Azotes a las mujeres para que rejuvenezcan, la tradición más llamativa de la Pascua checa

Foto: Ondřej Tomšů

Los azotes para rejuvenecer y la decoración de los huevos de Pascua son algunas de las tradiciones específicamente checas que acompañan esta fiesta religiosa tan importante para los cristianos.

Foto: Ondřej Tomšů

La época primaveral fue desde siempre la más rica en lo que se refiere a las fiestas y tradiciones, sobre todo si hablamos de la Pascua. Esta celebración tiene en la República Checa un sabor especial, ya que además de ser la más importante para los cristianos, en nuestro territorio se han mantenido algunas tradiciones que tienen sus raíces en la época precristiana, y no se practican en otras partes del mundo con excepción de Eslovaquia.

La tradición que más atención suscita sobre todo entre los extranjeros es la de azotar a las mujeres con una vara hecha a mano con ramas de sauce. Se trata de una celebración que se practica durante la mañana del lunes de Pascua. Los varones tienen que trenzar la llamada ''pomlázka'' con varas de sauce entrelazadas. Luego forman grupos de varias personas que van de puerta a puerta por las casas del pueblo.

Las mujeres abren la puerta, y los señores se ponen a cantar unas rimas tradicionales para la ocasión mientras azotan en el trasero a damas y muchachas con sus varas. A cambio reciben huevos, los niños dulces, y los adultos frecuentemente un vaso de alguna bebida alcohólica. Las señoras por su parte pueden también decorar el látigo con cintas coloridas. Solía ser tradición que las mujeres añadieran sus propias cintas para que el látigo mostrara cuántas mujeres el hombre en cuestión ya había visitado. Así los grupos siguen visitando las casas hasta el mediodía.

Las raíces de esta costumbre llegan hasta los tiempos paganos, y se practica solo en Chequia y Eslovaquia. Según nos cuenta la etnóloga del Museo Nacional, Daniela Záveská, nuestros antepasados creían que las varas de sauce frescas daban a las mujeres buena salud, belleza, fertilidad y vitalidad.

“Entre los investigadores no hay un acuerdo total. Sin embargo, la teoría más general y aceptada dice que los azotes tienen como propósito el rejuvenecimiento. Podemos explicarlo de la siguiente manera. Las varas frescas de sauce entrelazadas tenían un poder mágico. Al tocar el trasero de la mujer se transmite el poder de la vara fresca a la señora o a la muchacha. La gente creía que ayudaba para no tener mucha pereza y para no envejecer''.

Originalmente la gente se azotaba entre sí. El señor de la casa empezaba con su esposa y sus hijos y luego ellos lo azotaban a él.

Lenka Volková,  foto: Ondřej Tomšů

La costumbre se registra desde la Edad Media y puede llegar a cambiar en las diferentes regiones. No es lo mismo en la ciudad que en el campo, y también hay diferencias entre las regiones del este y el oeste.

En algunas partes no se azota nada, y en vez de esto la gente se tira agua. Sin embargo, el uso del agua se limita a las regiones del norte de Moravia, Silesia, y las regiones fronterizas con Eslovaquia. En otras regiones las chicas tienen su venganza el martes, cuando les llega su turno con la vara, mientras que en otras zonas devuelven el rejuvenecimiento con un cubo de agua helada. Záveská del Museo Nacional explica algunos detalles.

''Por ejemplo hay regiones, donde no registramos la costumbre de azotar. Se trata de zonas en el sur de Bohemia. No disponemos de materiales que describan esta costumbre durante todo el siglo XIX. No sé exactamente cómo es la situación de hoy, pero antes los muchachos buscaban los huevos sin azotar a las muchachas. El agua puede ser una alternativa a los azotes, y en algunas regiones se practica junto con esta costumbre''.

Záveská continúa explicando la diferencia entre las ciudades grandes y los pueblos.

