Los checos y eslovacos se siguen sintiendo como hermanos

Un cuarto de siglo después de la separación de Checoslovaquia, los checos y eslovacos se siguen sintiendo como familiares pero, por lo general, se muestran satisfechos por tener sus propios Estados por separado. Eso resulta de una encuesta realizada por Radio Praga entre los ciudadanos radicados en ambos lados de la frontera común.

A pesar de que Chequia y Eslovaquia andan por un camino independiente durante 25 años, las dos naciones siguen estando muy cercanas. Lo dicen tanto los políticos, como la gente común y corriente, según resalta el eslovaco Peter que tenía ocho años cuando se produjo la separación.

“Me doy cuenta de que los checos y eslovacos mantenemos realmente muy buenas relaciones. Mucha gente tiene familiares en el otro país. Yo también tengo muchos amigos en Chequia”.

La sensación común que se nota en ambos lados de la frontera sigue siendo igual: la relación entre los checos y eslovacos supera la amistad. Ambas naciones forman más bien una familia, según subraya Eva, aunque admite que entre los dos países existe también cierta rivalidad.

“Somos como primos o hermanos. Nos entendemos bastante y nos apoyamos, sobre todo, al estar en el extranjero, donde los checos y eslovacos se reúnen bastante. Pero se nota también mucha competencia, sobre todo, en el deporte”.

Un divorcio inevitable

Por su parte, el checo Ondřej opina que la separación de Checoslovaquia era inevitable, ya que los eslovacos siempre habían soñado con tener un Estado propio y consideraban el país común no más que un trampolín para su futura independencia.

La votación sobre la separación de Checoslovaquia,  foto: ČT
“Creo que el objetivo de los eslovacos no era integrar una Checoslovaquia para siempre, sino que ese era tan solo el primer paso hacia su República independiente. Eso se puso en evidencia por primera vez a finales de los años treinta del siglo XX cuando los eslovacos se crearon un Estado independiente, aunque en una alianza con Hitler”.

Con esas palabras Ondřej tocó uno de los puntos más sensibles de la historia común, que se bifurcó antes de la Segunda Guerra Mundial. Mientras que Chequia fue ocupada por los nazis, Eslovaquia se proclamó independiente, aunque solamente pasó a ser un país títere de la Alemania de Hitler.

Pero eso ya es historia. Según Ondřej, 25 años después de la separación, los checos y eslovacos gozan de las mejores relaciones de todos los tiempos.

“Ahora, después de 25 años, la separación le da completamente igual a la gente. Los checos viven en su país y los eslovacos en el suyo y así todos están contentos. Creo, y mucha gente lo dice, no solo los políticos, que las relaciones son aún mejores que antes de la división”.

Tras la separación en 1993 desaparecieron los rencores relacionados con las quejas de que alguien sacaba más provecho de la antigua Federación que el otro, señala el checo Petr.

“Tal vez esto sea la única cosa buena que ha traído la partición. Antes alguien pensaba que el otro lado se aprovechaba de la Federación. Ahora las relaciones se han limpiado. A mí personalmente me gustan mucho los eslovacos, son personas muy alegres. Tenemos mucho en común. También la lengua ayuda, que es casi igual. Eslovaquia me gusta como país, con todo lo que tiene”.

Los eslovacos entienden más a sus antiguos compatriotas

La gran similitud de los idiomas checo y eslovaco siempre ayudaba a mantener los estrechos vínculos entre ambas naciones.

Castillo de Bratislava,  foto: Klára Stejskalová
Pero tras la separación, la situación va cambiando. Los jóvenes hoy entienden cada vez peor la lengua del otro país, a diferencia de sus padres, que nunca tenían problema con la lengua de la otra nación, según indica la eslovaca Lada.

“Creo que ha empeorado el entendimiento entre los niños y los jóvenes. Eso se debe a la falta de programación mixta en los medios de comunicación a la cual estaban acostumbradas las generaciones anteriores”.

Los sondeos ponen en evidencia que los jóvenes eslovacos entienden mejor el checo que sus coetáneos checos el eslovaco, agrega Ondřej.

“Los chicos de unos 18 años hoy ya no conocen algunas palabras muy típicas eslovacas que no tienen nada que ver con el checo. A diferencia de nosotros que estábamos acostumbrados a escucharlas a diario, así que no nos sorprendían. Pero los chicos de hoy no las entienden”.

Eso se debe al hecho de que los eslovacos, en general, se interesan más por la realidad cotidiana checa que al revés, opina el eslovaco Peter.

“Los eslovacos seguimos muy de cerca la realidad checa, las películas, las noticias, todo el acontecer diario que pasa allí. Por eso no hemos dejado de entender y hablar checo. En general, creo que los checos tienen ahora muchos más problemas de entender el eslovaco que viceversa. Aunque creo que los checos vuelven a empezar a entender eslovaco gracias a nuestra música”.

La verdad es que numerosos grupos eslovacos siguen siendo muy populares en Chequia. En el concurso de popularidad Ruiseñor Checo, por ejemplo, la banda eslovaca No Name ha sumado varios años consecutivos el premio al intérprete extranjero más popular en Chequia.

