo, quien la tenía entre su famosa colección en el Castillo de Praga. Se desconoce cómo fue que llegó a formar parte de los bienes de los Waldstein".

La galería es además el único espacio del palacio que mantiene su apariencia original. Fue en el siglo XVIII cuando la edificación pasó a manos de la familia Waldstein, y eso corresponde a una suerte de época dorada para el palacio.

De los tiempos dorados de Duchcov a su decadencia

El conde de la dinastía Waldstein, Juan Federico de Waldstein, encargó la renovación del palacio al maestro francés Jean Baptiste Mathey, bajo cuyo genio este adquirió una faceta barroca. Ya hacia el siglo XIX fue cuando adoptó el estilo clasicista, que mantiene hasta hoy.

Gracias a los Waldstein el palacio empezó a albergar en su interior una de las más importantes colecciones del arte europeo de la que nos habla con orgullo nuestro guía Petr.

Marián Hochel  (Foto: Klára Stejskalová)
"Nosotros, con absoluta certeza, sabemos que en el año 1895 toda esta pinacoteca tenía 442 obras. Entre los maestros a los que albergaba destacan pintores de la talla de van Eyck, Vermeer, Rubens y hasta Rembrandt van Rijn".

La dinastía Waldstein abandonó el palacio en 1921, cuando lo vendió al Estado. Entre lo que fue la época de la Primera República y la Primera Guerra Mundial la casona tuvo diversas funciones, que poco tenían que ver con la idea de un recinto de reyes y mecenas. Pasó a ser desde sede de instituciones administrativas, ayuntamientos, escuela, hasta una residencia para la tercera edad. Sobre los impactos arquitectónicos nos comenta el administrador del palacio, Marián Hochel.

"En esa época, los interiores del palacio sufrieron diversas intervenciones secundarias y poco sensibles a lo que era la naturaleza del mismo".

El valioso muestrario de arte que había recopilado los Waldstein también sufrió un trágico destino.

"Después de la Segunda Guerra Mundial la colección fue confiscada por el estado checoslovaco. Unas cien piezas de las más valiosas se las apropió la Galería Nacional en Praga, otras 250 terminaron en el palacio Sychrov, en Liberec, y el destino de otra parte de las piezas es desconocido y ni nosostros mismos lo sabemos", agrega nuestro guía.

La irresistible atracción hacia el caballero Casanova

A mediados del siglo XVIII, el Palacio de Duchcov era un lugar de encuentro de los grandes filósofos, escritores y músicos de la época, como el dramaturgo y pensador Friedrich Schiller; el creador del inovidable 'Fausto', Goethe; y músicos como Beethoven y Chopin.

Castillo de Duchcov,  foto: Klára Stejskalová
De alguna manera, el palacio atrajo a quienes estaban gestando todo el pensamiento y la estética del Romanticismo, una reacción al espíritu racionalista y conservador de la época de la Ilustración. Bajo el romanticismo comenzó a predominar la individualidad, la libertad y subjetividad frente a la sociedad y sus exigencias.

Hacia finales del siglo XVIII, el conde Joseph Karl von Waldstein conoció la encarnación de la rebeldía y el libertinaje, un personaje como sacado de una novela romántica, Giacomo Casanova (Venecia, 1725-Duchcov,1798). Hacer amistad no les resultó difícil, puesto que estaban unidos por la práctica de la masonería. El conde Waldstein le ofreció a Casanova residir en el Palacio de Duchcov y hacerse cargo de la biblioteca del mismo. Sobre la estadía de Casanova en el palacio nos comenta Hochel.

"En este palacio, y gracias al servicio prestado al conde Waldstein, encontró el apoyo financiero que por tanto tiempo había estado buscando por toda Europa. Aquí tuvo la posibilidad de dedicarse a su actividad literaria en su función de bibliotecario y mientras hacía el inventario de la colección de libros de los Waldstein. Hasta habían acordado que Casanova escribiría la historia de uno de los miembros de la dinastía, Albrecht von Waldstein, pero esa tarea concreta no se puso nunca en marcha".