''En las ciudades grandes, las tradiciones en general no son tan fuertes, porque la gente no tiene tanto contacto con sus vecinos. Sin embargo, en las ciudades pequeñas y en los pueblos se mantienen todavía, y por supuesto las regiones de Moravia son las más fuertes en este sentido''.

Los azotes impactan a los extranjeros

La costumbre de azotar a las muchachas y a las señoras siempre llama la atención de los extranjeros, que nunca han visto algo similar en sus países. Conversamos con varias personas de diferentes nacionalidades que nos hablaron sobre sus experiencias e impresiones.

Foto: Klára Stejskalová

Saskia es una joven de Alemania. Llegó a la República Checa hace unas semanas, y nunca había visto esta costumbre. En su opinión, es una tradición de otros tiempos, y no le hace mucha gracia.

''Lo veo por la primera vez y bueno, me parece bastante horrible. No me parece bien que los hombres azoten a las mujeres, y que ellas deban agradecérselo e incluso regalarles algo a cambio. No creo que sea una costumbre muy bonita. En mi opinión esto no tiene mucho que ver con el mundo contemporáneo en que el vivimos. Incluso para los hombres tiene que ser raro. Creo que si lo intentaran en Alemania, tendrían un problema serio. A lo mejor si uno lo ve por primera vez, le da risa, pero si uno se lo piensa, no tiene mucho encanto. En Alemania, el lunes de Pascua no hacemos nada de esto''.

Igual que Saskia, también Meltem de Turquía nunca había visto nada similar.

“A mí me parece bastante interesante. Creo que la generación de los jóvenes no piensa que esté bien azotar a la mujer. Pero supongo que en el pasado, la gente pensaba que podría ayudar a la mujer para que fuera sana y tal. Creo que estas tradiciones están relacionadas con cosas buenas. Entonces sobre todo me parece interesante''.

Anton de Rusia, que vive en la República Checa ya desde hace varios años sostiene que es una tradición bonita. Nos explica cómo llegó a conocerla.

''En cuanto a la tradición de los azotes, eso fue un gran choque. Los padres de mi esposa viven en un pueblo moravo, y por allí es bastante fuerte hasta hoy en día. Yo no lo conocía para nada, y de repente me dieron la vara y me mandaron azotar a las señoras. Decían que me lo agradecerían y que estarían felices. Yo me preguntaba que por qué debería hacerlo. Mientras que Anton tuvo que acostumbrarse a participar por su familia checa, a Pierre de Francia no le gusta nada esta tradición, y su novia se lo agradece. Tardaron mucho en explicármelo. Para mí era algo completamente nuevo y no lo entendía mucho. Además querían que cantara algo, y que les pidiera los huevos y cintas de colores. Y había que participar, me obligaron. Encima en aquella época todavía vivía la abuelita del sur de Moravia, y esta quería que viniera para azotarla muy fuerte. Cuanto más fuerte, más sana sería. Tenía unos 80 años y lo disfrutaba mucho''.

Strahinja Bucan,  foto: archivo de ČRo

Mientras que Anton tuvo que acostumbrarse a participar por su familia checa, a Pierre de Francia no le gusta nada esta tradición, y su novia se lo agradece.

No participo en la celebración de la Pascua ni en la República Checa, ni en Francia. Pero bueno, aquí en Praga me parece que igual no es muy fuerte, he visto solo un par de niños. La tradición me la explicó mi novia, y ella no tiene muy buena experiencia con esto. Cuando era pequeña, tenía miedo de salir de casa el lunes de Pascua. Yo me considero feminista y no puedo llegar a comprender por qué hay que pegar a las mujeres. Comprendo que es una tradición, y tal vez sea como la corrida de toros española, estoy en contra, pero de una cierta manera respeto que la gente lo hace”.

Hablamos también con Strahinja, cuya familia viene del este de Croacia, pero creció en Alemania. Ahora vive en Chequia junto con su familia checa y la Pascua en su casa es una mezcla de tradiciones de varios países, explica.

