Frantisek Moric Nágl

Frantisek Moric Nágl

En uno de los extremos de la plaza de la ciudad morava de Telc yace en el suelo una lápida conmemorativa al pintor Frantisek Moric Nágl, oriundo de la cercana aldea de Kostelní Myslová. La lápida se encuentra en el lugar donde el artista solía instalar su caballete para plasmar e inmortalizar en su obra la belleza de la ciudad de Telc. Entonces Frantisek Moric Nágl, estaba lejos de imaginarse lo que el destino le iba a deparar. En los tiempos de la Segunda Guerra Mundial fue enviado con su familia al campo de concentración de Auschwitz, en el que en aquél entonces encontraron la muerte miles de judíos de toda Europa.

Frantisek Moric Nágl nació en 1889 en la localidad de Kostelní Myslová, donde su familia vivía, por muchas generaciones, en una gran finca. En este poblado, cercano a la ciudad de Telc, Nágl pasó la mayor parte de su vida.

A pesar de haber crecido en una finca, las faenas agrícolas no eran lo que más atraía a Nágl. Le gustaba salir al campo y pintar, reflejando en sus obras la naturaleza virgen de esa zona morava. Estudió pintura en Praga, pero permaneció fiel a su región natal y en ella se instaló posteriormente con su esposa Vlasta, una destacada violinista de Praga.

En 1921 nació Vera, su primera hija, y un año más tarde Miloslav. La familia Nágl era conocida y respetada en la zona, especialmente por participar activamente en la vida cultural local.

Como un rayo del cielo llegó en marzo de 1939 la ocupación de los territorios de Bohemia y Moravia por los nazis. A raíz de las medidas dirigidas contra los judíos, la familia Nágl se vio obligada a abandonar su finca marchándose a vivir en la ciudad de Telc.

Aún en esas difíciles condiciones Frantisek Moric Nágl solía instalarse con frecuencia en la plaza mayor de la ciudad de Telc y pintar el hermoso paisaje local con el palacio y los edificios renacentistas que rodean la plaza. A esa labor se dedicaba también cuando en la primavera de 1940 fue detenido por la gestapo y enviado a prisión por seis meses.

Como señalara el actual alcalde de la ciudad de Telc, Václav Jehlicka, "para el pintor Nágl ese sería el comienzo de un trágico final".

"Fue detenido en medio de sus actividades artísticas, en medio de un proceso sumamente pacífico. Fue encarcelado y posteriormente enviado con toda su familia al campo nazi de exterminio masivo. Todo ello por el único hecho de ser judío".

Los nazis no se conformaron con haber mantenido a Frantisek Moric Nágl durante un tiempo en una de las más temidas cárceles en la ciudad morava de Brno. En el año 1942, el artista fue enviado con su familia y con otros 650 judíos de la región al ghetto de Terezín.

También allí Nágl continuó pintando, aunque sus obras de aquél entonces son muy distintas a los cuadros de los tiempos anteriores. Nágl fue reflejando en sus dibujos el ambiente de Terezín, los cuartos llenos de gente, los tristes rincones de los patios locales a los que los judíos internados en el lugar salían a coger un poco de aire.

En otoño de 1943, los nazis enviaron al hijo de Nágl, Miloslav, al campo de exterminio de Auswitz, terminando su vida en las cámaras de gas. Miloslav tenía entonces 20 años de edad. Un año más tarde, en octubre de 1944, fueron enviados a Auswitz también el pintor Frantisek Moric Nágl, su esposa y su hija. Sus días ya estaban contados.

En los años cincuenta del siglo XX, años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en los recintos del antiguo ghetto judío de Terezín, en un escondite detrás de un muro, fueron descubiertos por casualidad 254 dibujos que su autor, Frantisek Moric Nágl, había escondido allí de los nazis.

Una parte de los dibujos se encuentra actualmente en el Museo Hebreo de Praga, otra forma parte de las colecciones instaladas en Terezín. El significado de los dibujos de Nágl lo destacó hace poco en Telc el profesor Felix Kolmer, uno de los judíos que lograron sobrevivir Terezín y Auswitz.

"Los dibujos del pintor Nágl les ayudaban a los presos de Terezín a sobrevivir las difíciles condiciones del ghetto y a comprender que fuera de sus paredes la vida podría ser mucho más rica. Este tipo de cultura les ayudaba a los presos de Terezín en su resistencia contra los nazis. Y uno de los mayores méritos del pintor Nágl es que impulsó la formación y la propagación de ese movimiento de resistencia cultural en Terezín".