Cambios en el paisaje: la mayor amenaza para el medio ambiente checo

Ladislav Miko, foto: ČTK

Los cambios en el paisaje representan el mayor riesgo para la naturaleza en la República Checa. Así consta en el informe anual sobre el medio ambiente que presentó este lunes al Gobierno el ministro saliente de la cartera, Ladislav Miko. La mayor influencia negativa en el paisaje lo tienen el transporte y las urbanizaciones.

La crisis financiera mundial y el consiguiente decrecimiento económico han tenido una repercusión positiva en el medio ambiente en Chequia. La calidad del aire ha mejorado aunque en la región de Moravia-Silesia y en las grandes aglomeraciones como Praga y Brno se siguen registrando altos niveles de polución. Sin embargo, el mayor problema que permanece son los procesos que cambian el paisaje checo, indica el informe anual del Ministerio de Medio Ambiente.

El ministro saliente, Ladislav Miko, advierte que el paisaje se fragmenta y uniformiza.

Ladislav Miko,  foto: ČTK
“Mucha gente no se da cuenta de ello en la vida cotidiana, pero realmente vemos que en las zonas periféricas del país hay cada vez más prados y cada vez menos tierra labrada. Lo mismo pasa en las regiones fértiles, pero allí la tierra desaparece por otros motivos. Se construyen carreteras, casas, ciudades satélite, almacenes, supermercados, etc.”

Todavía en el año 1980 el paisaje no fragmentado, es decir áreas integrales con una superficie mayor a 100 kilómetros cuadrados, formaban el 81 por ciento del territorio nacional. En 2005 era apenas el 64 por ciento y los expertos estiman que en 2040 será solo el 53 por ciento.

El factor principal que contribuye al fraccionamiento del paisaje checo son grandes construcciones de transportes. El paisaje partido por barreras artificiales pierde la capacidad de crear y mantener los ecosistemas, así como retener el agua.

Foto: ČTK
Según el informe del Ministerio de Medio Ambiente, cada año aproximadamente 1.600 millones de metros cúbicos de precipitaciones caen sobre superficies cubiertas de construcciones. Esta cantidad, que representa casi la mitad del volumen de todos los embalses checos, no es absorbida por la tierra, lo cual da origen a inundaciones.

Otro problema lo constituye la agricultura intensa que cultiva sólo cierto tipo de plantas. La extensión de la tierra agrícola que perdió Chequia desde 1990 equivale a la de Praga.

“Estamos al comienzo de un debate en el que tendremos que darnos cuenta de que la naturaleza y la tierra agrícola son un capital estratégico con el que hay que contar en el desarrollo futuro”, constata Ladislav Miko.