El castillo de Strakonice es como un manual de estilos arquitectónicos

Foto: CzechTourism

Esta vez nos dirigimos a la ciudad de Strakonice, situada en Bohemia del Sur, a unos 115 kilómetros de Praga. La ciudad tiene unos 24.000 habitantes y se extiende sobre una superficie de 3.500 hectáreas.

Al llegar a Strakonice, uno se encuentra en una extensa red de calles y callejuelas sinuosas que parecen haber surgido simplemente a la suerte, sin plan previo alguno. Este laberinto tiene su encanto, más cuando nos conduce siempre al centro de la ciudad, o a las orillas de uno de los dos ríos en cuya confluencia se encuentra la ciudad, el Otava y el Volyñka.

Ya antes del siglo X existían en el lugar varias poblaciones habitadas en su mayoría por agricultores y buscadores de oro, puesto que el Otava es un río aurífero. No obstante, a diferencia del pasado, actualmente es casi imposible encontrar en él aunque sea una pepita de oro.

El castillo de Strakonice
El mayor atractivo de la ciudad, además de la bella naturaleza en sus alrededores, es el castillo de Strakonice. A diferencia de la mayoría de semejantes construcciones históricas en Chequia, éste no se encuentra en la cima de una colina, sino que forma parte inseparable de la ciudad, según sostiene Miroslav Špecián, director del Museo de Strakonice.

„A comienzos del siglo XIII, el lugar de la afluencia del río Otava y el Volyñka fue escogido por los Bavorové, una poderosa familia aristocrática checa, para construir allí un castillo, su futura sede. Éste surgió en el lugar de una antigua iglesia, en cuyas inmediaciones había en el siglo XI un cementerio. Paulatinamente el castillo fue ampliándose y ya en el siglo XV se convirtió en una de las más grandes fortificaciones de la zona”.

La historia de la ciudad de Strakonice comenzó a escribirse poco después, al unirse las poblaciones que se encontraban en los alrededores del castillo.

Los Bavorové eran muy devotos y, al instalarse en el castillo de Strakonice, decidieron regalar una parte del inmueble y algunas aldeas en su poderío a la orden de San Juan de Jerusalén, actualmente más conocida como la Orden de Malta, según cuenta Miroslav Špecián.

“La entrega de una mitad del castillo a esa orden se realizó en el año 1235. Los Bavorové facilitaron a los Sanjuanistas abrir en el castillo un hospital y atender allí a los enfermos y necesitados. En el siglo XV, los Bavorové abandonaron el castillo por completo y lo vendieron a los Caballeros de Malta. Éstos lo convirtieron en su sede principal en Bohemia, trasladándose a Strakonice desde Praga. La orden tuvo el inmueble histórico en su poder hasta 1925, cuando decidió quedarse con las dependencias de carácter religioso, y vender las demás.”

Hasta el presente, una tercera parte del castillo de Strakonice es propiedad de los Caballeros de Malta, mientras que las dos restantes pertenecen a la administración regional y a la Municipalidad de Strakonice.

Foto: CzechTourism
Aquél que visita el castillo de Strakonice, puede conocer allí de cerca diferentes estilos arquitectónicos de la historia, desde el románico hasta el barroco. A lo largo de su existencia, el castillo fue reconstruido y ampliado tantas veces que actualmente podría servir de un manual de arquitectura. De un castillo medieval se fue transformando en una moderna mansión con dependencias que servían para el sector agrícola, así como para fines industriales.

Miroslav Špecián recomienda iniciar el recorrido por el castillo entrando por su puerta occidental, que servía como entrada principal a esta sede también durante el Medioevo. En esa parte se han conservado hasta la actualidad varias construcciones de la sede original en estilo románico.

También la iglesia local de San Procopio pertenece a las obras más antiguas del castillo, aunque su construcción finalizó hasta en el siglo XIV. Una leyenda cuenta que un cuadro de la Virgen María proveniente de la iglesia de San Procopio de Strakonice, protegió a los ejércitos del emperador Fernando II durante la batalla de la Montaña Blanca en 1620, según sostiene Petra Brůžková, guía del Museo de Strakonice.

