Stalin robó a Checoslovaquia la más oriental de sus tierras, Rutenia

Checoslovaquia en el año 1922

Antes de la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia presentaba en el mapa de Europa Central la configuración de una lagartija. Su cabeza estaba en el oeste, la cola en el este. Después de la contienda mundial, la lagartija perdió su cola, la más oriental de las tierras de Checoslovaquia, llamada Rutenia Subcarpática. Se la arrancó Iósif Visariónovich Stalin.

Checoslovaquia en el año 1922
“La peor traición perpetrada por Stalin sobre el presidente checoslovaco, Eduard Beneš, fue la anexión de Rutenia Subcarpática, consumada por los soviéticos en los años 1944 y 1945.”

En estos términos comentó el colaborador del mandatario, Eduard Táborský, el hecho de que el dictador soviético se apoderara astutamente de una tierra que desde 1919 era parte integrante de Checoslovaquia.

Rutenia se incorporó a Checoslovaquia después de la Primera Guerra Mundial por voluntad de los representantes de ese pueblo.

Tras el desmoronamiento del imperio austro-húngaro, los rutenos barajaron la posibilidad de incorporar su tierra a Rusia o Ucrania, pero la implantación del poder bolchevique en ambos países mencionados los llevó a desechar ese plan.

Descartaron también la alternativa de seguir viviendo en un mismo Estado con Hungría, bajo cuya dominación habían sufrido siglos de miseria y atraso.

En la conferencia de paz de Saint- Germain, un tratado internacional ratificó que Rutenia Subcarpática- en checo Podkarpatská Rus-, formaría parte de Checoslovaquia.

El territorio checo fue la parte más industrializada del desaparecido imperio austro-húngaro. Rutenia, con una población rural analfabeta, la más atrasada. Los checos que venían a esa tierra oriental para impulsar su desarrollo, escribían a sus familiares que se veían como trasladados al siglo XII.

El escritor Ivan Olbracht describió magníficamente en su obra maestra ´Nikola Šuhaj, el bandolero´ el mundo irracional, arcaico y patriarcal de Rutenia, tan distante de la civilización industrial:

“... en esa tierra de bosques, arrugada por montañas como un pedazo de papel que nos disponemos a tirar a la estufa, tienen aún lugar sucesos que nos inspiran una incrédula sonrisa sólo porque acá ya no acontecen desde hace siglos. En esa tierra de cerros sobre cerros y barrancos dentro de barrancos, donde en la tiniebla húmeda de las florestas vírgenes nacen fuentes y mueren añejos arces, hay todavía lugares encantados, de los cuales aún no escapó ni ciervo, ni oso, ni hombre.”

La joven Checoslovaquia empezó a canalizar a Rutenia Subcarpática inversiones destinadas a la construcción de comunicaciones, escuelas y hospitales. Las obras fueron sufragadas con recursos generados en el territorio checo. En los años veinte, Rutenia aportó a los ingresos del Estado Checoslovaco apenas el 0,8 por ciento, mientras que las tierras checas el 86 por ciento.

Rutenia Subcarpática formó parte de Checoslovaquia sólo veinte años. Durante ese lapso de tiempo sus administradores checos cometieron el error de no otorgarle la autonomía. Sin embargo, en comparación con los posteriores destinos de la tierra rutena el período checoslovaco fue indiscutiblemente una época de visible progreso.

El 15 de marzo de 1939, la Alemania nazi ocupó las tierras checas. A ejemplo de Eslovaquia, los representantes de Rutenia proclamaron su independencia. Ésta les duró apenas un día. Todo el territorio ruteno fue ocupado por Hungría, aliada de Adolf Hitler.

El 1 de septiembre de 1939 Hitler invadió Polonia. Estalló la II Guerra Mundial.

El presidente checoslovaco, Eduard Beneš, se encontraba durante la contienda mundial en exilio en Londres. Confiaba en la victoria final de los aliados antinazis y reflexionaba, obviamente, cómo sería el ordenamiento posbélico de Europa. Empezó a preocuparle el futuro destino de Rutenia Subcarpática.

