¡Qué vienen los rusos!

¡Qué vienen los rusos! ¡Qué vienen los rusos! Fue el título de una gran comedia estadounidense de 1966 en la que un submarino ruso encalla en la costa norteamericana. Sus tripulantes salen a pedir ayuda, y los habitantes del lugar creen que se trata de una invasión. Un situación muy diferente han registrado los Servicios de Inteligencia checos que han puesto, muy en serio, su voz de alarma ¡Qué vienen los rusos!

Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre contra EE.UU. el primer ministro checo, Milos Zeman, solicitó que la OTAN acepte a Rusia en sus filas, al tiempo que la alianza antiterrorista busca que Moscú se sume a su lucha.

Independientemente de estas actividades de acercamiento, el Servicio de Inteligencia checo, en su informe sobre el año 2000, advirtió que las agencias rusas de espionaje tratan de infiltrar a sus agentes en los Ministerios, redes de comunicación y Ejército checos.

En el informe del Servicio de Inteligencia checo se dice que los agentes rusos tratan de crear una fuerte red de espionaje capaz de actuar en las instituciones públicas checas.

Según se desprende del informe, una de las tareas de los espías rusos es crear malestar entre la población con campañas de desinformación, a la vez que tratarán de desprestigiar a la República Checa a nivel internacional.

Los especialistas coinciden en que, después de la entrada de la República Checa a la OTAN, el país se ha convertido en uno de los destinos preferidos de los Servicios Secretos. Algunos agentes sostienen que Praga es una especie de central de los Servicios de Inteligencia internacionales que monitorean Europa Central y del Este.

A pesar de que algunos sectores políticos han tratado de restar importancia al informe del Servicio Secreto checo, cabe recordar que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue agente del KGB y en su momento dijo que la República Checa es uno de los países del Este "categoría tres" lo que quiere decir que mantiene una postura muy diferente a la de Moscú, por lo que resulta indispensable vigilarla.

Autor: Federico Picado
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