La iglesia de San Procopio
„La leyenda narra que en el año 1619 las tropas protestantes del general Arnošt de Mansfeld se apoderaron del castillo de Strakonice y en la iglesia se robaron el cuadro de la Virgen María que posteriormente dañaron y lo arrojaron a un basurero. La obra fue descubierta más tarde por seguidores de Fernando II. Gracias al esfuerzo de un monje carmelitano fue renovada y utilizada como cuadro de protección de los ejércitos imperiales en la batalla de la Montaña Blanca. Según datos de la historia, Fernando II consiguió la victoria y la leyenda afirma que fue gracias a la protección de la Virgen María que castigó así a los protestantes por la profanación de la iglesia de San Procopio en Strakonice”.

El cuadro fue llevado más tarde a Roma. No obstante, allí fue quemado por completo durante un fuerte incendio en el año 1882. Una copia de la obra se encuentra hasta hoy en la iglesia de la Virgen María de la Victoria, en Praga.

Rumpál
Siguiendo nuestro recorrido por el área del castillo de Strakonice, podemos ver más adelante unas fortificaciones góticas que datan del siglo XV y la torre Rumpál de 35 metros de altura, que proviene de esa misma época. Rumpál servía antaño de prisión y su nombre lo debe al torno de elevación que permitía bajar a los presos a la profundidad de la torre.

Actualmente la cima de esta fortificación ofrece una maravillosa vista de la ciudad de Strakonice. Claro está, si uno llega a subir primero las 96 escaleras que conducen a ella.

La segunda torre del castillo, esta vez en estilo renacentista, se llama Jelenka que en checo es el diminutivo del venado. Y es que antaño se celebraban en ella fiestas de la caza.

Cruzando el patio del castillo, a nuestra derecha vemos un nuevo palacio residencial que data del siglo XVI y que fue construido por los caballeros de Malta, para vivir en mayor comodidad.

A la izquierda se encuentran edificaciones de épocas más recientes que servían para fines administrativos y hay allí también restos de una planta de cerveza en la que se fabricaba esa bebida desde el siglo XIV y hasta comienzos del siglo XX. Actualmente se hallan allí salas de conciertos y exposiciones, y una biblioteca.

En el patio del castillo de Strakonice, bajo la escalera que conduce al museo local hay una grande mesa de piedra. Otra leyenda cuenta que por las noches aparecía en el lugar una doncella vestida de blanco que solía preparar en esa mesa un puré para alimentar a los niños obedientes.

Los propietarios del castillo se inspiraron en esa leyenda y durante varios siglos, una vez al año en esa mesa ofrecían puré a los pobres.

El área del castillo lo encierra un palacio residencial en estilo barroco, que data del siglo XVIII, y que se encuentra muy cerca de la afluencia del Otava con el Volyñka.

Hoy en día, el castillo de Strakonice es conocido especialmente por celebrarse en él cada dos años el Festival Internacional de Gaiteros, según recalca Miroslav Špecián.

”Otra leyenda checa cuenta que en tiempos remotos había vivido en Strakonice un hombre muy pobre que se enamoró de una joven y quería casarse con ella. Pero su padre no lo permitió y el hombre se fue a buscar la fortuna a tierras lejanas. Durante el viaje un hada buena lo hechizó y le regaló una gaita. El hombre comenzó a tocar y gracias a su maravillosa interpretación de la música consiguió pronto gran fortuna y pudo casarse con su enamorada”.

El festival de gaiteros se efectúa en homenaje a ese gaitero legendario y tiene lugar una vez cada dos años en agosto, en los patios del castillo de Strakonice, así como en las calles de la ciudad.

La actividad goza de renombre en el mundo entero y además de gaiteros nacionales acuden a ella músicos de numerosos países del mundo como Estados Unidos, Francia, España, Holanda y Venezuela, entre otros.

Si un día decidieran visitar Strakonice, pueden enterarse también de que en el siglo XX y hasta hace un par de años se fabricaban aquí las mundialmente conocidas motocicletas marca CZ, así como diversos tipos de fez, un tocado masculino, que se exportaba desde esta ciudad del sur de Bohemia a numerosos países de Asia y Africa y, en especial, a Turquía.

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