Las Navidades a la sombra de la svástica

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Durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de ocupación nazis imponían a los periódicos del Protectorado de Bohemia y Moravia publicar cada año reportajes de cómo pasaba la Navidad el Führer Adolfo Hitler. Un reportaje sobre el día de Nochebuena del caudillo nazi llevaba por título:”El Führer visita a los soldados en el frente”. ”Será una auténtica fiesta alemana de solsticio que prepara la unidad SS Adolfo Hitler para el Führer. Una banda musical tocará hermosas marchas tradicionales y canciones de combate”, decía dicho reportaje. Para los checos, habitantes de un país ocupado por la Alemania nazi desde el 15 de marzo de 1939, cada Navidad fue al contrario una oportunidad para renovar la esperanza de que Hitler sería pronto derrotado y que las próximas fiestas navideñas las pasarían libres de los ocupantes.

Los checos pasaron en zozobra ya la Navidad de 1938. Checoslovaquia todavía existía, pero mutilada por Hitler que se había apoderado después de los Acuerdos de Múnich de las regiones fronterizas checoslovacas, los llamados Sudetes.

En otoño de 1938, miles de checos, judíos y antifascistas de nacionalidad alemana huyeron apresuradamente de las zonas usurpadas al interior del país. Al acercarse las Navidades, se organizaron recolectas públicas de dinero para que los hijos de los desplazados pudieran disfrutar de las fiestas.

El día de Nochebuena, el Estado, las organizaciones caritativas y las empresas privadas ofrecieron a los niños de las familias desplazadas cenas festivas con el reparto de regalos.

Una de las cenas tuvo lugar en un hangar del aeropuerto de Praga. Sus empleados colocaron el árbol de Navidad y los regalos debajo de las alas de las aeronaves.

La siguiente Navidad, la del año 1939, los checos la celebraron ya en un país ocupado por los nazis. Además, el 1 de septiembre de ese año había estallado la Segunda Guerra Mundial.

Los patriotas checos que después de marzo de 1939 salían clandestinamente del país ocupado para luchar en el extranjero contra los nazis, se marchaban con la esperanza de que la próxima Navidad la pasarían junto a sus familiares.

Un sueño. Les tocó primero combatir contra los nazis en Francia y después se trasladaron a Gran Bretaña. Soldados checos lucharon igualmente en el Frente Oriental.

En Gran Bretaña se encontraban durante la Segunda Guerra Mundial también centenares de hijos de exiliados checoslovacos, así como los niños judíos que se salvaron de Checoslovaquia en el último momento gracias al inglés Nicholas Winton.

El Gobierno checoslovaco en el exilio instaló varias escuelas para que los niños no olvidaran su lengua y cultura. Dichos establecimientos fueron patrocinados por Hana Benešová, esposa del presidente Edvard Beneš. Era durante las fiestas navideñas que los pequeños más echaban de menos a su distante patria con todas sus entrañables tradiciones.

Ya durante la primera Navidad que los checos pasaron bajo la ocupación nazi, pudieron escuchar desde Inglaterra alentadores mensajes navideños de los políticos nacionales exiliados en ese país. Las ondas radiales fueron una útil vía de comunicación entre el Gobierno checoslovaco en el exilio y los habitantes del Protectorado de Bohemia y Moravia.

Las transmisiones de la BBC en checo se habían iniciado una semana después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el 8 de septiembre de 1939, con un discurso del popular político Jan Masaryk.

Los políticos no escatimaban optimismo, lo que se notaba sobre todo en los discursos navideños del presidente Edvard Beneš. Durante todo el período de la Segunda Guerra Mundial pronosticó reiteradamente que los checos celebrarían la próxima Navidad en un país libre de los nazis.

Sin embargo, la primera Navidad libre sería la del año 1945, seis años después de la primera Navidad bélica.

Los seis años de la ocupación nazi fueron para los checos un período de brutal terror y de una gran penuria material. Esta última circunstancia se reflejó también en la forma de celebrar las fiestas navideñas.

