Extranjeros sin trabajo empiezan a abandonar el país

Foto: CTK

Los extranjeros sin trabajo empezaron a abandonar la República Checa. Unas 270 personas se sumaron al programa del Ministerio del Interior para volver de manera voluntaria a su país de origen.

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En la República Checa los primeros afectados por la crisis económica mundial son los trabajadores extranjeros. Mejor dicho los extranjeros que se han quedado sin trabajo.

Las bajas en la producción de la industria automovilística y en el sector de la construcción han provocado despidos masivos de trabajadores de Vietnam y Mongolia.

El ministro del Interior, Ivan Langer, propuso un programa para la repatriación de los desempleados extranjeros, que ofrece a cada uno un billete de avión, para su país de origen, más 500 euros.

Ivan Langer
En declaraciones a la Televisión checa, Langer insistió en que los extranjeros sin trabajo tendrán que abandonar el país lo quieran o no.

Organizaciones No Gubernamentales critican el programa ministerial porque sostienen que los extranjeros sin trabajo son delincuentes en potencia. “Se trata de un programa represivo y no preventivo”, aseguran los activistas.

Por su parte, el opositor Partido Socialdemócrata propone la creación de oficinas de inmigración que se dediquen al tema de manera más profunda y en cooperación con la Policía de Extranjería.

De acuerdo con el ministro Langer la medida es preventiva ya que trata de evitar que los extranjeros caigan en las redes del crimen organizado o que sean víctimas de un estallido de xenofobia en el momento en que la crisis afecte a los empleados checos.

El ministro del Interior adelantó que parte de su programa busca poner fin al ingreso masivo de nuevos trabajadores extranjeros. Para ello controlará a las agencias que sirven como intermediarias para la afluencia de trabajadores de Vietnam y Mongolia en primer lugar.

Los socialdemócratas insisten en que se trata de un programa unilateral con una aritmética demasiado sencilla: extranjero sin trabajo, fuera de la República Checa.

El antiguo ministro del Interior František Bublan recomienda cursillos de recualificación, porque en la sociedad checa faltan operarios y le parece injusto que la pérdida de trabajo signifique automáticamente que los afectados tengan que abandonar el país.