Psicólogos checos emplean el biofeedback, un método experimental caro y discutido

Algunas personas en Chequia elijen un tratamiento alternativo y que parece de ciencia ficción para tratar enfermedades como el insomnio, la depresión, la epilepsia, la migraña o problemas de concentración. Un juego de ordenador controlado directamente por el cerebro mejora su funcionamiento.

Ivan David
El biofeedback es como se conoce a una serie de tratamientos surgidos en los 60 en Estados Unidos en los que se miden la actividad de funciones mentales o corporales y se trabaja sobre ellas de diferentes maneras, según explica el psiquiatra Ivan David.

“Podemos decir que el biofeedback es un método que se caracteriza porque mide alguna función corporal, alguna que sufra cambios repentinos o periódicos, por ejemplo, puede ser del pulso, de la tensión arterial, la temperatura, el electroencefalograma, la sensibilidad de la piel, etc. y aporta una información a la persona sobre esa función en cuestión”.

En la República Checa se está utilizando un método, conocido como EEG Biofeedback para tratar trastornos mentales. Las ondas cerebrales producen una actividad eléctrica medible y los defensores de ese tratamiento dicen poder controlar su comportamiento.

El psicólgo Jiří Tyl cuenta qué consigue el EEG Biofeedback.

Jiří Tyl
“Es una corriente independiente que se sitúa entre la farmacoterapia en medicina y la psicoterapia en psicología, ya que es un método de autorregulación, de autocontrol. Los resultados los consigue el propio paciente”.

Para conseguirlo se utilizan juegos de ordenador. Por ejemplo hay que guiar un automóvil por una carretera, pero éste no se controla con un mando o un volante, sino con las señales que emite el propio cerebro, a través de sensores colocados en la cabeza, como cuenta Tyl.

“No es que tengas que dirigir el vehículo a la izquierda o la derecha, sino que los parámetros de este juego se corresponden con lo que en EEG consideramos importante desde el punto de vista de necesidades personales. Quiere decir que tenemos conducirlo tranquilos, si nos ponemos nerviosos, el auto se detiene. Si decae la atención, el auto se sale del trazado, y cosas así. Cada 300 milésimas, la señal se actualiza. Es un ejercicio para el cerebro. Con esa información que recibe intenta cambiar su comportamiento para adaptarse y lograr éxito. A veces el sistema no funciona, así que lo dejamos. Pero cuando funciona, el cerebro se fortalece”.

Jiří Tyl fue el precursor en Chequia de esta tendencia que conoció en los Estados Unidos. El Ministerio de Salud checo le apoyó económicamente para que se implantara en el país. Tyl recuerda cómo descubrió el EEG Biofeedback.

“Estuve dos semestres en los Estados Unidos en un instituto de psicoanálisis. Entre los muchos métodos que allí se probaban, trajeron este. Era un juego de control, si no te concentrabas, el auto se paraba, si te ponías nervioso también. La verdad que no me pareció muy efectivo. Pero a la mañana siguiente me levanté como si tuviera instalado un ordenador. Caminaba muy rápido, no llegaba tarde, estaba muy atento a todo”.

Muchos pacientes reconocen la ayuda que han recibido por este método después de haber probado con muchos otros más tradicionales. Especialmente funciona en niños alrededor de los cinco años, dicen, por la capacidad de adaptación que tiene el cerebro a esa edad. A él han recurrido, reconoce Tyl, incluso personas sin problemas, pero que querían mejorar sus capacidades mentales.

Foto: ČT24
Sin embargo, el método experimental también tiene sus detractores. Médicos como Ivan David consideran que el rango de pacientes para quienes puede ser útil es más pequeño de lo que dicen los defensores del EEG.

“Yo diría que vale para enfermedades de origen psicosomático, relacionadas con los biorritmos, pero se está utilizando para otras enfermedades para las que los resultados son discutibles”.

Josef Syka, del departamento de medicina experimental de la Academia de Ciencias, expone también su punto de vista escéptico al respecto.

“El método del biofeedback tiene su aplicación médica para mejorar por ejemplo la atención de los niños, o para enfermedades como algunos tipos de epilepsia o incontinencia. Pero de momento tenemos muy poca información de su funcionamiento. El problema es que para algunos tratamientos hacen falta decenas de sesiones que duran una hora cada una o más y el efecto puede no ser muy importante, a menudo menor que el del tratamiento con fármacos”.

Otro factor negativo sin duda del biofeedback es su alto coste por sesión. Un tratamiento completo sale como mínimo por varios cientos o miles de euros.