El tango ácido y violento de Astillero impacta en Praga

Astillero, foto: Petra Hajská, www.strunypodzimu.cz

La orquesta Astillero trajo a Praga el tango ardiente y crudo del Buenos Aires contemporáneo. Con un sonido más ácido y violento de lo que el público checo está acostumbrado, los músicos argentinos encantaron al auditorio que repletó el Teatro de los Estamentos.

“Haber tocado en una sala donde Mozart estrenó Don Giovanni ha sido un placer,” dijo el líder y pianista de la orquesta Astillero, Julián Peralta, tras el concierto, que tuvo lugar el pasado domingo en el marco del festival ‘Cuerdas de Otoño’.

Astillero asumió el tango como propio en los años 90 dándole un nuevo sonido para reflejar el día a día de Buenos Aires, según cuenta Julián Peralta.

“¿Qué es lo que nos asemeja a compositores como Villoldo, Troilo, Pugliese o como Piazzolla? Estoy hablando de un compositor que es del 1900, el otro del 30, otro del 60, otro del 80. ¿Qué tenemos en común? Y uno empieza a buscar. ¿Las letras? No. ¿Los acordes? No. ¿El ritmo? Sí, un poco, pero hay temas que no tiene nada que ver una cosa con otra y, sin embargo, es tango. ¿La instrumentación? Tampoco. Lo que realmente lo une es una manera de pensar. El tango es una manera de vivir, como una filosofía que es la celebración del vivir, del ser. Pero no es una celebración tonta, que uno celebra porque celebra: Ah, bueno, estamos, festejemos. Es una celebración con mucha conciencia de la muerte.”

Los músicos de Astillero tocaron en Praga temas de su primer disco ‘Tango de Ruptura’ y sobre todo del segundo titulado ‘Sin descanso en Bratislava’. Julián Peralta explica por qué el álbum lleva el nombre de la capital eslovaca.

“Fue muy gracioso. Nosotros fuimos a tocar a Gyor (Hungría), hace un año y medio, que fue cuando estuvimos grabando el disco. Y estamos en una gira como ésta, que uno no para de girar, que nosotros mañana nos tenemos que ir. Pasó que bajamos con el avión en el aeropuerto de Bratislava, para seguir a Gyor. Ni conocimos Bratislava. Ese disco refleja ese esfuerzo que hacemos. Además hemos quedado muy impactados por la cultura del Este europeo, somos medio fanáticos porque el Este tiene una manera de vivir bastante más cercana a Buenos Aires, que tal vez es otra ciudad de Europa.”

El concierto de Astillero fue acompañado por videoproyecciones que ofrecen una nueva lectura de la música y las letras. A la vez, el montaje ayuda a golpear un poco más al oyente, según señala Julián Peralta.

“Por ejemplo, poner al Gran Dictador, a Chaplin, en el video, por un lado es gracioso y por otro serio. Hace 60 años que se hizo esa película y, sin embargo, hoy sigue teniendo una gran cantidad de polenta. Y es eso mismo, es darse cuenta, ¡a la Pipetuá! Y la letra habla de una especie de dictador que es uno mismo prohibiéndose cosas.”

Desde Praga Astillero se trasladó a Holanda para proseguir su gira y mostrar al público europeo cómo disfruta y cómo le duele su ciudad, Buenos Aires.

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