La Entrada de los Gladiadores, la marcha universal del compositor Julius Fučík

La marcha de Attila, foto: public domain

En la edición de hoy de nuestro espacio regular Música Clásica y Jazz les presentaremos a un compositor de fama mundial. Todos conocen La Entrada de los Gladiadores, pero no todos saben que se llama así, y mucho menos que esta marcha fue compuesta por Julius Ernst Wilhem Fučík oriundo de la ciudad de Praga.

Julius Fučík,  foto: public domain
Las bandas militares acompañaron a Julius Fučík a lo largo de su vida. El talante del compositor fue tal que hoy conocemos más de 300 marchas, polkas, valses, oberturas, composiciones orquestales, obras de cámara, canciones, corales y música sacra. Muchas de sus marchas se convirtieron en obras imprescindibles de la nación checa para resaltar valores patrióticos.

Julius Fučík nació en la ciudad de Praga el 18 de julio de 1872, la urbe formaba entonces parte del Imperio austro-húngaro. Gracias a su talento consiguió asistir a clases de composición con Antonín Dvořák uno de los grandes nombres de la música checa y mundial.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que todas las personas que hayan ido a un circo escucharon la famosa Entrada de los Gladiadores, por ejemplo, cuando los payasos aparecen en escena.

Siendo niño, Julius Fučík aprendió a tocar fagot y violín, así como varios instrumentos de percusión, sin embargo la composición fue lo que más le atrajo. El propio Dvořák le dijo que se lo imaginaba al frente de una banda militar interpretando obras propias. Y así fue.

La marcha de Attila,  foto: public domain
En 1891 Fučík egresó del Conservatorio de Praga y tuvo que cumplir con el servicio militar. Como era de esperar se integró a una banda militar y brilló como fagotista en las ciudades de Krems y Viena.

Una vez terminado el servicio militar, Fučík regresó a Praga donde recibió la posibilidad de tocar en la orquesta del teatro alemán de la ciudad. Cuatro años después tocaba el fagot en la orquesta del teatro de Zagreb, en Croacia.

Un cambio importante llegó en 1897. Julis Fučík fue nombrado director de la banda militar de Sarajevo, y fue precisamente en esta ciudad donde empezó a brillar como compositor.

Tres años después Julius Fučík se trasladó a Hungría. Descubrió que en Budapest había un gran número de bandas dispuestas a interpretar sus composiciones. Fue así como se le ocurrió experimentar, empezó la ardua tarea de transcribir trabajos orquestales. Anteriormente había compuesto algunas obras de cámara para fagot.

La Entrada de los Gladiadores,  foto: public domain
La vida errante de Fučík continúa y es así como en 1909 vuelve a Praga con su orquesta. No se trata de ningún paso atrás, todo lo contrario, lo nombran director de la orquesta del regimiento de infantería número 92 de Terezín, en ese momento uno de los mejores cuerpos musicales del Imperio.

Al estilo de lo que hoy conocemos como giras de conciertos de una estrella de rock, Fučík viaja se presenta con su orquesta e varias ciudades europeas, cosechando grandes éxitos sobre todo en Praga y Berlín.

La ciudad alemana de Berlín marcó su vida. Fučík contrajo matrimonio en 1913 y decidió residir en esa ciudad. Empezó a trabajar con una banda completamente nueva y fundó una especie de casa editorial para tratar comercializar sus obras.

El estallido de la Primera Guerra Mundial representó un duro golpe para Fučík y todos los artistas en general. Su estabilidad como artista y hombre de negocios principiante empezaron a tambalear.

El negocio se vino abajo, su salud se debilitó súbitamente y el 25 de septiembre de 1916 murió cerca de Berlín a la edad de 44 años.

Además de la mundialmente conocida Entrada de los Gladiadores, Julius Fučík dejó también obras ligeras, operetas y valses que reflejaron el entusiasmo de parte de la época que le tocó vivir.

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