El Lídice mexicano mantiene vivos sus lazos con la República Checa

Ceremonia 2017, foto: archivo  Edna Gómez Ruiz

México fue uno de los primeros países en mostrar su solidaridad por los trágicos hechos ocurridos en el pueblo checoslovaco de Lídice en 1942.

Foto: archivo  Edna Gómez Ruiz

El recuerdo de lo que sucedió en el pueblo checoslovaco de Lídice durante la Segunda Guerra Mundial vive en un barrio de la Ciudad de México.

El 10 de junio de 1942, un grupo de soldados nazis arrasó el pueblo de Lídice y exterminó a sus habitantes en venganza por el atentado contra el jerarca nazi Reinhard Heydrich.

Ceremonia 2017,  foto: archivo  Edna Gómez Ruiz

Pocos meses después, desde el otro lado del océano llegó un enorme acto de solidaridad. México se convirtió en uno de los primeros lugares en honrar la memoria de este suceso cambiando el nombre de una parte del pueblo de San Jerónimo Aculco, hoy en día parte de la ciudad de México. Sobre esto habló en entrevista para Radio Praga Internacional Edna Gómez Ruiz, presidenta de la Asociación Checa T. G. Masaryk en México, y que ha realizado una inconmensurable labor para que el recuerdo de Lídice siga vivo.

“México siempre ha sido un país solidario con las causas justas y el respeto a la vida y a la dignidad. Por esto hizo prevalecer el nombre de Lídice, adoptándolo en uno de los cuatro pueblos originarios de la Alcaldía Magdalena Contreras, quedando oficialmente el 30 de agosto de 1942 como San Jerónimo Lídice. Asimismo, también la escuela primaria del pueblo recibió el nombre. Por lo que México es el primer país Latinoamericano en adoptar el nombre de Lídice”.

Pavel Hořešovský entrega la medalla de Lidice,  foto:  archivo  Edna Gómez Ruiz

A pesar de la distancia, México no fue ajeno a la Segunda Guerra Mundial, pues en 1942 sufrió el hundimiento de dos barcos por parte de submarinos alemanes: el Potrero del Llano y el Faja de Oro. Esto llevó a que en mayo de ese mismo año le declarasen la guerra a Alemania. Y a pesar de que su contribución no fuese notable a nivel de operaciones militares, el pueblo mexicano se situó a favor de la justicia y condenó la opresión nazi que sufrían naciones como Checoslovaquia. El lazo con el Lídice mexicano quedó reforzado a partir de 1984, cuando el entonces primer ministro de Checoslovaquia, Lubomír Štrougal, visitó San Jerónimo Lídice.

Pero sobre todo, hay que destacar la importancia de los alcaldes de La Magdalena Contreras, la demarcación donde se encuentra el Lídice mexicano, que desde entonces han apoyado los actos de conmemoración de esta tragedia, que se han venido celebrando anualmente. Edna Gómez apunta que además de ellos, también tiene mucho que agradecerle a la alcaldesa del Lídice checo.

Lidices - Urna tierra Lidice,  foto:  archivo  Edna Gómez Ruiz

“Definitivamente, sin el apoyo de los alcaldes no hubiesen transcurrido 36 años de llevar esta ceremonia. El inicio se dio con el alcalde Amado Treviño Abatte en 1984, siguiendo el alcalde Fernando Mercado Guaida, quien invitó al sobreviviente Pavel Horešovský a visitar oficialmente San Jerónimo Lídice. Por ello, México tiene el honor de ser el primer y único país en haber traído a un sobreviviente. La actual alcaldesa, Patricia Ortiz Couturier, llevó con toda solemnidad la ceremonia en 2019. Antes de terminar, traduzco la palabra alcaldesa por “starostka”, refiriéndome a Veronika Kellerová, que me ha apoyado desde 2013 para tener una relación muy cercana con los sobrevivientes y habitantes del Lídice checo”.

En opinión del alcalde Fernando Mercado Guaida, quien durante su mandato invitó al superviviente Pavel Horešovský a participar en la ceremonia, estos esfuerzos demuestran que la memoria y la solidaridad siempre prevalecen.

“Lídice es el recuerdo vivo de la grandiosidad y de la fortaleza del espíritu humano. Es una comunidad dedica a la resiliencia y un recuerdo en el mundo de la solidaridad de los pueblos en los momentos más difíciles. Es la prueba viva de que los tiranos, por más fuertes, omnipotentes y poderosos que sean, nunca podrán contra el esfuerzo colectivo por rescatar la memoria y por sobreponerse a la peor de las adversidades”.

Embajador Zdeněk Kubánek con el Coro y Edna,  foto: archivo Edna Gómez Ruiz

En cuanto a los actos conmemorativos, a lo largo de estos años tampoco hubieran podido celebrarse sin la implicación de tantas personas. Por ejemplo, la excelente labor del Coro Lídice, que entonando los himnos de México y la República Checa otorgan un color inolvidable a la ceremonia. También la participación de los niños de la escuela primaria Lídice, que desde 2002 llevan una urna con Tierra de Lídice y la ofrecen a los mártires junto a las coronas de flores. Para Edna Gómez, la fuerza que le dan los niños a este acto forma una parte esencial de lo que todo esto representa.

“Sin los niños del Coro Lídice, que dirijo desde hace 36 años, y los niños de la escuela primaria Lídice, que han conformado la escolta y banda de guerra en las ceremonias, estas no tendrían luz, ya que la magia de los niños se combina con los momentos cívicos y con el minuto de silencio, que termina en fiesta con la entonación de las melodías en checo”.

