El último rey premislita murió hace 700 años

Venceslao III

En esta presente edición de "Legados del pasado - testimonios del presente" repasamos la historia de los reyes premislitas, la primera dinastía real checa que se extinguió hace 700 años con el asesinato del último monarca, Venceslao III.

Venceslao III
Una puñalada terminó con la vida del joven rey checo Venceslao III Premislita. El asesino nunca fue descubierto y el Reino Checo, a partir del año 1306, no conoció ninguna otra dinastía checa.

Los Premislitas fueron una dinastía checa de príncipes y casi un siglo también lo fue de reyes hereditarios. Fueron los primeros soberanos del territorio checo, cuyos orígenes se remontan a las brumas misteriosas de los inicios del Estado Checo. El primer príncipe era, según la leyenda, Premysl el Arador, que dio nombre a toda la dinastía premislita.

No obstante, volvamos a los reyes hereditarios premislitas. Fueron cinco gobernantes con personalidades considerablemente distintas entre sí. Un punto en común en todos fue el aumento del prestigio de la corona checa que se reflejó en la fundación de ciudades reales y la ampliación de los dominios.

El primer monarca hereditario de la dinastía premislita fue Premysl Otakar I, quien se sentó en el trono tras una larga lucha entre representantes de esta estirpe a finales del siglo XII. Premysl Otakar I era un excelente diplomático y su habilidad la aprovechó para asegurar a sus sucesores y a sí mismo la corona hereditaria de los reyes checos.

"Bulla de Oro de Sicilia"
Premysl Otakar I.supo beneficiarse del desorden interno del Sacro Imperio Romano entre dos monarcas rivales y el 26 de octubre de 1212 recibió del recién elegido soberano romano Federico II la denominada "Bulla de Oro de Sicilia". El documento otorgó a los reyes checos el título hereditario y al reino checo la independencia del Sacro Imperio Romano.

Los soberanos checos poseían desde aquel entonces el derecho a elegir al emperador romano que, a su vez, no intervenía en la elección de los monarcas checos, sólo confirmaba formalmente al candidato seleccionado. Con la Bulla de Oro de Sicilia se fijaron también las fronteras del Reino Checo.

Tras la muerte del rey diplomático Premysl Otakar I en 1230, le sucedió su hijo mayor Venceslao I. Bajo su reinado penetraron en el territorio checo las ideas de caballería y el estilo gótico. Recorrían los castillos checos los trobadores y las actividades favoritas de la nobleza eran los torneos y la caza.

El rey Venceslao I fue un cazador incansable y su afición le costó literalmente un ojo de la cara, que perdió en medio de una cacería. Desde aquel entonces se ganó el sobrenombre de "Tuerto". No obstante, su descapacidad no le impidió en absoluto ejercer sus deberes reales.

Venceslao I.
Además de las ideas de los nobles penetraron en el territorio checo del Este las hordas de los mongólicos que en siglo XIII amenazaron a toda Europa. Venceslao I reunió un ejército y fue al encuentro del enemigo. Derrotó a los intrusos varias veces y al final les impidió a conquistar a Viena. Esta hazaña elevó el renombre de los reyes premislitas en Europa.

Venceslao I amplió su dominio de los países austríacos y concedió el titulo de ciudad real al barrio histórico de Ciudad Vieja de Praga y a la futura metrópoli morava de Brno. El Reino Checo fortaleció su posición e influencia en Europa Central.

Un contraste al rey Venceslao I, caballero y batallador, fue su hermana menor Inés, una mujer piadosa. Fundó el famoso convento de Praga, que lleva su nombre, y también la orden religiosa de los cruzados con la estrella roja, primera orden puramente checa. En 1989, en las vísperas de la Revolución de Terciopelo, fue canonizada como Santa Inés de Bohemia.

El sucesor del Venceslao I, Premysl Otakar II, fue bajo el reinado de su padre el duque de Austria y todavía más que su progenitor un guerrero. Su valor demostró cuando se inclinó al bando de los aristócratas que se rebelaron contra su padre.

La revuelta fue disuelta y los conspiradores castigados. El príncipe Premysl Otakar II fue encarcelado en un castillo. Tras la muerte de Venceslao I, Premysl Otakar II mantuvo una prolongada guerra con el rey magiar Béla IV por las provincias austríacas.

Los años de batallas fueron terminados en Kressenbrunn, donde el rey checo a la cabeza de su famosa caballería de hierro aplastó a las huestes magiares. Premysl Otakar II gobernó entonces un reino enorme que se extendía desde los Alpes hasta el mar Adriático.

Por su poder y riqueza era apodado "el de hierro y de oro" y también pretendía el trono del Sacro Imperio Romano. No obstante, los electores y el Papa temían el poder del rey checo que al final cedió a su candidatura. Si bien sin la corona de Roma, seguía siendo el monarca más poderoso de Europa Central.

Premysl Otakar II también logró fortalecer el interior de su reino otorgando más poder a nuevas ciudades reales como Ceské Budejovice, Olomouc y Kutná Hora, que desempeñó un papel importante durante el gobierno del sucesor de Premysl Otakar II, Venceslao II.

