La remuneración de las mujeres checas es inferior a la de los hombres

La discriminación de las mujeres checas es un hecho real

Los sueldos de las mujeres en la República Checa son inferiores a los de los hombres. Según las estadísticas, el año pasado por ejemplo, las representantes del sexo femenino cobraron sólo el 74,4 por ciento de la remuneración de sus colegas del sexo masculino. ¿A qué se debe esa discriminación de la mujer checa?

En la República Checa oficialmente no existe la discriminación de la mujer en cuanto al nivel de los sueldos. En el terreno laboral, la mujer tiene garantizados por la ley los mismos derechos que el hombre. Independientemente de lo estipulado por la ley, la discriminación de la mujer en cuanto a la remuneración es un hecho real en la sociedad checa, afirma la diputada socialdemócrata Jana Wolfová.

"Estoy consciente de esa desigualdad entre el hombre y la mujer checa y considero como sumamente negativo ese fenómeno. Lo cierto es que en los últimos cuatro años se logró reducir la diferencia entre el nivel de remuneración de los hombres y las mujeres del 35 al 28 por ciento. Aún así el contraste es muy profundo y es necesario oponerse a esa discriminación laboral de la mujer checa".

El problema tiene varias causas. En la sociedad checa perdura la visión históricamente dada, de que el hombre es el sostén de la familia y la mujer vela por el hogar. A la hora de recibir a nuevos trabajadores, muchas empresas prefieren a hombres a los que les ofrecen mejores condiciones de trabajo y un sueldo mayor. En forma extraoficial argumentan que las mujeres son menos ambiciosas y que, además, existe siempre la posibilidad de que prefieran dedicarse a la familia y abandonen el trabajo.

La diputada Wolfová sostiene que mucho depende de la propia mujer, que debería tener mayor confianza en sus capacidades y no vacilar en demandar que la remuneración por su labor sea similar a la de sus colegas del sexo masculino. Las mujeres checas tendrán que imponerse en mayor medida también en puestos de dirección. Para ello, indica Jana Wolfová, es indispensable que la sociedad checa supere las anticuadas costumbres que sitúan a la mujer en la cocina y que los hombres necesariamente tendrán que asumir parte de las labores cotidianas en el hogar.