Con ayuda de modernos equipos de buceo se realizó hace poco un monitoreo arqueológico del fondo del río Moldava, en Praga. Los trabajos se centraron a las inmediaciones del Puente de Carlos, del siglo XIV, donde antaño se levantaba su antecesor, el Puente de Judith, construido de piedra en el siglo XII.
Foto: Andrea Kiss
En vista de los paulatinos cambios de la imagen de Praga incluidas las
proximidades del Puente de Carlos, que se deben al paso del tiempo, al
desarrollo urbanístico, la cada vez mayor intensidad de la navegación por
el Moldava y la gran afluencia de los turistas, un equipo de arqueólogos
submarinos asumió la tarea de monitorear el fondo del río Moldava.
La tarea consistió en documentar y grabar con una cámara todo lo que podía tener relación con el puente de piedra del siglo XII, el Puente de Judith, orientándose en especial a los eventuales restos del puente como pilares u otros fragmentos que podrían seguir conservándose desapercibidos hasta el presente en el fondo del río. Asimismo podría haber allí restos de otros objetos arqueológicos que deberían ser conservados para las futuras generaciones.
Barbora Machová, foto: ČT Art
Los preparativos comenzaron en diciembre de 2018 para que los arqueólogos
submarinos pudieran sumergirse en el río e iniciar el monitoreo en enero,
mientras el tiempo fuera relativamente aceptable, lo que no obstante, no se
cumplió, según dijo en entrevista a Radio Praga la jefa del equipo,
Barbora Machová.
”Las últimas dos o tres semanas antes del inicio de las investigaciones el estado del tiempo empeoró rápidamente, y cambiaba a cada rato. En enero empezó a nevar, después la nieve se fue derritiendo, más tarde comenzó a llover, y así fue cada día. Esto tuvo como resultado el empeoramiento de la visibilidad debajo del agua, además de que se intensificó la corriente del agua. O sea que las condiciones de trabajo fueron muy malas”.
”Sabemos de la existencia de los restos de 13 pilares del Puente de Judith, algunos en el fondo del río, otros en la orilla en las inmediaciones del río, tanto del lado del Barrio Pequeño como del de la Ciudad Vieja”.
A pesar de las dificultades con el tiempo, los arqueólogos en cooperación con los historiadores del Museo Nacional de Praga, alcanzaron resultados positivos en lo relativo a los hallazgos de segmentos conservados del Puente de Judith, como destaca Barbora Machová.
”Sabemos de la existencia de los restos de 13 pilares del Puente de Judith, algunos en el fondo del río, otros en la orilla en las inmediaciones del río, tanto del lado del Barrio Pequeño (Malá Strana) como del de la Ciudad Vieja (Staré Město). Naturalmente, lo que nos interesaba eran los fragmentos que siguen en el fondo del río. El único que está plenamente conservado es el pilar número 11, contado desde el lado de la Ciudad Vieja. De su existencia se sabía, pero nuestra tarea consistió en medir sus dimensiones y documentarlo, además de buscar los restos de otros pilares, lo que realmente hemos logrado. Confirmamos además que el pilar conservado se encuentra todavía en el mismo lugar, sin verse alterado por la navegación cada vez más intensiva de los barcos turísticos por el río”.
En el fondo del río los especialistas descubrieron también otros fragmentos de piedra que podrían haber sido del Puente de Judith, ya que se trata de bloques de piedra de gran tamaño.
Entre las piedras o en los sedimentos acumulados en el fondo del río los arqueólogos submarinos hallaron asimismo pedazos de madera de gran antigüedad. Los historiadores calculan que podría tratarse de los restos de las primeras pasarelas y puentes sobre el río Moldava. Estos fueron construidos de madera en el siglo X, permitiendo la primera conexión cómoda entre las dos márgenes del río.
Los arqueólogos submarinos investigaron esta vez el fondo del río a una profundidad de entre 2 y 2.5 metros, siendo la temperatura del agua entre 2°C y 4°C. Según sostiene Barbora Machová, no todos los hallazgos les ocasionaron alegría.
