Aviones checos custodiarán el espacio aéreo de Islandia

Foto: Milan Nykodym, CC BY-SA 2.0

Aviones del Ejército checo custodiarán el espacio aéreo de Islandia. Se trata de una misión de protección de la OTAN que responde a las provocaciones de Rusia debido a la escalada de la tensión en Ucrania.

Foto: Milan Nykodym,  CC BY-SA 2.0
El espacio aéreo de Islandia, país que no dispone de un ejército regular, es protegido por los países aliados y ahora dicha tarea estará a cargo de la República Checa.

En total cinco aviones Jas-39C Gripen y 75 militares vigilarán el espacio aéreo de Islandia, cuyo territorio sirve como base estratégica para los países miembros de la OTAN.

Para los militares checos se trata de una experiencia completamente nueva, indicó el ministro de Defensa Martin Stropnický.

“Partiendo del hecho de que Islandia no tiene Fuerzas Armadas y por lo tanto tampoco aviación militar, los países aliados se alternan en la custodia del espacio aéreo del país. En un principio se habló de una misión de seis semanas, pero tomando en cuenta la tensión a raíz del conflicto de Ucrania se prolongó a nueve semanas”.

Durante muchos años la protección de Islandia fue responsabilidad de EE.UU., que tenía desplazadas unidades militares permanentes en dicho país, pero a partir de 2006 son los países de la OTAN los encargados.

La misión representa un desafío importante para los militares checos puesto que se trata de una zona en la que últimamente se han registrado provocaciones por parte de la aviación rusa, que violan el espacio aéreo de Islandia.

Martin Stropnický,  foto: Filip Jandourek
Desde el punto de vista político el ministro Stropnický recordó que la participación checa responde a los compromisos como país miembro de la OTAN.

“Podemos decir que una de las bases de la OTAN es la cooperación colectiva, y a partir de eso se distribuyen tareas y misiones, partiendo claro está de la capacidad de cada país. Para nuestros pilotos se trata de una gran oportunidad, ya que la mayoría del tiempo volarán sobre el mar”.

Los pilotos realizarán vuelos en condiciones muy diferentes a las de Europa Central, sobre mar abierto, con un alto grado de humedad y temperaturas árticas.

Políticos y militares coinciden en que se tratará de una misión con un alto grado de riesgo, ya que las provocaciones están a la orden del día.