El primer asesinato legal fue realizado en la Checoslovaquia comunista hace 59 años

Heliodor Píka (Foto: CTK)

Frente a la sede del Estado Mayor del Ejército checo tuvo lugar este viernes un acto conmemorativo a la primera víctima condenada a muerte en un proceso escenificado en la Checoslovaquia comunista. El general Heliodor Píka, fue ahorcado en la noche del 20 al 21 de junio de 1949, a pesar de haber salvado la vida de miles de sus compatriotas.

Heliodor Píka  (Foto: CTK)
Heliodor Píka salvó de la muerte a miles de checoslovacos aprisionados en los gulags soviéticos poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. El régimen comunista ordenó ejecutarle en un proceso judicial escenificado, ya que temía que pudiera revelar el maltrato de los prisioneros en los campos de concentración.

A causa del frío, hambre, sed, enfermedades y agotamiento de una faena inhumana, miles de ciudadanos checoslovacos, huidos a la Unión Sioviética en 1938 ante los ocupantes nazis, fallecieron en los gulags soviéticos. Píka, entonces jefe de la misión checoslovaca militar en Moscú, se esforzó por liberarlos, imponiendo la creación de una unidad militar checoslovaca en la Unión Soviética donde se lograron alistar varios de los prisioneros checoslovacos y ofreció así a los reclusos la posibilidad de luchar por su vida. Pese al peligro que les esperaba en el frente durante la Segunda Guerra Mundial, los prisioneros escaparon de una muerte segura en los campos de concentración.

Los historiadores estiman que unos 30 mil checoslovacos fueron encarcelados en los gulags soviéticos. Miles de ellos lograron incorporarse a las filas de la unidad militar checoslovaca creada por Heliodor Píka, los demás desaparecieron sin dejar huella.

El general reunía informaciones detalladas sobre el tratamiento inhumano en los gulags soviéticos, entregaba los documentos recogidos al Gobierno checoslovaco exiliado en Londres, advirtiendo del terror comunista. Como el alto rango militar sabía demasiado sobre la situación en los campos de concentración, tras el Golpe de Estado en 1948, se convirtió en una persona non grata para el régimen comunista checoslovaco.

El Kremlin se precipitó al hacer callar a Píka; de Moscú llegó a Praga una orden de liquidar al general a todo coste. En una audiencia a puerta cerrada, el Tribunal Estatal de la capital checa lo condenó en enero de 1949 a la pena capital en la horca y en junio realizó la ejecución.

Autor: Roman Casado
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