Turistas traen dinero y alboroto

Туристы в центре Праги, Фото: Ондржей Томшу, Чешское радио
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El turismo trae un beneficio de doble filo: elevadas ganancias, por un lado, y la pérdida de tranquilidad para los habitantes locales, por otro.

Puente de Carlos | Foto:  Ondřej Tomšů,  Radio Prague International
En la temporada alta se disparan las ganancias de restaurantes, hoteles y de las arcas municipales, en general, de los puntos de interés más atractivos checos, como Praga y Český Krumlov.

Sin embargo, la acumulación de miles de turistas en estos lugares tiene su cara oculta: el alboroto y la pérdida de tranquilidad para los habitantes locales.

La situación es crítica en el casco histórico de la metrópoli checa, según subraya el vicealcalde de Praga 1, Daniel Hodek.

“En algunas partes los habitantes están gritando ¡socorro! desesperadamente, porque hay localidades donde no se puede dormir. Incluso en las zonas residenciales anteriormente tranquilas, donde han surgido tantos bares nocturnos que las convirtieron en un mero centro de diversión. Muchos habitantes se habían instalado allí sin saber que estas zonas cambiarían de esa forma”.

Daniel Hodek,  foto: Jana Trpišovská,  ČRo
La diversión de los turistas versus la tranquilidad de los habitantes locales. Este eterno problema se agudizó aún más tras la reciente entrada en vigor de la ley antitabaco que hizo salir a los fumadores de los bares y restaurantes a la calle, según subraya el vicepresidente de la Asociación de las Oficinas de Turismo, Jan Papež.

“Creo que ese es el problema principal, si hablamos de ruido en el centro. La ley antitabaco hizo salir a los fumadores a la calle, sobre todo por la noche. Otra cosa es que la ciudad tiene los medios de regulación, o sea el municipio puede permitir o prohibir la instalación de un nuevo bar. La gente tuvo que salir de los bares, pero las calles no están preparadas para acogerla”.

Jan Papež se queja del insuficiente trabajo de la Policía Municipal.

“En algunas partes los habitantes están gritando ¡socorro! desesperadamente, porque hay localidades donde no se puede dormir”.

“Si la Policía puede estar muy activa en cuanto a las multas de aparcamiento y no duda en llevarse los coches con grúa, podría ser más rigurosa en cuanto a otras infracciones. Creo que su labor es insuficiente y debería ser más severa a la hora de multar a los que provocan alboroto en las calles”.

El vicepresidente indicó que lo que sucede en las calles de Praga es sin precedente en otras capitales europeas.

“No puedo imaginarme que lo que sucede en algunas calles de Praga sucedería en las calles de París, Londres u otras metrópolis. La Policía allí impondría multas tan elevadas que nadie se atrevería a hacerlo”.

Foto ilustrativa: ČT
Por su parte, el vicealcalde señaló que el problema es que Praga sufre una gran escasez de policías municipales.

“No logramos reclutar el número necesario de policías a largo plazo. Además, es verdad que nadie respeta a los policías. Pero si contamos a diario con apenas 30 policías que deben vigilar todo el centro de Praga, incluidos los que están emplazados en las comisarías, es una catástrofe”.

Daniel Hodek agregó que no hay que temer a la introducción de más restricciones para mantener el orden en las calles.

“En Machu Picchu, en Perú, el turista debe comprar la entrada con antelación, para las horas de mañana o para la tarde, y si se pasa de tiempo, es sancionado”.

“Nosotros tememos introducir restricciones. Pero es algo muy normal al occidente de nuestras fronteras, a diferencia del este, como se suele decir. Todo lo contrario, en el este suele haber anarquía, más que otra cosa”.

Una de las posibilidades para tranquilizar la situación sería crear una zona de diversión despoblada, medida que dio buenos resultados en otras ciudades, según indicó Papež.

Jan Papež,  foto: Jana Trpišovská,  ČRo
“En algunas ciudades esto ayudó a salvar la situación. Se escogió una calle despoblada y el ruido y la diversión se desviaron allí. Los que recorremos el mundo, sabemos que calles parecidas existen en Hong Kong, Tokio y Bangkok, por ejemplo. Allí no vive nadie y todo es más simple. Creo que no es una idea mala, la cuestión es si en Praga existe parecida zona”.

No existe, contesta de una vez el vicealcalde de Praga 1 que tildó parecido proyecto de utópico en la metrópoli checa.

La Asociación pide además la introducción de reglas más severas para los usuarios de las plataformas de alojamiento compartido, como Airbnb.

“No puedo imaginarme que lo que sucede en algunas calles de Praga sucedería en las calles de París, Londres u otras metrópolis”.

Estas plataformas carecen de un control eficaz y precisamente de allí se reclutan los turistas que más alboroto causan en las calles, según indicó Jan Papež.

“En cuanto a Airbnb no hay que inventar cosas nuevas. Basta con aplicar lo que ya existe. Los que ofrecen alojamiento pagado para turistas, se ven obligados a registrarlos y pagar impuestos. Pero esta obligación se suele eludir y las autoridades lo pasan por alto”.

Foto: Ondřej Tomšů
Otro de los problemas es la regulación del flujo de turistas para evitar grandes acumulaciones de gente.

En este sentido, la República Checa podría buscar inspiración en el mundo latino, según indicó el vicepresidente de la Asociación de las Oficinas de Turismo, Jan Papež.

“Miren, en Machu Picchu, en Perú, el turista debe comprar la entrada con antelación, para las horas de mañana o para la tarde, y si se pasa de tiempo, es sancionado de alguna forma, tiene que presentar su pasaporte, etc”.

Este problema está afrontando actualmente el Castillo de Praga. A la entrada de uno de los monumentos checos más concurridos suelen haber largas colas de turistas después de la reciente instalación de los marcos de seguridad por los que deben pasar.

“En algunas ciudades ayudó que se escogió una calle despoblada y el ruido y la diversión se desviaron allí”.

“Si el turista tuviera que comprar con antelación la entrada al Castillo de Praga y apuntarse por Internet, no habría tantas colas”, destaca Papež.

La Asociación además pide durante los fines de semana anular las zonas azules para aparcar, o sea las zonas reservadas para automóviles de residentes de los respectivos barrios praguenses para que pudieran ser aprovechadas por los turistas los fines de semana, cuando muchas veces quedan vacías, ya que los praguenses suelen salir a sus casas de campo y chaléts.

Sin embargo, Praga por el momento no piensa introducir ningún tipo de regulación o cambio en este sentido, según dijo el vicealcalde de Praga 1, Daniel Hodek.