Echo de menos el "chiquiteo" de mi país

David Martínez

David Martínez, de Bilbao, España, llegó por primera vez a la República Checa hace cuatro años y medio, haciendo de guía. Luego se asentaría en este país tras conocer a su novia checa. Hoy trabaja en una empresa del sector automovilístico, pero un día desea volver a su país natal.

David Martínez
¿Qué es lo que más llamó tu atención tras tu llegada a la República Checa?

"Nada en especial y muchas cosas en particular, o sea, este país ahora ya se parece más a cualquiera del resto de Europa, pero cuando llegué era todavía un país en transición, entonces sí que me soprendía ver la diferencia dentro de Europa entre la parte occidental con una economía capitalista desde hace muchos años, con una economía en transición que se transformaba muy rápido. Noté mucho el cambio del primer año que estuve aquí, la primera temporada del 2000 al 2001 cómo cambiaba el parque automovilístico, por ejemplo, y se dejaban de ver los Trabant y los Skoda 105 y empezaban a salir los Skoda Octavia, se empezaban a ver muchos Audis y BMW importados de Alemania y se notaba un cambio rápido. Luego también las casas, como se iban renovando los edificios, había mucha construcción".

¿Y en cuanto al estilo de vida, ¿fue muy difícil para tí ambientarte en este país?

"Pues, sí creo que sí, pero no tanto por el cambio de cultura, sino porque soy bastante casero, o sea me gusta lo mío, estoy bastante acostumbrado al sitio del que vengo, entonces no me ha costado acoplarme a las costumbres de aquí, sino dejar las mías".

¿Cuáles eran?

"Los primeros veinte años de mi vida los he pasado todos los veranos en la playa, entonces en una media de dos o tres meses en la playa, donde iba con los amigos de fiesta en fiesta casi cada semana a un pueblo diferente con un ambiente muy de calle. Lo de estar en la calle y encontrarte con la gente sin planear, o sea no quedar en 'vamos a

Turistas en Praga,  foto: archivo de Radio Praga
encontrarnos aquí', sino de ir encontrándote con gente de tomar potes, que se dice por allí el 'chiquiteo', pues ir a tomar vinos o cerveza a los bares. Esto sí que hasta hoy lo echo un montón de menos. Se nota muchísimo aquí que la gente es mucho más tirada hacia adentro. Las amistades son bastante fijas, siempre se llama antes de encontrarse, no se suele estar tanto tiempo en la calle y encontrarte con la gente casualmente y 'hombre, ¿qué tal?, venga, vamos a tomar algo', esto aquí no se lleva mucho. Esa diferencia sí que me costó bastante digerirla".

¿Además de todo esto, ¿cómo caracterizarías a los checos?

"La primera impresión fue la que tuve desde el punto de vista del turismo. Vení aquí con los guías y entre los guías sí que hay la idea de que los checos son muy cabezones, poco receptivos que no están dispuestos a ayudarte. Que incluso más que eso intentan fastidiarte de alguna manera, entonces por lo que oía, sin saber demasiado de la gente de aquí y por las experiencia que tuve al principio, sí que tuve la misma impresión. O sea era muy común encontrarte con problemas en los hoteles, que no encontraban tu reserva y decían simplemente que no existía tu reserva, teniendo el papel debajo de las narices y sólo tenían que buscarlo un poco para encontrarlo, pero la primera reacción era 'Ne'".

David Martínez
¿Ha cambiado tu visión de los checos en la actualidad?

"Sí, creo que la actitud de la gente ha ido cambiando también así como la atmósfera general del país, la economía, las costumbres y la mentalidad de la gente, sobre todo de los jóvenes. Pero ahora lo veo de diferente manera yo mismo, sobre todo, trabajando en una fábrica, veo que no hay mucha diferencia entre checos, españoles, franceses. Creo que hay bastantes similitudes entre los europeos en general".

¿Cómo te comunicas con la gente? ¿Tu mujer es checa, así que hablas checo, no?

"En casa hablamos castellano, ella habla perfectamente castellano, estudió el bachillerato en castellano y nosotros empezamos a relacionarnos en castellano, cuando nos conocimos sabía sólo una pocas frases en checo. Y a partir de que empecé a trabajar en la fábrica, tuve que aprender mucho checo, porque soy el único español allí y me pasé seis meses intentando entender lo que pasaba a mi alrededor, tuve que estudiar algunos cursos, pero a la larga ha sido una ventaja, porque hoy entiendo, no todo, pero gran parte de lo que se habla a mi alrededor y me puedo comunicar sin problemas. Aunque cometa faltas de gramática y ortografía al escribir, me puedo comunicar sin problemas a casi todos los niveles".

¿Según tu opinión, ¿que es lo más típico para la República Checa?

"Si me tuviera que quedar con un producto de la República Checa, lo tengo muy claro: me quedaría con la cerveza".