Esa manía checa por el silencio en lugares públicos

Foto: CTK

Los latinos en general, y los latinoamericanos en particular, son de naturaleza ruidosa. Basta con darse un paseo por el centro histórico de Praga para comprobar lo bulliciosos que son los grupos de turistas de esos países, en contraste con lo callados y tranquilos que son los checos.

Foto: CTK
Hablar por teléfono en el transporte público de Praga puede ser mal visto si no se controla el volumen de voz. Pero decirle eso a un hispanohablante, que baje la voz, es casi ridículo. ‘¿No hablar tan fuerte? Pero si hablo bajo, nadie oye’, suele ser la respuesta.

Bueno, los checos son así, callados y respetuosos con el silencio ajeno. Si incluso a los niños hacen callar cuando hablan en voz muy alta.

Nuestro viejo amigo José, portorriqueño y argentino por partes iguales, ha sido víctima de esos intentos por apaciguar su voz de parte de los checos.

“Ciertamente en nuestros países hay mucho alboroto y la gente se habla mucho en el transporte público y entonces yo creo que esa es una de las primeras cosas que me llamó la atención, acá hay muchísimo silencio cuando uno está en el transporte público y probablemente te van a llamar la atención si hablás demasiado fuerte”.

Foto: CTK
De la misma opinión es Silvie, una checa que ha visitado muchos países latinoamericanos y a la que siempre le ha llamado la atención lo bullicioso que son sus habitantes, en comparación con los de acá, incluso en el transporte público.

“Lo primero que te choca es cuán ruidosos son los latinoamericanos, que gritan y hablan en voz alta incluso en el transporte público, cuando aquí todos se callan. Aquí si alguien habla en voz alta te amenazan, te llaman la atención, te dicen pssst, cállate, te retan. Allí hablan todos”.

Pero como dice el dicho, ‘cuando en Roma’, si vienen a Praga traten de respetar el silencio imperante. Los checos lo agradecerán.