“Tenía claro que quería volver a Chequia”

Francisco Lima, foto: Dominika Bernáthová

El profesor malagueño de español e inglés Francisco Lima llegó a la República Checa en 1999 para dar clases en un instituto en la ciudad de Hodonín. Aunque las circunstancias de la vida le hicieron volver a España, tenía claro que volvería en breve al corazón de Europa. En el espacio 'Praga Mía' habló de las tentaciones y las deficiencias de la República Checa, y compartirá asimismo las alegrías y las penas del profesor y guía turístico en este país.

Francisco Lima,  foto: Dominika Bernáthová
Tras licenciarse en Filología Hispánica e Inglesa, Francisco Lima anhelaba salir al extranjero para obtener experiencia y conocer la vida más allá de las fronteras de su país. La lista de destinos deseados fue encabezada por Gran Bretaña, pero antes apareció una plaza de profesor en la República Checa. El joven pedagogo tenía un gran reto por delante, ya que no fue ni en Praga ni en Brno donde iba a dar clases, sino en Hodonín, una ciudad con 25.000 habitantes situada al sur de Moravia. Aunque los principios en una ciudad nada cosmopólita no fueron precisamente fáciles, Francisco llegó a estar a gusto.

“Me enamoré del país y quise quedarme. Empecé a trabajar también en la universidad de Olomouc y conseguí un lectorado en la universidad de Ostrava a través de un progama de cooperación entre el Ministerio de Educación español y el Ministerio checo”.

Ostrava no demostró ser un destino precisamente favorable para integrarse y aprender el idioma checo, explica Francisco.

“No es que la gente sea mala, pero es una ciudad que no está acostumbrada a los extranjeros y es más duro. Por ejemplo, para aprender el idioma me costó mucho más trabajo. No había clases en la universidad para extranjeros. Las únicas que habían las organizaba el Ayuntamiento, pero estaban dirigidas fundamentalmente a inmigrantes del Este, eslavos que hablaban checo y solamente querían perfeccionar la gramática”.

En breve, Francisco recibió una oferta de lectorado en la ciudad polaca de Cracovia, una oportunidad que aprovechó. Después volvió a España donde trabajó de profesor de inglés y de español para extranjeros. No obstante, la República Checa siempre estaba en su mente, según afirma.

“Nunca perdí el contacto, tenía claro que quería volver aquí. A mí siempre me ha gustado vivir en otro país de Europa. La República Checa en particular, tiene sus defectos como todos los países, pero también muchos atractivos. Hay muchas grandes ventajas. El clima, por ejemplo. En invierno no, pero en verano lo adoro. Eso de que no me tenga que freír como en mi tierra, eso lo adoro. Luego la naturaleza es preciosa, muy verde, exuberante, muy generosa. Las estaciones del año están muy marcadas, a nivel panorámico y pictórico, es otro placer. De donde yo vengo prácticamente hay dos estaciones, el verano y el pseudo otoño”.

Opciones culturales que quieras

Praga,  foto: Kristýna Maková
Después de dos años en España decidió volver a Chequia, afincándose esta vez en Praga, una ciudad que desde el punto de vista cultural llega a producir hasta estrés, apunta.

“Es un estrés grato, que no sabes a dónde vas a acudir. Hay tantas opciones para tu tiempo libre. Solamente las culturales, lo que quieras. Teatro, cine, conciertos, música de todo tipo, exposiciones, actividades de todo tipo a nivel cultural. La biblioteca de alguna universidad que por lo visto no cierra ni de noche. Cosas que son impensables en otros lugares. También puedes practicar muchísimos tipos de deporte y en muchos casos a un precio bastante asequible”.

Mujeres guapas, modestas y trabajadoras

Otro de los atractivos del país lo representa la población femenina, que no destaca solamente por su físico, afirma Francisco.

“Te puedes encontrar con una mujer muy atractiva, y además bastante modesta, trabajadora y honesta, que no está contigo solo por ver el dinero que gana contigo o el beneficio que pueda obtener. Hay de todo como en todas las partes pero, en general, las experiencias han sido más positiva en este sentido”.

No todo son globos de colores. Francisco reconoce que en cuanto al nivel de vida, la República Checa aún tiene un camino por delante.

“La relación del salario que ganas y los alquileres son un problema continuo. Es el mayor problema que le encuentro. Luego está el tema del choque cultural de los inviernos y la falta de luz, que es mucho peor que el frío”.

Y cuando no falta, la luz también resulta ser un problema, explica Francisco.

