Isidro Ferrer: “Los dibujos animados checoslovacos nos educaron visualmente”

Video retrato de Isidro Ferrer, foto: YouTube

La Colección de Asombros de Isidro Ferrer muestra en el Instituto Cervantes de Praga los trabajos de los últimos años de uno de los ilustradores y diseñadores gráficos más importantes de España. El madrileño presentó su exposición a Radio Praga y contó cómo quedó marcado desde niño por la estética de la animación checa, cuando veía los dibujos animados que llegaban desde el otro lado del Telón de Acero.

Colección de Asombros de Isidro Ferrer,  foto: Instituto Cervantes
Coincidiendo con Designblok, la Semana del Diseño y la Moda de Praga, Isidro Ferrer, Premio Nacional de Diseño en España en 2002, inauguró en la capital checa una muestra de sus mejores carteles e ilustraciones hechos durante el último lustro.

Difícil es explicar con palabras el mundo expresivo de colores, texturas, objetos, ideas y provocaciones de este creador. Incluso el propio Ferrer no lo tiene fácil si se le pide que hable sobre sus propias obras.

“No tengo ni idea. Es una pregunta que debería responder un crítico, alguien que pudiese mirar desde fuera, con cierta distancia. Aunque hay un manejo, un discurso, un uso del lenguaje particular que de alguna manera me identifica, aunque no me gusta hablar de estilos. Es el trabajo con las metáforas, con las palabras, en el terreno del cartel. Y en la ilustración hay una querencia por los materiales. O más que por los materiales, por la materia”.

Isidro Ferrer lanza mensajes a adultos con una estética supuestamente infantil, con muñecos, figuritas u objetos con los que forma caras de personas, sonrisas.

Captura de vídeo de Isidro Ferrer,  foto: YouTube
“Yo con el material juego, como los niños. Hay una parte lúdica muy importante. Los niños tienen esa capacidad de descubrir rostros humanos en cualquier lugar. Esto, que es una capacidad humana, que tenemos todos, pero que se va perdiendo con la edad, yo lo fomento y lo potencio. Es una cierta ingenuidad, que no es ingenuidad sino que transciende lo ingenuo y que me llevo al espacio de lo expresivo y de lo comunicativo”.

Pero Ferrer también se ha dirigido a menudo directamente a los niños. Es responsable de las ilustraciones de numerosos libros infantiles y, con los cincuenta cumplidos, sigue comprendiendo bien esa forma de ver el mundo que tienen los niños.

Captura de vídeo de Isidro Ferrer,  foto: YouTube
“La imaginación no es infantil o adulta. ¿Por qué hemos hecho esta diferenciación? Porque no es productiva. Y porque asusta y no se parece a la realidad, y desde el orden pragmático necesitamos que las cosas sean aquello que se representa, tener anclada la realidad para poder movernos sobre lo convenido. El niño no trabaja sobre la convención. El niño trabaja sobre un espacio libre de interpretación. En vez de amoldarse al mundo, amolda el mundo a sus necesidades. La sociedad actual, y las sociedades, yo creo que desde la Revolución Industrial, han ido opacando y eliminando la imaginación porque no es productiva y no se pueden sacar grandes cosas de esa forma de actuar”. Un diseñador tiene por tanto que tender un puente entre esa imaginación y la realidad, dice.

“Los diseñadores y los ilustradores tenemos obligadamente que buscar propuestas nuevas y alternativas desde el anclaje a lo real, lógicamente, pero para disparar un poco la potencialidad del lenguaje, y también para hacer activos a los lectores. Para que quien ve las cosas no sea pasivo, sino que tenga que intervenir en los procesos de deconstrucción para llegar a un territorio similar al que tú le propones. Se empiezan a mover las cosas, porque hay un desplazamiento de la realidad. El espectador tiene que girar la cabeza, tiene que moverse, desplazarse, y tiene que empezar a ver algo desde otro punto de visto, algo que para él es inusual. A mí me gustan esos desplazamientos. Son como como pequeños seísmos que conducen a la emoción”.