“Celebramos la Pascua todos los años. En nuestra casa se suele hacer una mezcla de tradiciones, porque yo crecí en Alemania, pero en una familia de Yugoslavia. Entonces tenemos la típica ensalada pascual del este de Croacia, y al mismo tiempo el pan de Pascua checo. En cuanto a la costumbre de los azotes, hasta ahora no he tenido la oportunidad de participar en ningún pueblo de las regiones donde se practica de forma más tradicional. Sin embargo, en mi casa lo hacemos. No preparamos la vara a mano, sino que la compramos en algún mercado. A mí me parece más bien divertido, no creo que sea algo horroroso. Ni la esposa ni su madre se quejan. Pues creo que no hay problema. Los muchachos no pegan muy fuerte, entonces es más bien simbólico. De todas maneras creo que hay gente que diría que se trata de una costumbre arcaica y patriarcal, y que no tiene nada que ver con el siglo XXI”.

Una excusa para beber y relacionarse

Anton  Kaimakov,  foto: Khalil Baalbaki,  ČRo

Según Anton de Rusia, la costumbre de los azotes podría tener bastante éxito en su país. Anton sabe que en los pueblos los hombres no reciben solamente huevos, sino también un vasito de alcohol y esto les gustaría a sus amigos de Rusia, comentó.

“Si les explicaría a algunos de mis amigos la base de la tradición, que tienen que hacer, y sobre todo qué van a recibir, les gustaría bastante. Es que lo de los niños, dulces y huevos es una parte de la tradición. Pero la verdad que en aquellos pueblos los hombres más bien quieren beber un trago, no les importan las cintas de colores ni los huevos. Además es una buena oportunidad para abrazar y besar a las señoras, y eso les gustaría a mis amigos”.

Y como Anton es bastante conocedor de la historia, añade que hay que verlo en un contexto histórico más amplio, porque en el pasado, la costumbre era una de las pocas oportunidades en la que los hombres jóvenes podían llegar a tener algún contacto con las muchachas del pueblo.

''Esto no lo podemos olvidar. En realidad era una oportunidad para aproximarse a las muchachas. Era la única ocasión en la que podían abrazarlas de manera legal. Una vez vi una exposición fotográfica donde se exponían las fotos de principio del siglo XX. Había fotos muy bonitas de la región del sur de Moravia en las que se veía a los jóvenes corriendo detrás de las muchachas, y estas al escapar tenían que levantarse un poquito las faldas. Me perdonan, pero nunca en mi vida había visto algo tan erótico. Las piernas descubiertas era lo más erótico de aquella época. Allí me di cuenta de este aspecto de la costumbre”.

La opinión de Anton corresponde con lo que nos cuenta la etnóloga del Museo Nacional, Daniela Záveská.

''En el pasado era una oportunidad para que se puedan aproximar dos personas que se querían. Si un muchacho se mostraba interesado en casarse con alguien, durante el año había un par de ocasiones en las que podían regalarse cosas, y la Pascua era exactamente una de estas oportunidades en las que podían expresar sus sentimientos''.

Foto: Ondřej Tomšů

Sin embargo, los jóvenes de hoy en día ya disponen de otras oportunidades para encontrarse o regalarse cosas y la tradición en sus formas más originales se mantiene sobre todo en los pueblos. En las ciudades pequeñas participan sobre todo los niños, que aprovechan la ocasión para pedir dulces a sus vecinas.

Muchas veces acontece que los más atrevidos tocan las puertas de personas que no conocen nada, y esto puede llevar a situaciones poco agradables. Nos cuenta una joven checa Eliška.