“Esa alergía que las tenéis los checos a las cortinas y las persianas. Está un visillo, se ve todo desde fuera y a tí te entra toda la luz en cuanto amanece. No es que esté haciendo algo malo, pero es que estoy dentro de mi casa. Aquí parece que vas a hacer algo malo si pones unas cortinas. No es el Gran Hermano. Lo peor es cuando llega el verano y aquí amanece a las cinco de mañana”.

Praga,  photo: Annette Kraus
Además de trabajar de profesor de idiomas, Francisco se dedica a enseñar a los turistas las bellezas de la capital checa. Según afirma, el trabajo de guía turístico puede llegar a ser muy duro, sobre todo en invierno. Pero su experiencia es, en general, positiva y enriquecedora.

“Tengo que agradecer a muchos guías españoles y latinoamericanos, que me iniciaron en este mundo. Ya había tenido muy malas experiencias en otros lugares con compatriotas, por aquello de “un codazo aquí, yo te pisoteo aquí...” Sin embargo, allí descubrí mucha solidaridad y mucha humanidad, que me ayudaron aprendiendo y desarrollándome como guía. A ver, depende para qué empresa trabajes, con qué idioma y en qué condiciones. Es muy bonito porque te obliga a aprender de la historia, de la cultura, de la manera de pensar y de la arquitectura. Es satisfacer tu curiosidad a nivel personal y saber que te puede servir para tu trabajo. Es muy positivo, especialmente si eres un eterno estudiante como yo y tienes curiosidad por saber más cosas”.

La República Checa cuenta con visitas de cada vez más turistas hispanohablantes. Según afirma Francisco, el monumento estrella para todos los turistas, sigue siendo el Castillo de Praga. Pero cada uno encuentra algo, ya que Praga es un desfile de modelos a nivel arquitectónico, según afirma Francisco.

“Es una potencia barroca, es todo un banquete de gótico por todas partes, solo recovecos, rincones de las calles medievales, laberintos… De pronto, una zona que creías que la conoces te sorprende con un monumento que además evoca una época del pasado que te vuelve loco, que te interesa. La Segunda Guerra Mundial, el tema de Heydrich y los nazis, de Rodolfo II, los husitas, la época del comunismo… Siempre hay algo que te retrotrae a una época del pasado. Es la belleza de ver algo que estaba allí escondido y, de pronto, descubres el interior o esta zona por la que no habías llegado a pasar. He pasado por aquí veinte mil veces y no me he dado cuenta. Es como una mujer maravillosa, es guapa físicamente, pero a parte de esto tiene mucho más que descubrir. Quieres volver, quieres más”.

El destino estrella fuera de la capital checa es para Francisco la ciudad de Kutná Hora, situada aproximadamente a 80 kilómetros al este de Praga.

“Es mucho menos conocida, pero me encanta, porque adoro el gótico. Es una ciudad muy importante para la historia de este país. La Edad Media, las minas de plata y todo eso.”

Kutná Hora,  foto: Michal Trnka,  Radiodifusión Checa
Cuando no da vueltas por la capital checa con los turistas, Francisco enseña español a adolescentes en un instituto praguense. Éstas son sus impresiones.

“Echo de menos dar clases a los adultos, que es lo que he hecho más tiempo. No es que los adultos seamos perfectos, pero me manejo mejor. Los adolescentes checos se portan bastante mejor que la media de los españoles, pero no dejan de ser adolescentes. Puede ser un trabajo bastante duro. El tema del choque cultural se puede producir más fácilmente. Es importante que la dirección del centro de enseñanza te responda y te apoye”.

El español va ganando territorio en Chequia

Francisco se desenvuelve bien con la lengua checa, pero la gramática sigue siendo su enemigo número uno, especialmente las declinaciones. Aprecia la actitud de los checos de siempre motivar a los extranjeros para aprender su idioma. Al mismo tiempo destaca que el español va ganando cada vez más territorio en la sociedad checa.

“Hay muchas empresas donde el español tiene cada vez más peso, bueno es también que vengan los turistas, porque más checos se animan a ir aprendiendo español y se difunde la lengua española. No porque sea patriotero pero siempre te gusta cuando tu idioma se vaya poniendo en un lugar preferente con respecto a otros idiomas que siempre lo han tenido”.

A los que tienen Praga en la lista de los destinos donde emprender una aventura laboral, Francisco les avisa que hay oportunidades, pero los comienzos no suelen ser fáciles. Pero concluye que es un país por el que merece la pena luchar e intentar quedarse.