Diseños de Isidro Ferrer
Habla como un artista, pero dice que un diseñador no lo es, ya que su mensaje no es propio, sino el de los encargos que le hacen los clientes.

“Uno tiene que aparcar de alguna forma sus tics personales para poder solucionar de la manera más adecuada al encargo. La voz que uno tiene debería ser como la de los actores, que pudiese representar distintos papeles. Y esos papeles que uno representa son esos que se ajustan más a las necesidades del cliente, o las del encargo. En el caso de la ilustración editorial, uno tiene que convivir y no olvidar nunca que es un convencía de un texto que no te pertenece, que pertenece a un escritor o un autor, y hay que respetar ese texto. Eso requiere conocer la manera de construir un lenguaje común que no se solape sobre el discurso del otro, sino que vayan ambos de la mano”.

Casi un artista checoslovaco

Isidro Ferrer pertenece a la generación de ilustradores que empezó cuando se trabajaba solo con papel y objetos tangibles y luego tuvo que adaptarse o morir ante el avance de lo digital. En su caso eso no ha supuesto un problema. Más bien al contrario. Todo ha ido sumando conocimientos a una amplia visión técnica y a una sensibilidad estética que dice muy influida por creadores checos.

Captura de vídeo de Isidro Ferrer,  foto: YouTube
“De crío veía mucha televisión. De vez en cuando, a la vez que aquellas animaciones que venían de Estados Unidos, nos ponían también de Krátký Film Praha, que era una industria checoslovaca que producía unos dibujos animados maravillosos. Cuando éramos niños no los entendíamos del todo, porque nos parecían muy áridos, pero que con el tiempo se han depositado, en mi memoria al menos, de una forma muy fuerte, muy estable, y que creo que nos ha educado visualmente de una manera distinta. Las animaciones de Europa del Este tenían una expresión vanguardista muy clara, un contenido social muy importante, también, en algunos casos, pedagógico, pero con una maestría impresionante, en las que se cuidaba todo, desde lo musical, al color, a la forma… Es algo que tengo muy presente. Es una parte de mi bagaje cultural y estético".

La pasión por la animación checa le hizo viajar este año hasta Valencia para visitar la exposición ‘El Mundo Perdido de Jiří Barta’, organizada por el Centro Checo de Madrid, que en breve podrá verse también en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián.

“Sí, la exposición de Valencia es apoteósica. O era, ya no sé si sigue. Hay un espacio gigante impresionante que ocupan unas almohadas que van hacia un armario. Escenográficamente es increíble. Ahora he estado en una librería de viejo viendo algunos cuentos infantiles de Jiří Trnka, a quien también tengo presente. Pero sobre todo a Jiří Barta y Jan Švankmajer, que son unas bestias de la animación contemporánea. Escenográficamente, cómo trabajan con el material, con los personajes, esas animaciones enloquecidas… Es algo increíble, muy sorprendente, muy estimulante y tremendamente proactivo. Te provoca una necesidad de trabajar y de ponerte a hacer cosas”.

Isidro Ferrer destaca también la genialidad de los carteles de películas checoslovacos y polacos que se hacían en las décadas de los 60, 70 y 80, ejemplos únicos de vanguardia creativa en el campo de las artes aplicadas, que no tuvieron réplica en países occidentales y que son completamente distintos a los comerciales a los que estamos acostumbrados hoy día.

La taberna El Tigre Dorado en Praga,  foto: Mohylek,  CC BY-SA 3.0 Unported
Pero incluso la prosa de Bohumil Hrabal está presente en sus diseños, asegura Isidro Ferrer.

“Hubo una época, hace 15 años, cuando descubrí a este escritor, que devoré todo lo que está traducido al español. De hecho ayer estuve bebiendo en la taberna El Tigre Dorado buscando un poco el territorio y el espacio vital del que se nutría Hrabal. Es también un referente importante en la parte literaria, la parte de la construcción del mensaje”.

Aunque la Colección de Asombros de Isidro Ferrer formaba parte del festival Designblok, que culminó el pasado domingo, la exposición se queda en Praga, donde se podrá ver en el Instituto Cervantes hasta el 20 de diciembre.

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