''Yo prefiero no participar en estas celebraciones y les voy a explicar por qué. La tradición, como la conozco de mi niñez, es bastante problemática. Pienso que la antigua tradición de los azotes tiene un fundamento bonito. Sin embargo, tengo problemas con la forma de hoy que no me parece nada agradable. Prefiero pasar el día con mi familia, porque así celebras con la gente que conoces y a la que quieres. Pero mis recuerdos son diferentes. En nuestro bloque de pisos siempre aparecía un grupo de chicos que no conocía de nada. Y se suponía que yo les tenía que dar las gracias por azotarme, yo creo que no es nada para agradecer. Luego cuando por ejemplo estuve en casa de mi abuela en el pueblo, acontecía que muchachos que nunca había visto venían y esperaban que me hiciera mucha gracia. Pero no, me parecía más bien muy estúpido''.

Foto: Ondřej Tomšů

Hablamos también con Lukáš, que es un caso ejemplar de un joven checo, que viene de un pueblo, y durante su niñez iba a azotar a las muchachas con sus amigos. Sin embargo, luego cuando cambió de casa y empezó a vivir en la capital, ya no volvió a practicar esta tradición.

''No, no lo celebro. Cuando era pequeño, digamos hasta los diez o doce años, iba con mis amigos, pero después dejó de ser divertido para mí. Proengo de Moravia y allí se celebraba, se iba de casa a casa. Sin embargo, luego cambiamos de casa y aquí en Praga se perdió la magia''.

De cualquier manera no queríamos crear la impresión de que todos los checos jóvenes están en contra de celebrar la Pascua de la manera tradicional, tal como lo hacían nuestros antepasados. Por eso conversamos con Tereza, una estudiante de 25 años, quien nos muestra que no sería bueno generalizar.

“A mí me gustan mucho las tradiciones en general. Y a pesar de que el caso de la Pascua es en mi opinión más bien folclórico, me gusta participar en las costumbres de esta fiesta. Cuando tenga niños, quiero celebrarlo con ellos también. Lo que pasa es que tengo recuerdos muy bonitos de mi niñez. Vivíamos en un pueblo pequeño y siempre estaba toda la familia. Pintábamos los huevos de Pascua, horneábamos el cordero, y luego esperábamos a los chicos. O sea muy buenos recuerdos. Me acuerdo que una vez los muchachos vinieron justo después del mediodía y probablemente no sabían nada sobre la tradición de tirarles agua fría, y yo decidí mojarlos a todos”.

Foto: Ondřej Tomšů

Tereza sigue explicando que en su opinión todas las tradiciones son de cierta forma arcaicas, y que es precisamente eso lo que las convierte en tradiciones.

“Yo creo que todas las tradiciones las podríamos considerar como arcaicas. O sea está claro, entiendo que si alguien tiene una mala experiencia con esta costumbre, quiere evitarla. Pero yo personalmente no tengo ningún problema con esta tradición. Creo que es bonita''.

Y de recompensa, un huevo

La recompensa que los señores recibían por haber cantado y azotado a las mujeres consistía sobre todo en huevos, un símbolo de la vida nueva. El alcohol y los dulces faltaban en la mayoría de los casos. Por lo tanto la decoración de los huevos es una parte importante de la tradición. Según los etnógrafos, en Chequia, sobre todo en Moravia y luego en Eslovaquia es donde podemos encontrar la mayor cantidad de técnicas de decoración de todo el mundo.

Photo: Ondřej Tomšů

En el pasado los huevos se coloreaban en su mayoría de rojo. Era el color de la vida nueva, del sol, y además el color rojo era mucho más accesible que por ejemplo el amarillo o el dorado. Los huevos de Pascua más antiguos datan de la época antes de Cristo.

También sobre la decoración de los huevos de Pascua hablamos con los extranjeros que viven en la República Checa. Nos cuenta Anton, quien destacó la habilidad de las mujeres checas que se dedican a esta vieja tradición.

''Mi esposa viene de Chequia, del norte de Moravia, y estudió algún tiempo en Rusia, entonces yo sabía que existían los huevos de Pascua, los pintamos también en Rusia. Pero por supuesto no sabía que era posible hacerlo de una manera tan bonita y elaborada como cuando se hace aquí. Lo único que sabía era que había que colorearlos y luego comérselos''.