Los presentes que se regalaban los checos eran muy modestos. Un regalo muy popular eran libros checos porque infundían ánimo y esperanza.

En 1939 se convirtió en un bestseller navideño la novela de František Kožík “El mayor de los pierots”, sobre el fundador de la pantomima moderna Jean-Baptist Gaspard Debureau, natural de la ciudad checa de Kolín, que ganó notoriedad en París.

El Niño Jesús que se encarga tradicionalmente en las tierras checas de la distribución de regalos navideños, solía regalar en aquel período a los niños “Cuentos de hadas” de la escritora Božena Němcová.

En el Protectorado de Bohemia y Moravia circulaba un folleto titulado “Lista de regalos recomendados”. El que abriera el librito ganaría una sorpresa: en vez de una lista de artículos con sus correspondientes precios el folleto contenía textos antinazis. Una de las organizaciones de resistencia divulgaba por esa vía sus materiales clandestinos.

Pasar las fiestas navideñas bien abrigado con ropa de invierno empezó a ser difícil en el Protectorado de Bohemia y Moravia porque las autoridades de ocupación instaban a los checos a entregar las prendas de vestir calientes en el marco de la recolecta Winterhilfe. Las ropas recolectadas se destinaban a las tropas de la Wehrmacht.

También preparar el tradicional menú navideño requería de las amas de casa checas milagros de ingenio.

En octubre de 1939 los nazis introdujeron en el Protectorado de Bohemia y Moravia el sistema de racionamiento de alimentos. El consumidor recibía una libreta de racionamiento que contenía un conjunto de cupones. Al hacer la compra, el consumidor tenía que entregar el cupón así como el dinero por su compra.

En vísperas de la Navidad de 1939 las autoridades nazis empezaron a racionar también productos textiles, calzado, jabón y detergentes.

La cantidad de productos a la que los consumidores tenían derecho a raíz del sistema de racionamiento fue disminuyendo al tiempo que progresaba la guerra. Simultáneamente crecieron los precios en el mercado negro.

De manera más desorbitada se disparó el precio del café. En 1939, o sea el primer año de la guerra, su precio oficial fue fijado en 20 coronas por kilo.

En 1941 la misma cantidad costaba en el mercado negro 700 coronas y en los últimos meses de la guerra las increíbles 9 mil coronas.

Del mercado desaparecieron los ingredientes clásicos de la repostería navideña checa y para la preparación de dulces se utilizaba miel artificial. En la época prenavideña se publicaban en las revistas recetas económicas.

Las fiestas navideñas de 1945 fueron las primeras celebradas por los checos en un país libre ya que la ocupación nazi había terminado en mayo de ese año. Pero no fue todo alegría. Para muchas personas se desvaneció la esperanza de que sus familiares hubieran sobrevivido a la reclusión en los campos de concentración y regresaran.

El día de la Natividad, 25 de diciembre de 1945, el mundo entero recordó, gracias a un programa navideño de la BBC, la tragedia de la aldea checa de Lidice, arrasada en 1942 por los nazis.

En el tradicional programa de mensajes navideños la BBC transmitió desde 17 lugares del mundo. Conectó también con la casa del capitán Josef Horák, en Kročehlavy, cerca de la ciudad checa de Kladno, donde se encontraban las mujeres y niños supervivientes de Lidice.

El capitán Horák, natural de Lidice, sirvió durante la Segunda Guerra Mundial en las fuerzas aéreas británicas RAF. Todos sus familiares fueron asesinados por los nazis.

Llenos de esperanzas y de ilusiones los checos celebraron la Navidad de 1945 sin percibir que el sueño sobre la construcción de una sociedad nueva y justa que empezaron a acariciar, contenía los gérmenes de otro totalitarismo, el comunista, que se esforzaría por vaciar las fiestas navideñas de todo su contenido cristiano.

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