El fenómeno Václav Klaus

Vaclav Klaus

El presidente de la Cámara Baja y líder del Partido Cívico Democrático, Václav Klaus, cumple este martes 60 años. En vísperas de la fecha sus colegas y amigos se reunieron en la sede del Partido Cívico Democrático y en el teatro Ta Fantastika, de Praga, con flores y regalos.

Václav Klaus irrumpió como un relámpago en el escenario político checo inmediatamente después de la caída del régimen totalitario en 1989. En ese mismo año se convirtió en ministro de Finanzas del entonces Gobierno Checoslovaco para apoderarse de las riendas del proceso de privatización y de la reforma económica. En 1990 encabezó el Foro Cívico para, después de su división, fundar en 1991 el derechista Partido Cívico Democrático. Un año más tarde su entidad política ganó las elecciones parlamentarias. Klaus fue también uno de los principales protagonistas de la división de la entonces Federación Checoslovaca, que culminó el 1 de enero de 1993 con la proclamación de los estados independientes República Checa y República Eslovaca.

Pese al posterior descenso de la popularidad y la crisis interna de su partido, que desembocó en la decisión de sus adversarios de abandonar esa fuerza política y fundar una nueva " la Unión de la Libertad " Klaus no resultó derrotado. Si bien las elecciones de 1998 las ganó ya el Partido Socialdemócrata, el número de votos conquistados sólo daba para formar un gobierno minoritario, por lo que se vio obligado a buscar socios de coalición. Y fue precisamente Klaus quien en ese momento decidió apoyar a su viejo rival y convertir al Partido Cívico Democrático en socio tácito de los socialdemócratas por medio del Pacto de Estabilidad Política.

Klaus suele ser considerado de verdadero fenómeno en el escenario político checo, capaz de dominar como pocos la técnica de la persuasión. Aclamado y odiado a la vez, Klaus no pasa desapercibido. Sus adversarios critican su arrogancia, altivez y demagogia, pero reconocen su laboriosidad, perseverancia y capacidad de analizar los problemas. Según el politólogo checo, Jiri Pehe, la política de Václav Klaus puede provocar reacciones muy contradictorias, sin embargo, en lo que a él se refiere resulta evidente que se trata de una persona sumamente culta y erudita.