Checos de todo el mundo se reunen en Dobruska para recuperar sus raíces
La pequeña ciudad de Dobruska, situada al Este de Bohemia es durante julio y agosto un hervidero multicultural. Desde hace ya cuatro años, descendientes de checos emigrados, de todas las nacionalidades, regresan a la patria que un día dejaron sus padres o abuelos, deseosos de encontrar sus raíces culturales y lingüísticas e intercambiar experiencias con aquellos que llevan una pizca de su sangre. Entre ellos hay muchos hispanos. Gema Cubo Cabrera se acercó a la Escuela de Checo de Dobruska para recoger los testimonios de algunos de ellos.
¿Qué te trajo a la República checa a aprender este idioma?
"Mi padre es checo y vengo para aprender el checo porque quiero conocer mis raíces y conocer este idioma."
Él se fue de aquí supongo hace años...
Y ¿qué te contaba él que te atraía para venir aquí?
"Muy bella la ciudad, me ha hablado de Praga, él es de Praga y yo quería conocer donde el vivía, donde estudiaba, donde creció, donde caminaba. Estuve solamente dos días allá y realmente, hermosa ciudad, antigua, mágica."
¿Qué tal la experiencia de estos días?
"Realmente muy linda, aquí en este lugar tenemos un curso intensivo, he aprendido un poco de checo y ha sido una experiencia bien enriquecedora."
¿Qué tal con tus compañeros?, has hecho amistades de otros países supongo...
Os vais creo el día 27 de agosto, ¿Qué buen recuerdo te llevas?
"Primero, todo el aprendizaje que nos están dando, el conocimiento del idioma y, segundo, compartir con gente de todo el mundo ha sido muy bonito y aparte, el conocer la República Checa porque hemos paseado en las montañas en los diferente pueblos, castillos...y sé que aún nos quedan otros paseos que vamos a tener pronto."
En Panorama Checo, les ofreceremos un amplio recorrido por los testimonios de varias de estas personas, como Vera Kreclová que ha vuelto a la tierra de la que escapó con su familia para marchar a Uruguay, hace más de 50 años, debido a la Segunda Guerra Mundial.
