El castillo de Houska tapa la entrada al infierno

Castillo de Houska, foto: Jana Huzilová

En esta edición visitaremos el castillo de Houska, al norte de Praga, rodeado de tenebrosas leyendas. Una de ellas narra que el castillo fue fundado para tapar la entrada al infierno.

Castillo de Houska,  foto: Jana Huzilová
El castillo de Houska, escenario de horripilantes historias sobre las fuerzas sobrenaturales, se alza en un cerro boscoso, en medio de un paisaje solitario, sembrado de pintorescos peñascos de piedra arenisca. Una roca penetra en el edificio del castillo y llega hasta el segundo piso. Una vieja leyenda relata que a finales del siglo noveno se hallaba en la cima del cerro un lugar fortificado que había edificado el príncipe Slavibor para su hijo Housek, hermano de Santa Ludmila. De ahí el nombre del castillo: Houska.

En el interior del castillo, en la cámara verde, el visitante puede contemplar espléndidas pinturas murales de la época renacentista. Y precisamente en una de ellas está representada la princesa Santa Ludmila, mujer dotada de la capacidad de percepción extransensorial, según nos hemos enterado en Houska.

No queda descartado que Santa Ludmila haya perfeccionado estos dotes durante sus estancias en la sede de su hermano Housek, lugar del futuro emplazamiento del castillo de Houska.

Los historiadores no saben a ciencia cierta quién fundó el castillo gótico de Houska. Conjeturan que pudo haber sido el noble Hynek de Dubá, entre los años 1280 y 1290, en los convulsionados tiempos de la ocupación de Bohemia por las tropas de Brandenburgo.

Castillo de Houska,  foto: Jana Huzilová
Con gran probabilidad pudo tratarse de una edificación clandestina, ya que el territorio alrededor del castillo de Houska era propiedad de la Corona. Sin embargo, el jovencísimo rey Venceslao II era por aquel entonces rehén de Oton de Brandenburgo, en el país reinaba una enorme confusión y a nadie le preocupaban los remotos y casi desiertos parajes donde Hynek de Dubá edificara el castillo de Houska.

El peligro de un conflicto con los funcionarios del rey era insignificante en comparación con los beneficios que ofrecía la proximidad de una ruta comercial entre Praga y Zittau. Los mercaderes que por ella transitaban, estaban dispuestos a pagar generosamente por la protección que les brindaba la guarnición del castillo de Houska ante los caballeros salteadores de caminos.

La leyenda dice, sin embargo, otra cosa sobre los orígenes de Houska...

Houska, lugar enigmático, era considerado desde tiempos inmemoriales como la puerta al infierno...

Según una vieja leyenda, en el lugar había una hendidura que daba entrada al mismísimo infierno. Cuando el castillo ya estaba construido ofrecieron a un preso condenado a cadena perpetua que bajase por la hendidura y contase después lo que viera. Tras ello quedaría libre. El preso bajó unos metros, pero prefirió regresar porque la cadena perpetua le parecía un castigo liviano en comparación con los horrores que había visto en la grieta.

Houska tapa la entrada al infierno,  foto: Jana Huzilová
Según una leyenda, Houska fue fundado para impedir que las fuerzas tenebrosas se propagasen por el reino checo desde el lugar donde se alzaba ese castillo. Como prueba se apunta que el dispositivo de defensa del castillo no estaba orientado contra un enemigo exterior sino para protegerse contra una fuerza misteriosa en el recinto del castillo.

Para contrarrestar las fuerzas del mal, sobre el lugar de la supuesta puerta del infierno fue edificada en Houska una singular capilla. Cuando entramos en ella el guía enfatizó que de dar fe a la leyenda estábamos encima de la tenebrosa hendidura.

La capilla está consagrada a San Miguel, representado en valiosas pinturas murales de los años 30 del siglo 14.

Una de las pinturas causa extrañeza y suscita diversas conjeturas. Representa a una arquera zurda, mitad mujer mitad monstruo, que tensa el arco para disparar la flecha contra un hombre.

Los historiadores opinan que el pintor medieval representó en la pintura mural la encarnación de las fuerzas malignas que actuaban en el lugar donde se alza el castillo de Houska. Las leyendas narran que en el lugar pululaban una especie de mutantes que las crónicas llamaban "no personas".

Al acervo de las tenebrosas leyendas relacionadas con el castillo de Houska dio su aporte también el poeta romántico del siglo 19 Karel Hynek Mácha. El guía nos contó que el poeta pernoctó una vez en el castillo de Houska y que confió sus extrañas visiones a un amigo suyo.

Castillo de Houska,  foto: Mirek256 / Creative Commons 3.0 Unported
Mácha escribió en su epístola que había visto en Houska un desfile de apariciones. Se fijó en una mujer de negro que portaba una caja con imágenes móviles que mostraban escenas horrorosas de la Praga del año...2006...

Los enigmas del castillo de Houska persisten. El guía nos relató que en el salón de los cazadores, en el primer piso, se aparece, supuestamente, cada noche Oronte, comandante sueco de la guarnición del castillo durante la Guerra de los Treinta Años. En esa cámara practicaba la magia negra y allí fue abatido por dos cazadores que dispararon desde fuera.

Oronte fue asesinado porque no le habían entregado a tiempo una gallina negra y él no pudo terminar los experimentos que le habrían garantizado la inmortalidad.

En la sala donde deja sus huellas cada noche el espíritu de Oronte nadie se ha atrevido todavía a pasar la noche en solitario. Cuando pernoctaron en el salón dos personas éstas se habían rodeado previamente de un círculo de velas encendidas para ahuyentar a los fantasmas. La televisión checa Prima grabó un documental sobre los enigmas de ese salón del castillo Houska.

Con el salón de los cazadores está relacionado todavía otro suceso. En los años setenta del siglo pasado administraba una depositaría de la Biblioteca Estatal en Houska el disidente y sacerdote evangélico Svatopluk Karásek. Y éste puso a disposición del grupo checo Plastic People of the Universe el salón de los cazadores para que realizasen en ese recinto su primera grabación secreta.

Como grupo opositor al régimen, Plastic People of the Universe no podía grabar en las casas discográficas estatales. Por ceder a los músicos el salón de los cazadores, Svatopluk Karásek fue expulsado del país y acabó por radicarse en Suiza.

A lo largo de todo el siglo 20 los destinos del castillo de Houska fueron bastante interesantes. En 1924 adquirió el castillo de Houska el senador y presidente del consorcio Skoda Pilsen, Josef Simonek. Cuando los nazis ocuparon los Sudetes en otoño de 1938, las tropas alemanas confiscaron el castillo. Los testigos afirman que Houska albergó durante la ocupación nazi uno de los centros de procreación de niños de pura raza germánica.

Durante el régimen comunista la fábrica química Spolana de Neratovice deseaba instalar en el castillo de Houska un sanatorio nocturno con sesiones de hidroterapia, pero en el castillo no había agua. Empezó a cavarse un pozo, pero no se encontró el agua deseada.

Se realizó entonces una perforación y al alcanzarse la profundidad de 270 metros, brotó un manantial de agua altamente radiactiva y se registró una emanación del gas radiactivo radón. El inquieto subsuelo del castillo dio contundentes señales de su existencia y el pozo fue obstruido.

En los años 90 el castillo Houska fue restituido al ingeniero Jaromír Simonek. Y en 1999 las puertas del castillo se han abierto al público. Por primera vez en muchos siglos los visitantes pueden entrar en el castillo de Houska en el reino del misterio.