Los números de Fibonacci al servicio de la música

Omar Rojas Ruiz

Los números de Fibonacci siempre han obsesionado al compositor mexicano Omar Rojas Ruiz, quien hizo su maestría en Brno, en la Academia Janáček, y ahora está trabajando en su doctorado allí mismo. Lo novedoso es que él está vinculando este sistema matemático europeo con los números y calendarios maya y azteca, con la finalidad de crear música.

Omar Rojas Ruiz,  foto: Gonzalo Núñez
La sucesión de Fibonacci es una serie numérica casi imposible de explicar en pocas palabras que ha sido aplicada en diversos campos, no solo en el matemático. Por ejemplo, aparece hasta en ‘El Código Da Vinci’, de Dan Brown, como para ejemplificar su popularidad, y también ha despertado el interés de parte de músicos de todas las épocas.

Como Johann Sebastian Bach, sin ir más lejos. O como el mexicano Omar Rojas Ruiz, que realiza en Chequia sus estudios de posgrado, basado en esta serie infinita de números.

Pero partamos por el principio. ¿Cómo llegó Omar Rojas Ruiz hasta el corazón de Europa?

“En noviembre cumplo cuatro años viviendo acá. Originalmente yo no llegué a República Checa. Llegué a Eslovaquia por un concierto que tuve de una obra para dos guitarras, un concierto y un par de pláticas en el conservatorio de Košice. Pláticas sobre música latinoamericana y un poquito de lo que estaba trabajando en aquel entonces, de sistemas de composición, que más tarde se transformó en mi proyecto maestría. Una de las conferencias que tenía era en Brno, me encargaron una conferencia sobre música mexicana en la Academia Janaček de las Artes, JAMU. Fui a dar ahí la conferencia, me gustó mucho la escuela. Pregunté qué posibilidades tenía de estudiar ahí mi maestría. Me dijeron pues, hombre, si quieres estudiar aquí tienes que aprender checo. Dije ‘okay’, no sabía en la que me estaba metiendo. En siete meses logré aprender lo suficiente para pasar el examen y empecé a estudiar en octubre de 2007”.

Claro, reconoce que no le fue fácil aprender checo, pero como tiene talento para la música, lidiar contra este idioma a veces infernal se le dio un poco más fácil que a los demás.

Los números de Fibonacci
“Originalmente entré a las clases de checo que daban ahí en la facultad de música en JAMU, pero son clases para estudiantes Erasmus, generalmente, entonces son cosas muy básicas, para la vida diaria, hola cómo estás, para ir de compras, etc. Pues eso no era suficiente para lo que me pedían a mí para el examen. Tuve que aprender yo por mi cuenta, compré unos libros. Y escuchando a la gente. En aquel entonces salía con una chica eslovaca, con su familia, algunos de ellos vivieron mucho tiempo en Praga y ellos me ayudaban. Y escuchando fue como aprendí, así también aprendí eslovaco, que nunca lo estudié, lo aprendí escuchando, prácticamente”.

Y su primer objetivo, comenta satisfecho, ya lo ha logrado.

“Sí, la maestría la terminé hace poco más de un año, en junio de 2009 y me quedé aquí para hacer el doctorado. Es un doctorado en composición y teoría de la composición y estoy presentando una investigación que es sobre matemáticas aplicadas a la música con enfoque a los sistemas numéricos de la América Central prehispánica. Lo que son mayas y aztecas. Y estoy desarrollando un sistema de composición en base a esos números y en base a los calendarios tanto maya como azteca. Está bastante interesante el asunto, ahorita llevo trabajando más de un año y he encontrado cosas muy útiles para la composición y bueno, espero que lo pueda desarrollar más adelante”.

Dentro de lo posible, le pedimos a Omar Rojas Ruiz que explique en qué consiste su trabajo de investigación.

Omar Rojas Ruiz,  foto: Gonzalo Núñez
“En la maestría hice una investigación que era para hacer música con los números de Fibonacci y la serie de Lucas. Eso no es nada nuevo en la música, hay muchos compositores que lo han utilizado. Mi sistema en particular sí porque tiene algunas características, esa fue la crítica que me dieron en la defensa de la tesis, tiene unas características que son realmente únicas, inclusive hay por ahí planes para publicar y desarrollar un software para componer con ese sistema, los números de Fibonacci, que son el 1, 1, 2, 3, 5, 8, etcétera”.

Y ahora Omar Rojas trabaja en su doctorado, basado en los números de Fibonacci, de nuevo, pero adaptados a su condición de expatriado en Chequia.

“Yo tenía la inquietud, como latinoamericano aquí en la República Checa me entró un poco la nostalgia. Y me decía, bueno, si yo soy mexicano, latino, por qué tengo que trabajar con algo de Europa. Claro que me ha funcionado muy bien y estoy maravillado. Pero me entró una cuestión de escribir mucho sobre la historia de México, sobre las raíces, pero lo hacía con técnicas basadas en sistemas de numeración europeos. Ya más adelante me dije voy a intentar hacerlo con sistemas de numeración latinoamericanos a ver qué sucede”.

Y se lanzó a trabajar, investigando en los sistemas de numeración maya y azteca, aventura que le mantiene muy entusiasmado.

“Bueno, fue una aventura un poco arriesgada, pero ya empecé a escribir con los números mayas, no me he metido con los números aztecas, son muy similares, la numerología maya y la azteca, tienen algunas diferencias, en la numerología azteca no existe el cero y en la maya sí. Las grandes diferencias están más bien en los calendarios”.

En la actualidad, Omar Rojas Ruiz sigue trabajando en su doctorado y compone piezas basado en el sistema de Fibonacci, aplicado a los números mayas y aztecas. Y paralelamente organiza la parte musical del festival México 2010, que se celebrará en Praga y otras ciudades checas a fines de octubre, para conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución de su país, festival del que Radio Praga les irá informando oportunamente.