¡No coman plátanos!

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‘¡Por unas bananas justas!’ es la campaña lanzada por la Asociación para el Comercio Justo para advertir sobre los daños que provocan las plantaciones de esta fruta sobre sus trabajadores y el medio ambiente en países latinoamericanos y africanos. En la actualidad, en la República Checa no hay donde adquirir ‘plátanos justos’.

El banano es la segunda fruta más consumida en la República Checa, y la primera de la Unión Europea, adonde llegan cada año unos cinco millones de toneladas procedentes de países como Ecuador, Colombia, Camerún y Costa Rica, pero también de Panamá o República Dominicana.

Foto: archivo de Radio Praga
Barbora Mrázková, coordinadora de la Campaña ‘¡Por unas Bananas Justas!’ alarma sobre las grandes injusticias que tienen lugar en las plantaciones y destaca fundamentalmente dos problemas. El primero medioambiental, como cuenta.

“El uso de pesticidas en grandes cantidades contamina los terrenos, y las reservas acuíferas, afectando al pescado, los animales, alimentos y al mismo agua que consumen los trabajadores de las plantaciones en su vida cotidiana. Estas sustancias se van acumulando en el organismo provocando enfermedades como cáncer, infertilidad, de la piel, digestivas o de visión, entre otras”.

El segundo, social, continúa explicando Barbora Mrázková.

Barbora Mrázková,  foto: www.fairtrade.cz
“Los plátanos proceden de países con una legislación muy débil. Los trabajadores laboran en jornadas demasiado largas con salarios abusivos que no dan para vivir. En Nicaragua, por ejemplo, cobran alrededor de un euro al día. Hay despidos sin previo aviso, explotación infantil y abusos de tipo sexual a las mujeres. Los propietarios de las plantaciones utilizan con frecuencia la violencia e incluso se cometen asesinatos impunemente cuando un trabajador se rebela”.

El plácido consumidor europeo no se imagina lo que provoca su, en teoría, inocente acción de acercarse a una tienda a comprar plátanos, dice la Asociación para el Comercio Justo. Las ventas mundiales de esta fruta están controladas en un 80 por ciento por cinco grandes empresas: Dole, Chiquita, Del Monte, Noboa y Fyffes, según enumera la asociación. Estas compañías compran principalmente el producto a plantaciones de los países productores y por las que, al no ser de su propiedad, no tienen que preocuparse por las condiciones en el cultivo, denuncia la Asociación por un Comercio Justo.

El sello de comercio justo
Un panorama desolador contra el que de momento, los consumidores checos de bananas, que son cuatro de cada cinco, no tienen alternativa. La Asociación por un Comercio Justo quiere actuar en tres frentes para que eso pueda cambiar en un futuro próximo: el propio consumidor, vendedores minoristas y el Gobierno, como relata Barbora Mrázková.

“Vamos a mentalizar al consumidor y a lanzar un sello ‘Fair Trade’, de comercio justo, que garantice que en la producción de bananos se han cumplido unos estándares éticos y que también respeta límites en el uso de pesticidas. De momento, en Chequia por desgracia solo la cadena Interspar ofrece en ocasiones bananas de este tipo. Hay que hacer presión sobre los supermercados para que la ofrezcan y también queremos contactar con el Gobierno porque es importante que haya por parte de las empresas un comportamiento responsable”.

Según la Asociación para un Comercio Justo, uno de cada tres consumidores checos preferiría un producto con la garantía de que en su elaboración han sido respetados los derechos humanos y laborales. Siendo así, puede que efectivamente aparezcan ‘bananas justas’ en las tiendas del país, ya que la fuerza del mercado es la única con efectos inmediatos.

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