Klaus, el último obstáculo para el Tratado de Lisboa

Václav Klaus, foto: ČTK

Tras el sí de Irlanda la atención se centra ahora en la última barrera que le queda en Europa al Tratado de Lisboa: el presidente de la República Checa, Václav Klaus. De su firma depende que Chequia ratifique o no el documento.

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Mientras que el presidente polaco, el también euroescéptico Lech Kaczynski, parece dispuesto a aceptar la decisión de su Parlamento y firmar el Tratado de Lisboa, su homólogo checo, Václav Klaus, sigue incansable en su lucha contra una Unión Europea más unida.

Este sábado, tras conocer el resultado del plebiscito irlandés, Klaus comparó la repetición del referéndum con un partido de fútbol cuyo resultado no gustase y se obligara a jugarlo de nuevo. Sin embargo aceptó la legitimidad del resultado.

“Hay algo sucio en el hecho de que el referéndum se haya repetido y en esta segunda vez, con una enorme presión. Pero el resultado es un hecho”, declaró.

Hablando de segundas vueltas, precisamente la aprobación del Tratado en la República Checa también se halla en un segundo encuentro. Un grupo de senadores afines a Klaus presentó a finales de septiembre una cuestión de inconstitucionalidad sobre el documento, aunque el Tribunal Constitucional checo ya se había pronunciado a favor unos meses antes.

Václav Klaus,  foto: ČTK
El objetivo de Klaus no era que el Constitucional tumbara el Tratado, de hecho se espera que le dé su visto bueno, como ya hizo en su momento. La intención era retrasar la decisión todo lo posible para que pasara el referéndum irlandés y en general para ganar tiempo.

Ahora, hasta finales de noviembre Klaus no se encontrará con el Tratado de Lisboa encima de la mesa. Para entonces pueden haber pasado muchas cosas. En Gran Bretaña, por ejemplo, el Conservador británico baraja la idea de convocar otro referéndum.

La postura de Klaus es, no obstante, una excepción en el panorama político checo. Quitado de los comunistas y de algunos partidos conservadores sin representación parlamentaria, los líderes de las distintas formaciones políticas celebraron el sí irlandés con más o menos entusiasmo.

Jan Fischer,  foto: ČTK
El primer ministro checo, Jan Fischer, valoró el Tratado de Lisboa como un compromiso necesario para crear una Unión Europea más moderna, flexible y democrática. En su opinión la República Checa tendrá el documento ratificado para 2010.

“Estoy convencido de que el proceso no se retrasará. Seguramente el veredicto del constitucional se hará público a finales de año y podremos cumplir con nuestros compromisos con el Consejo Europeo”, afirmó Fischer.

El Tratado de Lisboa refuerza las competencias del Parlamento Europeo y de otros organismos de la entidad, además de crear la figura de un canciller europeo, lo que impulsará la construcción de una política exterior común.