Decepción y frustración tras el primer año del Gobierno tripartito

Petr Nečas, foto: ČTK

Un año después de los comicios generales los electores se sienten decepcionados. El Gobierno tripartito prometió mucho, pero en 12 meses de gestión se ha dedicado a pulir asperezas entre los miembros de la coalición y a repeler escándalos de corrupción.

Petr Nečas,  foto: ČTK
El resultado de las elecciones generales de hace un año representó para la clase política una importante llamada de atención. Los electores castigaron a las formaciones tradicionales y dieron su voto a dos partidos que por vez primera participaron en la contienda política: TOP 09 y Asuntos Públicos (VV).

El Partido Socialdemócrata, el favorito de los comicios, pasó a la oposición, mientras que el conservador Partido Cívico Democrático (ODS), castigado con menos votos de lo habitual, consiguió crear una coalición tripartita con los recién llegados.

Nuevos rostros ocuparon 114 de los 200 escaños de la Cámara de diputados, hasta ese momento en manos de los legisladores de los grandes partidos. Los titulares de los diarios anunciaron entonces un cambio total en la política checa, la euforia se apoderó de la sociedad, mientras que el nuevo primer ministro Petr Nečas proclamó la formación de un ‘gobierno de responsabilidad presupuestaria’.

Radek John,  foto: ČTK
El líder de Asuntos Públicos (VV), Radek John, la formación más afectada por escándalos de corrupción, sostiene que seguirán luchando por limpiar su nombre.

“Nos han asestado un duro golpe, casi nos entierran, pero creo que sacaremos provecho de lo ocurrido, porque con nuestro trabajo demostraremos que somos un partido que tiene mucho que ofrecer”, subrayó John. Las constantes fricciones en la coalición y los escándalos de corrupción en la administración pública han decepcionado al electorado de tal manera que la popularidad de los políticos anda por los suelos.

El comentarista del semanario Respekt, Erik Tabery, considera que lo único que ha cambiado son unos cuantos rostros, pero que en el fondo todo sigue igual o peor.

Antes de los comicios generales de hace un año, los políticos protagonizaron escándalos como, por ejemplo, asistir a las fiestas de Berlusconi y los insultos dominaron el diálogo entre el oficialismo y la oposición.

Foto: Kristýna Maková
Doce meses después los electores quedan boquiabiertos y no ocultan su decepción. Al partido Asuntos Públicos (VV) se le acusa de corrupción y de mantener vínculos con una agencia de detectives que espiaba a políticos y hombres de negocios.

El oficialismo insiste en la necesidad de aplicar una impopular política de ajustes, una reforma de los sistemas de salud y de pensiones, pero los diputados planean como aumentarse los sueldos sin levantar pasiones en la población.

Los médicos pusieron al oficialismo contra las cuerdas, amenazaron con renunciar y consiguieron un aumento de sueldos. Los sindicalistas sacaron a las calles de la capital a unas 40.000 persona y amenazan con una huelga general, porque no están de acuerdo con el programa de ajustes del Gobierno.

La mala gestión y los escándalos del oficialismo benefician a la oposición que ve como aumenta su capital político de cara a los próximos comicios. Dada la situación reinante los analistas no descartan la caída del Gobierno y la posterior convocatoria de elecciones anticipadas.