Falleció la mujer que luchó por la indemnización a las víctimas del comunismo

Naděžda Kavalírová, foto: ČTK

A la edad de 93 años falleció Naděžda Kavalírová, quien durante largos años presidió la Confederación de Presos Políticos de la República Checa. Durante el comunismo fue perseguida y encarcelada, y después de los cambios democráticos impulsó la indemnización a las personas que tuvieron un destino semejante.

Naděžda Kavalírová,  foto: ČTK
Naděžda Kavalírová fue una de las estudiantes que en febrero de 1948 salieron en defensa del entonces presidente democrático checoslovaco, Edvard Beneš, presionado por los comunistas a dimitir. Tras el posterior golpe de Estado comunista, Kavalírová fue obligada a abandonar los estudios de medicina y se ganaba la vida como enfermera en las minas de uranio de Jáchymov. Sin embargo, el régimen no dejó de perseguirla y en 1956 fue acusada de traición a la Patria y nueve meses mantenida en prisión preventiva, según había recordado en un documental de la Televisión Checa.

“Nueve meses pasé en un lado de una celda. Todo el tiempo allí. No había allí ningún lavatorio, el agua la ponían a correr desde afuera y sólo de vez en cuando. Las ventanas estaban situadas a una gran altura, así que era imposible mirar hacia afuera”.

Mientras tanto, las autoridades comunistas preparaban un proceso manipulado para doblegar a Kavalírová, quien no obstante seguía firme en sus ideales democráticos, según recordara en el documental.

František Šedivý y Naděžda Kavalírová  (en el senado),  foto: Nadkachna,  CC BY-SA 3.0
”Después de nueve meses en prisión preventiva me dejaron salir al patio, al parecer para que cogiera un buen color antes de comparecer ante los tribunales. De pronto vi en el suelo del patio algo amarillo. Me agaché y era un diente de león. Lo arranqué, pero cuando vi que se acercaban las vigilantes para comprobar si no estaba haciendo algo contra el régimen, me eché la flor en la boca y me la tragué, para salvar ese símbolo de la libertad. Porque la flor era mía, no se la iba a dar a nadie. Después de 50 años visité el lugar y encontré allí otra flor amarilla que antaño concebí como símbolo de la libertad. La flor creció a pesar del suelo de hormigón, su destino también era duro. O sea que por la libertad hay que luchar”.

Naděžda Kavalírová,  foto: Martina Schneibergová
En el proceso manipulado Kavalírová fue condenada a cinco años de prisión. Al cabo de tres años fue puesta en libertad, pero el régimen comunista le permitió trabajar sólo en profesiones obreras. Fue rehabilitada en 1967 y a partir de entonces hasta jubilarse en 1984 trabajó en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Tras los cambios democráticos en el país en 1989, Naděžda Kavalírová entró activamente en la vida pública, y se empeñó por impulsar la aprobación de una normativa para indemnizar a las personas que fueron perseguidas durante el comunismo por su convicción política. En 2003 Kavalírová fue electa presidenta de la Confederación de Presos Políticos, y algún tiempo presidió el Consejo del Instituto para el Estudio de los Regímenes Totalitarios.

En octubre de 2006, el entonces presidente checo, Václav Klaus, condecoró a Kavalírová con la Orden de Tomáš Garrigue Masaryk, la segunda más importante del país. En el mencionado documental de la Televisión Checa, Kavalírová recordó ese capítulo de su vida.

Naděžda Kavalírová,  foto: Kristýna Maková
”Tengo en mis manos la Orden de Tomáš Garrigue Masaryk, la condecoración de mayor significado para mí. Cuando en el acto en octubre de 2006 hablé con el presidente Klaus, le dije que en este salón, la Sala Vladislao en el Castillo de Praga, no se encontraba nadie más que los presos políticos, tanto los vivos como los muertos. Y que en su nombre y en el mío, le agradezco por la distinción”.

Naděžda Kavalírová falleció el viernes pasado en un hospital de la ciudad de Pardubice, en Bohemia del Este. El acto del último adiós a esta incansable combatiente por la democracia, la justicia y la libertad, tendrá lugar el viernes 27 de enero, en la basílica en la colina de Strahov, en Praga.