Los checos descubren el sabor de vinos de hielo

Son vinos peculiares. Beberlos es un placer y producirlos es un martirio. Sí, se trata de los vinos de hielo o los eiswein, denominados poéticamente también "hijos de la nieve". Buscados por su dulzor intenso y sabor seductor, tienen cada vez más admiradores en la República Checa.

Aunque la historia de los vinos de hielo tiene más de dos siglos, en el mercado checo son una novedad. Estos vinos empezaron a producirse a mediados de los años noventa.

Primero los vitivinicultores checos estuvieron un tanto preocupados: de todas formas, producirlos es una tarea titánica, agotadora y muy cara que sin duda se reflejaría en su precio elevado. Pero con el paso del tiempo, los vinos de hielo encontraron un nicho importante en la República Checa.

Pavel Vajcner, director de la empresa vinícola Znovín Znojmo, explica su producción.

"Los eiswein se producen de uvas congeladas tras soportar las temperaturas de, como mínimo, siete grados bajo cero. Su vendimia se realiza así en pleno invierno, en nuestro país suele ser en los primeros diez días de diciembre. El agua congelada en la uva se separa y lo que queda, se deja fermentar y luego se añeja por varios meses. Las primeras botellas de la vendimia de este año aparecerán en el mercado en mayo o junio del año entrante".

La rentabilidad de los vinos de hielo es baja. Mientras que en el vino normal se produce 0, 7 litro de un kilogramo de uvas, en el eiswein son dos decilitros cuyo precio oscila alrededor de las quinientas coronas. El precio de una botella del vino normal no pasa de cien coronas y el salario medio en la República Checa es de unas 17 mil coronas.

Pese a ello, crece el número de consumidores checos de los vinos de hielo. Se ha convertido en el regalo preferido que los checos dan a sus más queridos. Pavel Vajcner apunta que apetece sobre todo a las mujeres.

"¿Por qué? Porque el vino de hielo evoca una atmósfera romántica y festiva, tiene un olor específico y es muy dulce. Un litro contiene hasta 250 gramos de azúcar, pero se trata del azúcar más sano que existe, procedente directamente de las uvas. Por ello el vino de hielo se puede beber tan sólo en pequeñas cantidades, basta un decilitro para que la persona se sienta como en el paraíso".

¿Con qué nos recomienda servir este vino?

"Lo ideal es servirlo con el café. Es un típico vino de postre, pero a diferencia de los demás vinos de postre, es mucho más sano. Muy sabroso es también con pasteles de manzana y helados. Este vino se debe de servir a una temperatura de cinco o seis grados".

La compañía Znovín Znojmo es conocida por producir el vino de hielo con más variedad pero al final reconoció que el mejor es de la cepa Gruner veltliner. Y precisamente su botella de esta uva, añejo 2001, obtuvo el año pasado la medalla de bronce en la Feria Internacional de Verona, Italia, en una competencia de tres mil 700 muestras.

Znovín Znojmo produce unas treinta mil botellas del vino de hielo al año destinadas, por el momento, para el mercado checo. Pero, como señala su director, Pavel Vajcner, ya le han contactado interesados desde el extranjero porque la popularidad de estos vinos está creciendo en todo el mundo.