Sin embargo, la férrea voluntad del rey no gustaba a la aristocracia que intentaba participar en la administración del reino. Contra el monarca se formó una coalición de nobles, liderada por los poderosos señores de Rozmberk. A su bando se sumó también el emperador romano Rodolfo Habsburgo, el rival del rey checo.

El soberano Habsburgo comenzó a intervenir en los asuntos interiores del Reino Checo con ayuda de sus partidarios de la aristocracia checa. Premysl Otakar II decidió resolver la situación en un campo de batalla. Ambos ejércitos se encontraron en la actual Austria, a treinta kilómetros de la ciudad de Breclav, Moravia del Sur.

Tras una encarnizada batalla que por mucho tiempo resultó equilibrada, el rey checo se vio abandonado por gran parte de sus vasallos y murió en la lucha con la espada en la mano, junto con su comitiva. Rodolfo Habsburgo recuperó Austria y Stiria y ocupó también Moravia. El Reino Checo, tras la muerte de su monarca, cayó en un estado de anarquia.

El trono checo quedó prácticamente vacante, ya que su sucesor e hijo, Venceslao II no era todavía adulto. La administración del país y tutela del príncipe correspondía, pues, al margrave Oto Brandeburgo, que intentaba dejar bajo su mando todo el Reino Checo.

Cuando supo que su esfuerzo era en vano, secuestró al joven rey Venceslao II y lo encarceló en el castillo Bezdez y luego lo llevó a Brandeburgo como rehén. Mientras tanto, el Reino Checo, que padecía de hambre y epidemias, estaba a punto de desintegrarse. Una parte de la aristocracia checa recolectó dinero y pagó al conde Oto el rescate por el joven rey.

Sin embargo, la infancia infeliz y los años de prisión quebrantaron la salud del monarca que era excesivamente sensitivo y también tenía pánico de tormentas y gatos. La mocedad del rey Venceslao II era marcada por la lucha entre dos grupos aristocráticos por la influencia del joven monarca.

Venceslao II
El líder de una de las fracciones, Závis de Falkenstein, pasó a ser regente del Reino hasta que Venceslao cumplió la edad para poder reinar. Závis, pariente de los señores de Rozmberk, perdió con el tiempo la confianza de Venceslao II. Dentro de poco fue demandado por una conspiración contra el rey y fue encarcelado.

Para romper la resistencia de la aristocracia partidaria de Závis, Venceslao II recorrió los castillos de los nobles rebeldes y amenazó con ejecutar a Závis si no se sometían al poder real. Muchos aristócratas se rindieron, sólo el hermano de Závis, Vítek, no aceptó y la vida de Závis de Falkenstein terminó en el patíbulo.

Tras calmarse la situación interna, el Reino Checo volvió a prosperar bajo el gobierno de Venceslao II. El rey no era un guerrero como su padre, sus propósitos los alcanzaba más por la vía diplomática que en un campo de batalla. Con esa táctica logró hacerse con la corona de Polonia y tras la extinción de la dinastia real magiar, también se apoderó de la de Hungría para su hijo Venceslao III.

El florecimiento del Reino Checo se debía también al descubrimiento de ricos yacimientos de plata en la ciudad de Kutná Hora. Venceslao II mandó acuñar su propia moneda llamada "gros". El flujo de plata de las minas brindó al rey suficientes recursos financieros.

El rey Venceslao II fue el primer soberano checo que quiso fundar una universidad, pero el desacuerdo de los nobles se lo impidió y aplazó este acto a cincuenta años después, a la época de Carlos IV. Sin embargo, el corte real de aquel entonces era un centro cultural y el mismo rey componía versos.

Venceslao III
El reino del penúltimo rey premislita se extendia entre el Mar Báltico hasta el Danubio y por su extensión casi alcanzó al de su padre Premysl Otakar II. No obstante, la administración de tan vasto dominio agotó la tesorería y su riqueza atrajo la atención de muchos rivales.

Venceslao II se vio obligado a retirarse de Hungría y enfrentar el ataque del emperador romano. En medio de las negociaciones sobre la tregua, el rey checo, agotado y enfermo, murió en 1305.

Su hijo y sucesor, Venceslao III, fue coronado a los 12 años como el rey de Hungría y tras el fallecimiento de su padre gobernó las tierras checas. Abdicó como rey húngaro y luego fue a Polonia para reforzar su influencia. Sin embargo, de camino, durante una parada en Olomouc, un asesino frustró sus intenciones y la dinastía premislita perdió su último rey.

No obstante, la hermana de Venceslao III, Isabel, se casó con Juan Luxemburgo, quien estableció, tras cuatro años de lucha por el trono checo, otra dinastía real. Así, al hijo de Juan e Isabel, Carlos IV, el mejor soberano que gobernó las tierras checas, le latía en las venas sangre de los primeros reyes checos - los Premislitas.

Autor: Jaroslav Smrz
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