Demonios catalanes bailaron con el fuego en la Isla Kampa de Praga

Foto: www.nemcremats.cat

El que no sabía de qué se trataba pudo llevarse un susto al pasear el pasado sábado por la isla Kampa de Praga. A orillas del río Moldava la Colla de Diables de Cardedeu celebró el tradicional desfile catalán de demonios que corren y juegan con el fuego: el correfoc.

Cerca de cincuenta diablos provistos de diversos artefactos de pirotecnia y fuego y acompañados por el estruendo de tambores se dirigieron desde el Puente de Carlos a través de la Isla de Kampa hacia el Molino de Sova (Sovovy Mlýny) en la ribera del Moldava.

El correfoc tiene sus raíces en representaciones cristianas medievales del cielo y del infierno. Posteriormente se transformó en un espectáculo presente en todas las fiestas populares de los pueblos catalanes, explica Joan, un diablo raso del grupo.

“En Cataluña hay muchos tipos de grupos de diablos, nosotros somos bastante tradicionales. Hay otra gente que se llama colla de foc que es más fuego, más quemar a la gente. Nosotros hacemos un baile tradicional, intentamos simular el infierno. Hay dos grandes figuras dentro del espectáculo que son Lucifer y la Diablesa, que todos los diablos adoramos y les bailamos como a los Señores del infierno”.

Los demonios llegaron a Praga desde Cardedeu, una aldea a unos 30 kilómetros de distancia de Barcelona. Visten una chaqueta y un pantalón de color negro confeccionados de una mezcla de tejano y algodón, pañuelos rojos, zapatos negros, y sobre la capucha tienen incorporados dos cuernos rojos.

“Llevamos guantes, yo tengo una forca que es para llevar el petardo y estar protegido. Los campesinos catalanes usan tradicionalmente la forca para trabajar la tierra, nosotros la usamos para alzar el fuego del infierno y para que todo el mundo nos pueda ver”.

El público checo quedó maravillado con la actuación, según confirman Jana y Eva.

“Es la primera vez que he visto una cosa parecida. Al principio, sí que tenía miedo, pero luego me di cuenta de que era una diversión inocente y me gustó mucho”.

“Me gustó mucho. Creo que la ciudad no podría organizar jamás fuegos artificiales de este tipo, fue algo que valió la pena ver. Sin embargo, no se puede comparar con el correfoc que se hace directamente en Mallorca, por ejemplo, en esas callejuelas estrechas donde no hay espacio para escapar. Pero para los checos que lo desconocen fue una muestra excelente”.

También los demonios disfrutaron, afirma Joan.

“A nivel personal a todos nos gusta que todo el mundo conozca nuestra cultura, nuestras tradiciones y que se sepa que España es un país de varias nacionalidades”.

El correfoc se celebró en Praga dentro de las actividades organizadas por el Lectorado de Catalán de la Universidad Carolina.

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