Strahinja de Alemania, quien como ya sabemos vive en Chequia con su familia, nos dijo que se dedican a esta actividad todos los años.

Foto: Ondřej Tomšů

''En nuestra familia pintamos y decoramos los huevos. La verdad que el año pasado no salió muy bien, pero esperamos mejorar este año. Vamos practicando''.

Para hablar sobre la decoración de los huevos nos encontramos con Lenka Volková, quien fue galardonada con el título de Maestra de las Artes Populares que otorgan los etnógrafos. Volková explica cómo empezó a decorar huevos.

''Por primera vez me puse a decorar huevos en la escuela. Luego no lo hice durante años y se me olvidó, porque me dedicaba a los estudios. Pero después, en, 2006 me acordé de esta actividad y me di cuenta de que me gustaba muchísimo. Entré en la Asociación de Decoración y allí llegué a conocer otras técnicas de decorar''.

Volková destaca la peculiaridad de esta costumbre y sostiene que en ningún otro lugar del mundo se decora de una manera tan bonita como en Chequia. Incluso se puede notar que por ejemplo los motivos de la decoración en algunas regiones tienen algo en común con los trajes típicos de la región.

Foto: Ondřej Tomšů

Volková se dedica a tres técnicas diferentes. La primera es la decoración con pajas que se pegan a los huevos. Se trata de una técnica que requiere bastante tiempo de preparación. Antes de empezar hay que buscar las pajas. Se utiliza el centeno, la cebada y la avena.

Volková explica que va frecuentemente al campo para colectar las pajas de edad diferente, porque en cada época tienen un color especial.

“Pueden ver que tengo aquí paja de colores diferentes. Voy al campo muchas veces, porque cada día el color de la paja es un poco diferente. Primero hacía los ornamentos típicos, como por ejemplo flores. Luego hago también ornamentos geométricos''.

Los tallos primero hay que meterlos en agua, luego cortarlos longitudinalmente y plancharlos. Después podemos empezar a cortarlos en piezas pequeñas de formas deseadas y los pegamos en los huevos. Antiguamente se hacía todo solo con tijeras, pero ahora usamos también una especie de punzón para conseguir las formas más complicadas rápidamente.

La segunda técnica es el relieve de cera. Nos explica Volková.

Lenka Volková,  foto: Ondřej Tomšů

''Esta es la más fácil de las técnicas. Se necesita un soporte para el huevo, un mechero con etanol y una cuchara para disolver la cera. Yo tengo mi manera especial de preparar la cera y luego para la decoración del huevo utilizo varias herramientas. Son por ejemplo un alfiler que se usa para hacer los puntos. Si uno dispone de alfileres de diferentes tamaños y ya es suficientemente hábil, puede crear con esos directamente los ornamentos. Para hacer líneas se utiliza un palito hueco de madera. Además del palo de madera se puede usar también el cañón de pluma''.

Antes se decoraba con cera de abejas. Sin embargo, se pueden usar lápices de cera también. Los huevos que se decoran suelen estar pintados de rojo. La tercera técnica es la decoración con un junco, una especie de hierba que crece en los lugares húmedos. Volková nos habla sobre esta técnica especial.

Lenka Volková,  foto: Ondřej Tomšů

''El junco hay que buscarlo cerca de los ríos y lagos. Luego hay que sacar la pulpa del junco con una cerilla. La pulpa se utiliza para crear ornamentos que se acompañan con cintas de terciopelo''.

Los huevos decorados de esta manera tenían una función especial. Se colgaban del techo para decorar las salas. Sin embargo, no se trata de una técnica muy conocida, ya que se usa en áreas bastante limitadas, sobre todo en Bohemia central.

Dicho de una manera breve, la decoración es todo un proceso, se necesita bastante paciencia y sobre todo muchos huevos. Pero el resultado vale la pena.

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