Castillo de Duchcov,  foto: Klára Stejskalová
Giacomo Casanova hizo de Duchcov su residencia durante los últimos trece años de su vida. Aquí nació su escrito autobiográfico más monumental, 'Historia de mi vida' o 'Memorias de Casanova', escrita en francés. No obstante, su estancia en Duchcov no fue en lo absoluto color de rosa.

"Había muchos problemas de comunicación con él, incovenientes con la actitud de superioridad de Casanova. Por ello, Casanova no era de agrado al personal del palacio y se esforzaron por hacerle su estadía lo más desagradable posible. Hubo de hecho algunas situacions críticas, como cuando el regente del palacio hizo un retrato de Casanova, lo cubrió de sus excrementos y después lo expuso en la plaza de Duchcov expuesto al escarnio público", cuenta Hochel.

En memoria de Casanova

Giacomo Casanova escribió otras obras por las que es menos conocido, como 'Soliloquio de un pensador', 'Historia de las turbulencias de Polonia', 'Ikosameron' y 'Epistolario'. El valor literario e histórico de su obra es todavía un tema de discusión para los críticos literarios y la academia. Sin embargo, estos no dejan de reconocer a Casanova como un buen narrador de autobiografía y por ello su pieza 'Memorias de Casanova' es considerada también como un registro costumbrista de la cotidianidad de la nobleza del siglo XVIII.

Casanova quiso de hecho irse del palacio, pero volvió porque en términos financieros le convenía seguir al servicio del conde, pese a todas las dificultades causadas por el personal local que trabajaba en la casa. Allí falleció el 4 de junio de 1798 a los 73 años.

De su paso por este palacio queda como testimonio lo que fue su despacho, su alcoba y los otros espacios por donde solía andar. Algo de ello nos presenta nuestro acompañante Holech.

"Este es el sillón en el que Casanova dio su último respiro. Ocurrió en horas de la mañana en compañía del conde Waldstein y el príncipe de Teplice, quien estaba entre sus amigos más cercanos. Este sillón fue expuesto y presentado por los mismos Waldstein en el siglo XIX como el 'sillón de fallecimiento' de Casanova".

El Palacio de Duchcov es uno de los mayores atractivos turísticos de la región de Bohemia. Podemos de hecho observar grandes grupos de personas ante la taquilla para entrar. Sin duda, no es solo el recinto palaciego en sí lo que tanto atrae sino el magnetismo de Giacomo Casanova.

Resulta de suma dificultad sintetizar su vida, ya que esta transcurrió entre diferentes ciudades, al servicio de diferentes monarcas y ejerciendo diferentes oficios según lo que las circunstancias ameritasen. Según los historiadores, se hizo pasar por médico, financiero, publicista, entre otros oficios. Sus constantes traslados se debían a que tenía que escapar de las autoridades por fraudes y comportamientos poco cristianos a juicio de la Iglesia.

Foto: Klára Stejskalová
Si bien no tuvo lo que podría llamarse un hogar, sí hubo otras constantes en su vida: la escritura, la compañía de los intelectuales de la época, las mujeres y los romances efímeros con amantes de múltiples orígenes, ocupaciones y estados civiles.

Fue su reputación de amante y conquistador incansable lo que le dio la fama mundial. No en vano, el término 'casanova' es usado como un adjetivo sinónimo de mujeriego. Se convirtió en objeto de estudio para historiadores y sirvió de inspiración a Lorenzo da Ponte, libretista de algunas de las óperas de Mozart. Nos ilustra Hochel.

"Se dice que Da Ponte se inspiró en la historia de vida de Casanova para el personaje bohemio y amante de las mujeres de Don Juan, obra que escribió para Mozart. Solo que la ópera tiene un fin trágico y esto no le gustó a Casanova. Él recibió una invitación al estreno de la ópera en el Teatro Estatal de Praga, asistió y quedó bastante enojado con tal final".

Según el administrador del palacio, en el futuro los visitantes tendrán la oportunidad de ver la vivienda de Casanova con la pintura auténtica de la época y así hacerse una idea más acertada de él.

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