La magia de las cosas usadas

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Los productos usados han empezado a ganar un mayor terreno como consecuencia de la crisis económica mundial. No obstante, a nivel europeo las preferencias por las cosas viejas difieren entre los ciudadanos. Mientras que los checos compran sobre todo ropa de segunda mano, los vecinos alemanes se ven fascinados por los automóviles de ocasión.

Se puede decir que la necesidad de adquirir cosas usadas nos acompaña desde siempre. Las razones son muchísimas, pero casi siempre económicas, porque lo usado es más barato o bien puede tratarse, en contados casos, de algo muy particular y escaso en el mercado.

Pero hoy hablaremos de la afición de los checos por las tiendas con productos usados. Aquí se les conoce como ‘Second Hand’, así en inglés, o ‘Sekač’ que es una especie de abreviatura en checo de ‘Second’.

Para adentrarnos un poco en los misterios del mundo de la ropa usada conversamos con algunos vecinos de Praga, que nos contaron sus experiencias con este tipo de mercancía.

Alena, vecina de un céntrico barrio capitalino asegura que siempre habrá tiendas con ropa usada y que la crisis podría aumentar su número. Dice que las visita cuando necesita algún tipo de ropa especial.

“Las personas que visitan este tipo de tiendas lo hacen por dos motivos, creo que en primer lugar se trata de un asunto de bolsillo, la ropa es realmente barata. Pero por otro lado, las muchachas jóvenes y algunas mujeres mayores, como yo, podemos encontrar prendas de vestir fuera de serie, verdaderas rarezas, y en el fondo esta puede ser la razón principal”.

De acuerdo con el estudio Barómetro Cetelem 2010 realizado en 12 países europeos, las personas compran, además de ropa, discos, juegos, DVD y artículos para el hogar, pero las preferencias entre unos y otros son muy marcadas.

El 30 por ciento de los checos acostumbra concentrarse en la ropa usada, mientras que en Polonia se trata del 50 por ciento de los habitantes. El 23 por ciento de los checos reconoce que compra libros usados, que no llegan a ser piezas de anticuario, pero en Francia esta afición la tiene el 50 por ciento de la población y en Alemania más del 60 por ciento.

El estudio arroja resultados interesantes, a la hora de hacer la comparación, porque se pone de manifiesto que en los países con una población que disfruta de un mayor poder adquisitivo, como Alemania y Francia, existe una gran afición por la mercadería usada.

Entretanto Josef, el otro praguense que consultamos, cumple con las estadísticas, porque también se refiere a la ropa usada, pero se concentra en la vestimenta infantil, según nos cuenta.

“Estoy seguro de que puede ser una solución de emergencia, que puede resolver mucho, al tratarse de una familia de bajos recursos y, por ejemplo, con varios niños. Como todos sabemos los niños crecen rápido, comprar ropa nueva y cara no se lo pueden permitir todos los padres de familia, por lo que entiendo que la ropa usada puede ser la solución”.

Josef defiende la compra de ropa usada para niños y asegura que un infante la lleva pocas veces y en muchos casos las prendas parecen hasta nuevas, pero no así en el caso de los adultos. Considera que se trata de dinero tirado y no se imagina ponerse una camisa o un pantalón que antes llevara un desconocido.

Si bien los ‘Second Hand’ son las tiendas más populares entre los checos, existen, como en cualquier país, los anticuarios, los bazares, que son verdaderos mercadillos de pulgas y unas tiendas especiales llamada clubes de audio donde se encuentrann discos con todo tipo de música, en todo tipo de medios, desde discos de vinilo, pasando por cassettes y cintas magnetofónicas de banda ancha.

Así que los amantes de las cosas usadas, y no precisamente de ropa, lo pueden pasar muy bien en Praga.