”El fondo del Moldava no está cubierto de altas capas de fango. Mayormente hay allí grava o piedra, por lo que el trabajo es más fácil desde este punto de vista. Si no fuera por la fuerte corriente que ocasiona una peor visibilidad debajo del agua, el trabajo sería mucho más agradable, a pesar del mal tiempo que nos ha tocado. Lo que fue muy desagradable fue la cantidad de basura que hemos encontrado en el fondo. Muebles y utensilios de cocina rotos, recipientes de porcelana, etc., etc. Además, en las zonas de navegación no hay casi vida bajo el agua. No hemos visto ningún pez, ni tampoco plantas acuáticas que puedan ayudar en la purificación del agua. Esto es lamentable. O sea que fuera de las estructuras arqueológicas y la basura, actualmente no hay más que ver allí”.
Los arqueólogos están decididos a volver al fondo del Moldava este año de nuevo. Más cuando en 2019 se cumple el centenario de fundación del Instituto de Arqueología checo, cuya misión consiste en investigar, documentar y proteger el legado arqueológico de la nación, según recalcó Barbora Machová.
Un resto del Puente de Judith, foto: Štěpánka Budková
”Desearíamos volver cuanto antes al fondo del río. Esta última vez
hemos realizado algunas investigaciones, pero más bien hemos instalado en
el fondo varios instrumentos que nos facilitarán las futuras labores. Esa
había sido una de nuestras tareas. Actualmente controlamos la visibilidad
y la fuerza de la corriente y cuando las condiciones debajo del agua nos lo
permitan estamos decididos a regresar al agua. Queremos continuar con la
documentación fotográfica del estado del fondo y, sobre todo, proseguir
en la investigación del pilar del Puente de Judith del que he hablado con
anterioridad, para tener documentada su ubicación exacta”.
Como destacara Machová, las investigaciones arqueológicas del fondo del río en las inmediaciones del Puente de Carlos comenzaron hace algún tiempo. No obstante, recién con el aprovechamiento de las tecnologías modernas se hizo posible avanzar marcadamente en el estudio de los hallazgos más antiguos.
”Estas investigaciones arqueológicas en el río Moldava son a largo plazo. La verdad es que comenzaron a finales del siglo XX. Creo que fue en los años 80 o 90 cuando se realizaron las primeras mediciones de los restos del Puente de Judith. Desde entonces grupos de especialistas regresan de forma regular a este sitio. A partir del año 2014 se fue intensificando el interés por el monitoreo de los restos de ese puente y otros eventuales hallazgos en el fondo del Moldava. Antes de esa fecha las investigaciones se habían detenido temporalmente, pero en general el interés por la historia y los restos del Puente de Judith se mantiene y sigue siendo alto”.
Un empedrado del Puente de Judith, foto: Štěpánka Budková
El Puente de Judith, de estilo románico, recibió el nombre de la segunda
esposa del rey de las Tierras Checas Vladislao II, a la que el soberano
amaba mucho, según datos históricos. En entrevista para Radio Praga, la
arqueóloga submarina, Barbora Machová, mencionó más detalles sobre la
historia de ese puente.
”El Puente de Judith es el antecesor del Puente de Carlos. Fue edificado de piedra en la Edad Media temprana, concretamente entre 1158 y 1172. Sus cimientos fueron hechos de madera de roble y bloques de piedra arenisca. Fue uno de los primeros puentes de piedra en el territorio actual de la República Checa, ya que antes había sólo pasarelas o puentes de madera. El Puente de Judith no estaba situado exactamente en el lugar del actual Puente de Carlos. Mirando desde la Ciudad Vieja de Praga hacia el Castillo de Praga, se encontraba un poco más a la izquierda, pero muy cerca. Durante las inundaciones en el siglo XIV el Puente de Judith fue derrumbado por el agua y pasado poco tiempo fue reemplazado por el Puente de Carlos”.
El Puente de Judith, en Praga, fue construido de piedra entre 1158 y 1172. Era más alto que su sucesor, el Puente de Carlos, que se conserva hasta el presente. Tenía más de medio kilómetro de longitud, veintidós arcos y tres torres en sus extremos.
El primer puente de piedra en Praga era más alto que su sucesor. Tenía más de medio kilómetro de longitud, veintidós arcos y tres torres, según los historiadores. Sin embargo, hasta el presente pueden permanecer ocultos todavía en el fondo del río Moldava en Praga algunos segmentos del Puente de Judith que, de ser descubiertos por los arqueólogos, podrían revelar nuevos pormenores y secretos sobre esa antigua obra de construcción y la vida de los checos en la Edad Media.
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