Crónica de una Revolución

Noviembre de 1989
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Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.

Alexander Dubcek,  el Foro Cívico
Una tranquila manifestación estudiantil el 17 de noviembre de 1989 en Praga, duramente reprimida por la policía, se convirtió en el inicio mítico de la Revolución de Terciopelo, que puso fin al comunismo en la entonces Checoslovaquia. Inmediatamente después de la intervención policial, los estudiantes se contactaron con intelectuales, artistas, actores de teatro y cine y, en un acceso de indignación, formaron el primer foco activo de insatisfacción ciudadana.

Se oyeron llamamientos a la huelga. Dos días después surgió en Praga el Foro Cívico como movimiento político compuesto no solamente por grupos de disidentes, sino también por una serie de ciudadanos insatisfechos e indignados, entre los cuales se encontraban incluso algunos comunistas y miembros del partido Frente Nacional.

De entre las personalidades dirigentes del Foro Cívico, la que acaparaba el respeto general era la del disidente checo más conocido: Václav Havel. Por aquellos momentos, simultáneamente se instituía en Bratislava un movimiento ciudadano similar, que cuajó en la organización llamada Ciudadanos contra la Violencia; como sus representantes más importantes se erigieron el activista cultural y disidente Ján Budaj y el popular actor Milan Kñažko.

El objetivo del Foro Cívico y Ciudadanos contra la Violencia era el diálogo con los poderes estatales acerca de la liberalización y la democratización de Checoslovaquia. El Gobierno comunista, representado por el presidente del Gobierno Federal, Ladislav Adamec, bajo la presión que suponían calles y plazas invadidas por las multitudes, inició las conversaciones con la oposición a finales de lo que fue la primera semana revolucionaria.

Vaclav Havel
Los primeros pasos hacia la liberalización fueron efecto inmediato de las conversaciones: se liberó a los presos políticos, se eliminaron los artículos que instituían las tareas directoras del Partido Comunista en la sociedad y se clausuró el sistema político del Frente Nacional; también se legalizaron las asociaciones de la oposición, permitiendo su acceso a los medios de comunicación.

Los grupos Foro Cívico y Ciudadanos contra la Violencia deseaban cambios esenciales en la composición y en los planes de dirección del Gobierno; sin embargo, no se mostraron hábiles para tomar un papel activo en el proceso de transición. La incapacidad de comprender las motivaciones del Gobierno, o, por lo menos, de contribuir a su actividad, se derivaban del hecho de que el movimiento ciudadano había surgido de forma demasiado precipitada y necesitaba tiempo para la formación de sus estructuras políticas y para la confección de sus programas.

El primer ministro Ladislav Adamec aprovechó el espacio que le concedía la situación y el 3 de diciembre formó un nuevo Gobierno, en el que todavía dominaban los comunistas, manteniendo quince de los veinte puestos. El factor más determinante seguía siendo, sin embargo, la multitud insatisfecha, la cual, ni mucho menos, había hecho uso de toda su energía acumulada y rechazaba tajantemente el Gobierno Federal.

Marian Calfa  (Foto: CTK)
Las protestas que siguieron tuvieron un carácter tormentoso, pero no se alcanzaron niveles de violencia. El movimiento opositor se percató, en los días posteriores, de que si no quería difuminarse inútilmente debía reclamar el poder. Adamec, a quien el Foro Cívico nunca exigió la dimisión, perdió capacidad de maniobra y, bajo una gran presión, tuvo que abandonar su puesto. El Foro Cívico impuso al "Gobierno de Entendimiento Nacional", liderado por el comunista Marián Calfa, siete ministros en los sectores económicos y legislativos clave, aunque no lo hizo con el ministro del Interior ni con el de Defensa Nacional; Ciudadanos contra la Violencia quedó sin representación en el Gobierno.

El 10 de diciembre, en el día del nombramiento del Gobierno Federal y de la dimisión del presidente comunista Gustáv Husák, Foro Cívico y Ciudadanos contra la Violencia comunicaron que su candidato común a la presidencia era Václav Havel. Contra dicha candidatura cerraron filas los comunistas. La Asamblea Federal, en tanto que máximo órgano legislador de la Federación Checoslovaca, estaba compuesta por una mayoría de comunistas, que se proponían elegir al Presidente por el sistema de elección directa por parte de los miembros de dicho congreso, y así forzar la elección de su propio candidato: el primer ministro dimisionario, Ladislav Adamec. Al mismo tiempo, ciertos partidos eslovacos y organizaciones civiles eran contrarios a Havel en favor del símbolo político del año 1968, Alexandr Dubcek.

Esto condujo a una situación paradójica: el Foro Cívico, como movimiento político revolucionario, quería que el Presidente fuera elegido, de acuerdo con la constitución comunista, por la Asamblea Federal dominada por los comunistas; mientras que el Partido Comunista se proponía llevar a cabo un cambio esencial en la Constitución mediante una restauración especial del sistema presidencial. Era lo que el Foro Cívico deseaba evitar, sin saber bien cómo. Habiendo proclamado su legitimidad política y su disposición a aceptar cualquier instancia constitucional y estatal, era sin embargo incapaz de pacificar el Parlamento, donde no disponía de ni un escaño.

No tenía a su disposición ningún medio formal de intervención política; contaba únicamente con la movilización social. Se mostraba reacio, no obstante, a una nueva agitación de las masas, ya que esto podía suponer la disolución de la Asamblea Federal y empujar a la sociedad a una escalada revolucionaria, algo que el Foro Cívico estaba muy lejos de desear. En esa situación, fue el primer ministro Marian Calfa el que ofreció una salida a la tensión que se estaba creando. En una entrevista confidencial que se celebró el 15 de diciembre en el despacho del presidente del Gobierno, llegó a un acuerdo con Václav Havel acerca de la solución.

El objetivo de sus planes comunes era que la Asamblea Federal, con sus componentes constitucionales aún en 1989, eligiera a Havel como presidente de Checoslovaquia. La rápida y significativa intervención de Calfa en el Parlamento fue decisiva; los diputados comunistas abandonaron sus planes de elección directa en la sesión del 19 de diciembre, adhiriéndose sin excepciones al movimiento democrático.

Con el fin de que la elección presidencial no desatara una crisis en las relaciones checo-eslovacas, fue necesario que ambas partes, con una voluntad pacificadora, redujeran la tensión reinante entre los dos aspirantes a las funciones presidenciales: Havel y Dubcek. Los dos candidatos se reunieron varias veces. El resultado de las dificultosas conversaciones, acompañadas simultáneamente por reuniones de los partidos políticos en la "mesa redonda", fue la decisión de dividir las más altas funciones de la dirección del Estado:

Alexander Dubcek fue elegido el 28 de diciembre de 1989 presidente de la Asamblea Federal y Václav Havel, un día después, presidente de Checoslovaquia, ambos por unanimidad. Sólo después de estos actos terminaron su huelga los estudiantes universitarios (que habían sido, desde el 17 de noviembre, la fuerza motora y el símbolo del movimiento de protesta), al considerar que el desarrollo de los acontecimientos no tenía vuelta atrás.

Aquí ponemos punto final a este relato sobre los inicios y desarrollo de la Revolución de Terciopelo que puso fin al comunismo en la entonces Checoslovaquia. La semana entrante les volveremos a ofrecer otro relato acerca de los primeros años de la República Checa tras alcanzar la democracia en 1989.