La sociedad checa es más reacia al error

Llámese perfeccionismo, planificación o miedo al fracaso. Quizás sea sólo que los europeos son mucho más organizados y menos espontáneos que los latinoamericanos, lo cierto es que a los checos les molesta mucho equivocarse, que las cosas no salgan como las habían pensado.

Vadim es un estudiante de secundaria que vino a realizar un intercambio escolar por seis meses a la República Checa. Es de Chiloé, una isla al sur de Chile donde casi no existen el estrés ni las prisas.

Viviendo en Praga, que para él es una gran metrópolis, ha notado una cosa que encuentra muy curiosa: los checos son muy organizados e intentan que todo les salga lo mejor posible y de acuerdo a sus planes. Y cuando eso no sucede, pues hay problemas.

“Los checos son más reacios al error. Tienen una actitud diferente con el error. Les complica mucho más que a un latinoamericano, yo creo, mucho más, no les gusta equivocarse. Lo reconocen cuando se equivocan pero los vuelve enfermos, muy fácilmente”.

Vadim cree que esa actitud se refleja en cosas pequeñas, cotidianas, que desnudan un poco el carácter de los checos.

“Desde un tipo que llega tarde y pierde un bus, no sé, en Chile espero el bus que viene pero acá es como perdí el bus, más estricto, más cuadrado, europeo, y va mucho más allá de perder un bus. En general, cualquier error que cometen, les cuesta mucho más asumirlo y rearmarse, empezar de nuevo”.

Eso sí, Vadim destaca que la sociedad checa es mucho más organizada y funciona mucho mejor que la chilena y eso se nota también en los buses, que casi siempre salen y llegan a la hora.

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