El mandatario checoslovaco se daba cuenta de que los rutenos eran muy cercanos étnica y lingüísticamente a los ucranianos. Ucrania vivía desde 1920 bajo el dominio soviético.

Beneš reflexionaba de la siguiente manera:En caso de ser Rutenia liberada por el Ejército Rojo, ese territorio pasará a ser controlado por la Unión Soviética. Stalin podría ser tentado de convertir la ocupación temporal en una anexión permanente de Rutenia Subcarpática a la vecina Ucrania soviética.

A Beneš no le agradaba la perspectiva de que su país tuviera que renunciar a la posesión de Rutenia donde los checoslovacos habían invertido durante veinte años tantos recursos financieros y humanos para superar su atraso.

Por otro lado, Beneš no quería provocar fricciones con la Unión Soviética. Tenía muy presente que después de la guerra Stalin sería capaz de no reconocer el Gobierno checoslovaco democrático que se había formado en exilio y ayudar a los comunistas checoslovacos a implantar en el país una dictadura según el patrón soviético.

En el fondo estaba dispuesto a entregar a Stalin Rutenia Subcarpática si eso le garantizase buenas relaciones con la Unión Soviética.

Cuando el presidente checoslovaco en exilio, Eduard Beneš, visitó en 1943 Moscú, Stalin le dijo que Rutenia sería devuelta a Checoslovaquia. Pronto se demostraría que había sido una promesa falaz.

Según un acuerdo checoslovaco-soviético de mayo de 1944, las autoridades soviéticas debían entregar la administración del territorio liberado a un delegado del Gobierno de Eduard Beneš.

Sin embargo, después de la liberación de Rutenia en 1944, los rusos utilizaron la presencia del Ejército Rojo en ese territorio para impulsar su anexión a la Unión Soviética.

Después de llegar a Rutenia, el delegado del Gobierno checoslovaco, František Němec, estaba a merced de bandas criminales locales. Una banda armada asaltó la sede de la delegación checoslovaca y robó bolsas de dinero que ésta había traído para financiar la administración del territorio liberado.

Los guardias soviéticos no movieron un dedo para proteger a los representantes checoslovacos. El comandante ruso declaró que sus soldados no podían injerir en manifestaciones de la “voluntad legítima del pueblo”.

Agentes rusos irrumpían en casas de los alcaldes y los obligaban a firmar peticiones de que sus aldeas solicitaban la incorporación a la Ucrania soviética.

El Ejército Rojo capturaba a jóvenes rutenos, escoltas armados los trasladaban a centros de entrenamiento y después tenían que incorporarse en las filas de las fuerzas armadas soviéticas.

A las familias cuyos miembros querían alistarse en el Ejército checoslovaco, se les negaba el abastecimiento con alimentos.

Muchos rutenos fueron arrestados e internados en los ´gulags´, campos de trabajos forzados siberianos.

El presidente Beneš protestó, pero no demasiado alto. Temía que Stalin recurriera a semejantes maniobras también en Eslovaquia y la anexionara a la Unión Soviética.

Los dirigentes soviéticos repetían que en Rutenia Subcarpática se manifestaba la voluntad espontánea del pueblo de unirse a la Ucrania soviética.

Rutenia Subcarpática
Sintiendo su impotencia, Eduard Beneš se sometió. Sólo dio instrucciones al Embajador checoslovaco en Moscú, Zdeněk Fierlinger, que la entrega oficial de Rutenia a la Unión Soviética tuviera lugar cuando terminara la II Guerra Mundial y pudiera aprobarla el Parlamento checoslovaco.

El 29 de junio de 1945 fue firmado en Moscú el tratado que estipulaba que Checoslovaquia cedía Rutenia Subcarpática a la Unión Soviética. El Estado Checoslovaco empezó a pisar la senda de satélite soviético.

Los rutenos se sintieron traicionados. Les esperaban décadas bajo el dominio soviético...

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