Los separatistas deberían tomar ejemplo de Checoslovaquia

La forma pacífica es una de las cosas más sobresalientes en cuanto a la separación de Checoslovaquia, que se llevó a cabo el 1 de enero de 1993. En eso ha coincidido obviamente la mayoría de los encuestados tanto en Chequia como en Eslovaquia. Así lo expresa Lada, una eslovaca de 45 años de edad.

Castillo de Praga | Foto: Pixabay,  Pixabay License
“Según mi opinión, lo que más merece una celebración es la forma pacífica de nuestra separación. Sobre todo, porque en el mundo de hoy es un fenómeno muy inhabitual e insólito. Creo que nuestra partición pacífica podría servir de ejemplo para todo el mundo. Hay que subrayar aún que a la división de la ex Checoslovaquia se oponía muchísima gente, más de la mitad de la nación”.

Su compatriota Eva hace hincapié en que el 1 de enero no debería conmemorarse como el día de la separación de Checoslovaquia, sino como el día de la creación de dos nuevos estados independientes: las Repúblicas Checa y Eslovaca.

“La partición de Checoslovaquia es según mi punto de vista un hecho histórico. En ese momento fueron creados dos Estados independientes, así que la celebración debería realizarse no solo por la partición, sino también por el surgimiento de dos nuevos países”, dice Eva.

Por su parte, el checo Petr, de 38 años, opina que en todo caso siempre hay que buscar lo positivo en cuanto a la separación.

“Para mí la partición no es nada que debería celebrarse. Pero creo que podría servir para un intercambio de culturas, cantar y servirse platos típicos del otro país. En fin, pensar en lo que nos trajo la partición. Pero eso sí, siempre muy felices y con risas”.

Chequia y Eslovaquia: sin y con el euro

Hace veinticinco años Chequia y Eslovaquia emprendieron su propio camino y durante esa época han llegado a varias decisiones diferentes en cuanto a su modo de vivir.

Una de las diferencias más visibles es el uso del euro. Eslovaquia introdujo la moneda comunitaria hace años y mucha gente se muestra contenta con ese paso, resalta Peter.

Foto: Štěpánka Budková,  Radio Prague International
“Como turista, cuando pago con euros en otros países, donde no se paga con euros, creo que es una ventaja para mí. Noto que Chequia no está a favor del euro, pero yo creo que es una ventaja”.

La verdad es que los checos mantienen una postura mucho más escéptica en cuanto al euro y la Unión Europea, en general, aunque hay quienes lo introducirían cuanto antes, como por ejemplo Petr.

“No entiendo por qué Chequia aún no paga con euros. Creo que para Eslovaquia es una gran ventaja. La introducción de euros allí fue muy suave y se hizo en un buen momento. En cambio, aquí en Chequia, el discurso es muy diferente, hay mucho populismo negativo con respecto al euro y la Unión Europea, en general, lo que me parece bastante estúpido. Tal vez esa es la diferencia, que aquí la gente se queja de todo y quiere mantener sus cosas nacionales, pero la mayor parte de nuestros negocios es con Europa, por eso deberíamos tener euros ya”.

Una hipotética reunificación resulta imposible

Lo que una vez se separó difícilmente se podrá reunificar. Así opina hoy la mayoría de los checos y eslovacos, si les preguntarán por una hipotética reunificación de ambos países.

Las generaciones mayores a lo mejor sienten una nostalgia por la antigua Checoslovaquia, pero la mayoría de los checos y eslovacos lo tienen claro: una reunificación no es el tema del día, según lo resume Ondřej.

Foto: Filip Jandourek,  ČRo
“Lo hecho, hecho está. Una hipotética reunificación es algo como si habláramos usando tiempo condicional y eso en la historia no existe. Yo creo que tanto los checos como los eslovacos estamos contentos porque seguimos manteniendo unas relaciones súper estrechas”.

La opinión del checo la comparte también la eslovaca Eva.

“No se me ocurre ninguna razón para reunificarnos de nuevo. A ver qué dicen las encuestas públicas. Pero por mí: no”.

Peter opina que una reunificación es innecesaria, ya que es suficiente que ambos países se hayan reencontrado en el marco de la Europa comunitaria.

“Estoy a favor de la reunificación, pero creo que ya no es posible bajo estas condiciones. Además, debo decir que nos hemos reunificado a nivel de la Unión Europea”.

Por su parte, el checo Petr resalta algunas ventajas que traería la reunificación.

“No sé si estamos preparados para hacerlo, porque hubo muchas emociones durante la separación. Pero yo votaría a favor de estar otra vez en Checoslovaquia, porque somos dos países pequeños con una cultura muy similar. Tal vez la organización de la federación debería ser un poco más justa para que los eslovacos se sintieran mejor”.

Pese al deseo de Petr, resulta casi seguro que en un futuro próximo la República Checa y Eslovaquia proseguirán su camino como dos países independientes, aunque siempre muy cercanos, sin duda.