Los símbolos del Lídice mexicano

Mural Campos de luz y muerte,  foto: archivo Edna Gómez Ruiz

Con el paso de los años, en el corazón del barrio han ido apareciendo símbolos de esta hermandad entre pueblos que nace del recuerdo de Lídice, apunta Edna Gómez.

“En 1942, cuando se hizo el nombramiento de Lídice, no existía ningún monumento alusivo. Fue en 1975 que la alcaldía le pidió a Sergio Guerrero Morales diseñar la plaza y la escultura. Entonces, el 22 de febrero del mismo año fue la inauguración y desde entonces aquí se llevan a cabo las celebraciones cada 10 de junio. Después, para conmemorar el 60 aniversario de la tragedia de Lidice, en junio de 2002, se inaugura el mural “Campos de luz y muerte” de Ariosto Otero, que en su obra se refleja la mezcla de los dos Lídices”.

Ariosto Otero,  foto: archivo Edna Gómez Ruiz

En la Plaza Lídice se puede apreciar el imponente mural “Campos de luz y muerte”, gracias al que estos sucesos no caerán en el olvido, como señaló para Radio Praga Internacional su autor, el muralista Ariosto Otero.

“Lidice en su recuerdo jamás tendrá olvido. En la distancia de los hechos aún permanece el sufrimiento de un pueblo que cayó, no por una pandemia, sino por la brutalidad humana”.

Entre los elementos que representa el mural podemos ver al presidente Masaryk, símbolo de la Checoslovaquia democrática, al escritor judío Franz Kafka, y a la madre de Lídice, una madre checa que protege a sus hijos frente a los soldados alemanes. Pero el mural también representa con claridad el dolor y la destrucción con un tanque, bombas y alambradas.

Por otro lado, una rosaleda con la estructura “La muerte del hombre por el hombre mismo” recuerda a las víctimas y la crueldad que se ejerció sobre ellos. El autor, el arquitecto Sergio Guerrero Morales cree que, como con toda desgracia, estos tiempos de pandemia también nos recuerdan el valor de la vida, que era uno de los propósitos de su escultura, como él mismo resalta.

“La escultura llamada “La muerte del hombre por el hombre mismo” es una plegaria para los seres a los que se les quitó la existencia de la forma más cruel y despiadada. En estos días de pandemia cobra mucha importancia la vida, se vuelve más significativa y tomamos conciencia de su valor. Lídice, lejano en la distancia, pero cercano en el corazón”.

Foto: Ondřej Tomšů

La fuerza de las mujeres sobrevivientes permanece en las nuevas generaciones

Efectivamente, la distancia no fue suficiente para evitar que el Lídice checo resonara en todo el mundo de habla hispana. Y es por ello que en numerosos países encontramos a mujeres que portan el nombre de este pueblo checo como homenaje a lo que allí sucedió.

En la celebración de 2018 en San Jerónimo Lídice fue posible invitar a cinco de estas mujeres. Edna Gómez relata cómo fue para ellas conocer a fondo la historia de su nombre.

“Fue un shock. Solo sabían someramente sobre Lídice, así que cuando les mostré lo que realmente pasó allí, su significado está presente para toda su vida. Y las cinco coinciden en es un honor llevar el nombre de Lídice. La primera participación fue en junio de 2018, repitiéndose el año pasado en 2019. Tienen el deseo de conocer Lídice en el futuro”.

Uno de estos casos es el de Lídice Fragoso, cuyo padre recibió como regalo un libro que contaba la tragedia de Lídice en 1942. Tanto le conmovió la historia que acordó con su mujer que así llamarían a la primera hija que tuviesen en honor a este pueblo.

Su hija, ya adulta, lleva con orgullo el nombre y gracias a ello pudo adentrarse un poco en la historia de Checoslovaquia y República Checa. Como nos explica Lídice Fragoso, el resurgimiento posterior de la aldea destruida es un ejemplo para la humanidad.

“Llevo con orgullo y osadía el nombre de Lidice, pueblo checoslovaco destruido por la venganza de un hombre. Esta aldea tuvo el valor, la voluntad, la fortaleza y la unión para resurgir. Esto es un ejemplo para nuestra humanidad del presente, para enfrentar con resiliencia los cambios que nos harán mejores”.

Como recalca Edna Gómez, Lídice encierra una profunda enseñanza. Especialmente ella, que tan de cerca ha podido relacionarse con los sobrevivientes, y que incluso fue nombrada por ellos mamá adoptiva en señal de agradecimiento, reconoce que ha ganado algo muy valioso a lo largo de estos años.

“Primeramente, quiero manifestar mi agradecimiento a los embajadores de la República Checa, que desde hace 36 años me han permitido crecer profesionalmente y tener cariño y respeto por su país. Después, cuando visité Lídice por primera vez en 1986, mi corazón se tatuó con la enseñanza de las mujeres sobrevivientes de Lídice de saber llevar el dolor sin llanto. Y de los niños sobrevivientes aprendí la fuerza de vivir. El privilegio de haber nacido en mi México es que también tiene un Lídice”.

Este año, debido a la pandemia de coronavirus, los actos no han podido celebrarse, pero los organizadores miran con esperanza al futuro. Y especialmente brilla en el calendario el 10 de junio de 2022, cuando se cumplirá el 80 aniversario de la tragedia de Lídice.

En ese entonces, las autoridades mexicanas y la Asociación de T. G. Masaryk desean estar presentes en la República Checa para que este lazo entre pueblos siga vivo muchos años más.

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