“El mercado checo está saturado de vino”

¿Cómo penetrar un mercado como el del vino en la República Checa, saturado de marcas de todo el mundo? Pues adaptándose a los gustos del consumidor. Así lo cree el empresario Rodrigo Schmidt, que ha regresado a Praga para fundar la compañía Productos Latinos, que apuesta por la calidad del vino chileno.

Rodrigo Schmidt
Rodrigo Schmidt es un empresario chileno que ya había vivido una temporada en la República Checa, dedicado al negocio de los vinos, pero por esas cosas del destino hace un par de años decidió volver a su patria. Sin embargo, no le duró mucho ese regreso a su terruño. El cariño que ya le tiene a la República Checa pudo más.

Así que hace unos meses decidió instalarse nuevamente en Praga y ahora pareciera que sí, para quedarse definitivamente, gracias a la empresa Productos Latinos, que ha fundado con dos socios, uno checo y otro panameño, que comenzó importando vino chileno al corazón de Europa.

“En un principio eso era lo difícil y es lo difícil, cuando tú comienzas una importadora: elegir los vinos, qué vinos vas a traer y cuánto, la cantidad, porque tú no puedes ofrecerle vino a tus clientes para que después te quedes sin alguno de los tipos de vino. Y eso en un principio es muy difícil de elegir, sobre todo para cada mercado tú tienes que saber qué vinos elegir. Y como yo ya tenía la experiencia de importar y vender en la República Checa, sabía qué mezcla hacer. Así que estamos trayendo básicamente dos líneas”.

La primera es un vino más económico que está destinado a convertirse en el vino de la casa de muchos restaurantes del país, comenta Rodrigo Schmidt.

“Una que se llama Campero que es muy económica, muy, muy económica, y los restaurantes y bares lo venden por copas, como el vino de la casa. Y es muy bueno, en relación precio-calidad es muy conveniente, muy bueno. Por algo nos ha ido bien, en un período de dos meses tuvimos que hacer un nuevo pedido de este vino, que ya viene en camino desde Chile”.

El otro vino es un poco más elitista, ya que apunta a otro tipo de mercado, puntualiza.

“Y tenemos la otra línea, que ya es de más calidad, que se llama Teillery. Ese vino tiene la gracia que además de ser calidad, tiene dos extras: es un vino orgánico, ecológico, y está incluido en lo que se denomina ‘fair trade’, comercio justo, lo que significa que apoya a los productores del tercer mundo. Esta viña tiene esos dos conceptos, lo que es muy difícil de conseguir. Y esa línea ya es un vino de mayor calidad que va a las cartas y la gente lo pide por botella para disfrutarlo con las diferentes comidas”.

Rodrigo Schmidt  (a la izquierda)
Rodrigo Schmidt reconoce que con ese vino le ha costado más penetrar el complicado mercado checo.

“Ha estado más difícil, porque el precio es más alto. Pero sí, nos ha ido bien. Ya se está poniendo en diferentes cartas en distintos restaurantes. Porque tú sabes que no es tan fácil, no es llegar y poner los vinos en las cartas, los restaurantes tienen que cambiar el menú, ahí llega la oportunidad y hay que esperarla para poder poner tu vino en las cartas. Está funcionando bien, creo. Sobre todo, como son orgánicos, lo que acá llaman bio, ha provocado mucho interés, ya que el mercado de los productos bio es muy grande en este país”.

Carmenére, cabernet sauvignon, syrah, chardonnay y algunas mezclas son los tipos de mostos que importa Rodrigo Schmidt, un convencido de que el vino chileno tiene todavía cabida en el mercado checo.

“Tenemos la suerte de tener un clima privilegiado que hace que la fruta de Chile sea muy buena. Hablamos de la fruta en general porque la uva, no solo con la que haces el vino, y la fruta en general es de muy buena calidad. Y eso hace que tengamos muy buen vino, el resto es la producción del vino. Pero tenemos las condiciones para hacer un buen vino, un vino económico de muy buena calidad. Y a ese nivel, Chile es lo mejor que hay”.

En ese sentido, cree que a pesar de la saturación del mercado del vino en Chequia, tiene posibilidades de salir adelante con su empresa, por las propias cualidades del vino chileno.

“El mercado no solo del vino chileno sino que de todos los países productores está saturado en la República Checa. Sabemos que los checos tienen vino, toda Europa del Este, Alemania, Austria, todos tienen vino, y además de los del Nuevo Mundo, está saturado de vino. Por eso fue una jugada muy arriesgada abrir esta compañía y que fuera exitosa, porque hay un sobre stock de vino acá. Pero como ya tenía clientes y mis socios ya tenían clientes, nos ha ido mejor de lo que yo esperaba, así que esperemos que siga así”.

Rodrigo Schmidt
Además, la idea es usar Praga como centro de distribución hacia otros países de la región, ya que República Checa “es un mercado interesante, pero son solo diez millones de habitantes”, agrega.

En un futuro cercano, a Rodrigo Schmidt y sus dos socios les gustaría abrir una tienda de Productos Latinos en Praga.

“Otra de las proyecciones que nos gustaría, sería como un sueño, es tener nuestra propia tienda con los vinos y con otros productos latinos. No una tienda muy grande, algo chico, y que la gente pueda ir a compra nuestros productos en la tienda, que esté bien ubicada, en un buen sector en Praga, y que el público pueda compra directamente ahí”.

Rodrigo Schmidt reconoce que es muy difícil el mercado del vino en la República Checa, por eso quiere empezar de a poco, sin ponerse metas muy altas. Y si después las cosas funcionan, espera poder empezar a traer más productos latinos al país.

Sabe que se trata de una apuesta arriesgada, pero una vida sin riesgos no es digna de ser vivida, sentencia.

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