El violín mágico de Josef Suk

Josef Suk
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Josef Suk es un reconocido violinista checo a quien se debe el desarrollo del arte interpretativo nacional de los últimos cincuenta años. En agosto de este año Suk cumplirá los 80 años de edad, pero afirma que gracias a la música sigue teniendo el alma joven. En vez de disfrutar la tranquila vida de un jubilado, continúa ofreciendo conciertos y grabando discos.

Josef Suk heredó de sus antepasados el gusto por la música. Su bisabuelo fue el compositor Antonín Dvořák, cuya Sinfonía del Nuevo Mundo es una de las obras musicales checas más interpretadas internacionalmente. Su abuelo, Josef Suk, también fue un reconocido compositor.

El violinista Josef Suk afirma que sus primeros contactos con el violín fueron tan naturales que no los ha conservado en su memoria. Quizás porque la música había formado siempre parte inseparable de la vida de su familia.

“No recuerdo cuándo comencé a tocar el violín. Yo quería ser director de orquesta y, de pronto, tenía en mis manos un violín. Mi padre y mi abuelo eran excelentes violinistas, quizás seguí su ejemplo, pero el amor por este instrumento lo cultivó en mí mi profesor de música, el violinista checo Jaroslav Kocián”, dijo Suk.

A los doce años, Josef Suk ofreció su primer concierto en Křečovice, pueblo natal de su abuelo. Fue en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial. Por algún tiempo ese fue también su último concierto.

Mientras tanto, Suk terminó sus estudios en el Conservatorio y en la Academia de Artes Musicales de Praga. Siendo estudiante todavía, Suk creó en el año 1951 el Trío Suk, para rendir homenaje a su abuelo, el compositor Josef Suk.

Desde los comienzos de su carrera profesional, el violinista Josef Suk cosecha grandes éxitos. Además de actuar en el Trío Suk, era solista del Cuarteto de Praga, de la Orquesta del Teatro Nacional de Praga y durante treinta años actuó en la Orquesta Filarmónica Checa. A partir de 1981 es director de la Orquesta de Cámara Suk.

Josef Suk tiene un amplio repertorio que incluye obras de Beethoven, Brahms, Tchaikovski, Dvořák y otros. El violinista tuvo además la suerte de tocar con excelentes directores de orquesta, entre ellos Karel Ančerl, con quien realizó un sinnúmero de grabaciones en discos.

La crítica ha favorecido siempre a Suk y sus admiradores decían que, además del talento, sus éxitos se deben a que dispone de un violín mágico. El músico afirma no obstante, que el éxito no es una cosa regalada.

“El trabajo es la premisa fundamental del éxito. Trabajo, humildad, honestidad, seriedad. Éstas deberían ser las virtudes de un buen músico. Sin ellas, cada instrumento en sus manos pronto pierde su magia. O sea que lo fundamental es no dormirse en los laureles”, afirma Suk.

Esta postura frente a la vida el violinista checo trata de inculcarla también a sus alumnos en conservatorios y academias musicales de varios países del mundo donde ha sido invitado a impartir clases.

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