Oldrich Kulhánek diseñó los billetes de la República Checa

Billetes de la República Checa

En esta edición les ofreceremos la semblanza del artista gráfico checo, Oldrich Kulhánek. Durante el período totalitario, sus láminas gráficas fueron prisioneras de un proceso kafkiano y su autor conoció la temible cárcel de Ruzyne, en Praga.Hoy en día circulan en este país millones de reproducciones de sus obras. Y es que Oldrich Kulhánek diseñó los billetes actualmente en circulación en la República Checa.

Quizás en el ajetreo cotidiano los checos ni siquiera se den cuenta de que los billetes con los que pagan sus compras diarias son pequeñas obras maestras que representan en grabados extraordinariamente logrados a Santa Inés Checa, al emperador romano germano y rey checo Carlos IV, a Juan Amos Comenio, a la escritora Bozena Nemcová, al historiador Frantisek Palacký y al primer presidente checoslovaco Tomás Garrigue Masaryk.

La serie completa de los billetes del nuevo Estado Checo independiente, surgido en 1993 tras la desintegración de Checoslovaquia, fue diseñada por Oldrich Kulhánek, artista nacido en 1940 y ex preso de conciencia del régimen comunista.

Fue un trabajo héctico. Una emisión de billetes suele hacerse en el mundo durante dos o tres años. Sin embargo, Oldrich Kulhánek tuvo que diseñarlos en un año y medio.

Oldrich Kulhánek ya había realizado diseños de billetes en los años 70, y con ello está relacionada una curiosa historia. En 1971 la policía secreta del régimen comunista encarceló a Oldrich Kulhánek en la prisión de Ruzyne, en Praga. El artista era sometido a incesantes interrogatorios sobre sus láminas gráficas con las que supuestamente habría ultrajado a los dirigentes de los países comunistas.

En aquel entonces fue convocado un concurso anónimo para nuevos billetes checoslovacos. El tema era bonito: el altar del tallista Pablo de Levoca y la sierra de los Altos Tatras.Ganó el concurso Oldrich Kulhánek, persona non grata, y desde entonces las autoridades comunistas prohibieron convocar a concursos anónimos para diseñar nuevos billetes.

Kulhánek fue amnistiado por decisión del Presidente de la República, pero en 1973 empezó un proceso kafkiano en el que figuraban como reos 11 láminas gráficas suyas. Kulhánek figuró en el proceso como "testigo de la acusación".

El tribunal dictó una sentencia condenatoria contra las láminas gráficas que debían ser quemadas. Sin embargo, según trascendió, los jueces hurtaron todas las obras condenadas.

Cuando la policía secreta soltó a Oldrich Kulhánek de sus garras, durante diez años no pudo exhibir sus obras. Tan sólo a principios de los ochenta se le presentó la oportunidad de mostrar sus láminas gráficas de vez en cuando en galerías regionales, pero invariablemente la exposición que debía durar tres semanas, era clausurada por las autoridades comunistas al cabo de una semana.

En la etapa más difícil de su vida, Oldrich Kulhánek contó con la solidaridad de intelectuales occidentales por cuyo intermedio las obras del artista pudieron salir por vías clandestinas de la Checoslovaquia comunista. En la larga lista figuran médicos, profesores y galeristas de Berlín, París, Chicago y Leyden. Un ciclo de sus obras que salió clandestinamente del país fue incorporado a las colecciones del Centro Georges Pompidou, de París.

En 1989 llegó la Revolución de Terciopelo con todos sus dramáticos cambios. Cesó la persecución política y quizás por eso el artista percibiera entonces de manera más aguda los eternos problemas del ser humano. En los 90, en la creación de Oldrich Kulhánek destaca el ciclo de litografías "Ecce homo". El artista afirma que el objeto de su arte sigue siendo el hombre y su vida en círculo, en espiral o dando volteretas.

La lista de colecciones que cuentan en su acervo con láminas gráficas de Oldrich Kulhánek es impresionante: La Albertina en Viena, la Biblioteca Real de Bruselas, la Librería del Congreso de Washington, la Universidad de Chicago, el Museo del Arte de Cincinnati, el Real Museo de Bellas Artes de Copenhague...Y también una serie de coleccionistas privados poseen obras de Oldrich Kulhánek, artista que rechaza el concepto del arte como una "bella mentira".