‘The Play’, una película chilena sobre la política, el amor y el teatro checos

Foto: Film & Roll

La última película del director chileno Alejandro Fernández Almendras es un drama romántico ambientado en la República Checa.

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Un director de teatro, cansado de representar obras sin substancia para el gran público, lo arriesga todo en una actualización de ‘Fedra’, adaptada de Eurípides por Miguel de Unamuno en 1930. El tema de la obra son las opacas privatizaciones que marcaron la vida pública en la República Checa durante los años 90. La historia viene además marcada por una serie de difíciles decisiones en su vida sentimental.

Este es el argumento de ‘The Play’, la última película del director chileno Alejandro Fernández Almendras, rodada en la República Checa, en idioma checo, y con un equipo a medias chileno y a medias local. El proceso de rodaje fue vertiginoso y duró apenas dos semanas, nos cuenta Fernández Almendras en entrevista para Radio Praga.

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“Mi película anterior la rodamos en 10 días, esta la rodamos en 14, así que no estuvo tan mal por ese lado. Fueron 14 días en enero, estuvimos todo el mes de enero en Kladno y unos pocos días en Praga. Fue mucho trabajo, corriendo de un lado a otro, pero por suerte pudimos hacerlo todo. Tuvimos un equipo extraordinario. Creo que los técnicos checos están verdaderamente a otro nivel, los actores también. Son gente súper comprometida con el trabajo, súper generosa. Imagínate, yo dirigiendo una película en checo y confiando plenamente en ellos para los temas de actuación. Fue muy grato, fue un proceso muy bueno”.

Se trata de hecho de un proyecto modesto, que ha buscado financiación en Chile, Francia, Chequia y Corea del Sur, y que ha contado con un presupuesto de solo 100.000 euros para el rodaje.

The Play’ se estrenará el 18 de mayo en el festival de Jeonju, en Corea del Sur, y posteriormente se espera que llegue a las pantallas del resto del mundo, incluida la República Checa.

Menos medios no significa menos profesionalidad. Alejandro Fernández Almendras es conocido por ganar dos premios en el festival de Sundance con ‘Huacho’ y ‘Matar a un Hombre’, y por representar además a Chile en los premios Oscar y los Goya. En esta película ha contado además con mayor libertad para trabajar, lo que le ha permitido innovar y aportar más naturalidad al resultado.

De hecho un signo de calidad es la presencia en el papel protagonista del actor checo Jiří Mádl, uno de los más conocidos del país. Fernández Almendras se vio, por cierto, en la tesitura de trabajar con un guion en checo, idioma que no conoce, y por tanto de juzgar el trabajo de unos actores que hablaban en otra lengua.

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Esto, lejos de representar un inconveniente, le abrió al director nuevas perspectivas, nos cuenta.

“Después de un tiempo, y conociendo bien el texto y fonéticamente cómo suena, uno entiende, uno ve la interpretación más allá de las palabras. Y como digo el equipo fue súper generoso y uno estaba siempre rodeado de gente. Eso me permitió buscar otras cosas dentro de la misma película, de la misma actuación, ir abriéndome a otras formas de pensar el cine. Para mí era como ver una película de los años 60 de Forman. Era la misma sensación. Me encantan esas películas, pero claro, si no tengo subtítulos no las entiendo”.

Una conexión chileno-checa

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Precisamente todo el proyecto puede considerarse en cierta manera un homenaje de Fernández Almendras al cine checo de los años 60 o, al menos, al situarse la acción en Chequia, el trabajo fue por ese camino.

“Por eso la película también está en blanco y negro, tiene un formato de película antigua, de esas películas que me gustaron desde hace mucho tiempo y me marcaron también como cineasta. Es un homenaje a ese cine que uno lo mira desde ahora y es bien artesanal pero que tiene una autenticidad que me interesa capturar que es el cine de la Nueva Ola en toda Europa y especialmente en la República Checa”.

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La idea de rodar una película ambientada en la República Checa no surgió de la nada. Alejandro Fernández Almendras posee vínculos familiares con el país, nos comenta.

“Yo tengo una novia checa que es la madre de mi hijo más pequeño, que tiene cuatro meses, es mitad checo. Y parte de la familia de mi mujer está vinculada al teatro en la República Checa. A mí me parecía casi como una película familiar, como una posibilidad de estar ahí un tiempo, de acercarme un poco a la cultura checa, y dejarla como testimonio para mi hijo, para que la vea cuando sea grande y vea que papá se la hizo”.

La privatización como hecho universal

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Aunque ‘The Play’ es en sí misma un puente entre dos países, se apoya en temas universales que traspasan toda nacionalidad: las relaciones amorosas, las complicaciones de un artista ante una obra que no es bien recibida, y la apropiación de los recursos públicos por parte de particulares.

Sobre esto último, la obra de teatro que adapta el protagonista incide en este episodio de la historia checa, y aunque no es lo más importante de la película, crea una conexión con la realidad chilena, argumenta Alejandro Fernández Almendras.

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“Es una película muy íntima, muy de sentimiento, que cruza un poco también el tema más político hasta cierto punto, pero es bastante tangencial, no es lo central. Y partiendo de la base también de que el fenómeno se repite en diversas partes del mundo. Ese proceso de expropiación del bien común en pos de unos pocos se dio en varias partes de distintas maneras. En Chile también tenemos esta experiencia muy patente. Eso de tener un empresario millonario de presidente del país no es una rareza”.

Abundando en esta idea, para el director los procesos de privatización fueron un fenómeno general y caracterizan además a buena parte de las fortunas actuales en América Latina.

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“Tenemos un presidente cuya fortuna viene de ahí también. No olvidemos que fue dueño de una empresa que en su momento fue monopolio y que era del Estado, la mayor aerolínea. O sea, Piñera también viene de ahí, como a la mayoría de las fortunas latinoamericanas, la de Carlos Gil también en México. Son procesos que fueron similares en los años 80 y 90 en todo el mundo y que tienen que ver con esos procesos de privatizaciones poco transparentes, que beneficiaron a la gente que tenía el capital a mano o los instrumentos. En el caso chileno fue ser pariente o tener contactos en la dictadura lo que favoreció esas apropiaciones”.

Autor: Carlos Ferrer
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