"Hago cadáveres de chocolate exquisitos"

Entretenimiento y horror provocan los inflables cuerpos humanos de látex del artista mexicano César Martínez, expuestos en la galería "Hunt Kastner Artworks", de Praga. Las figuras artificiales muestran una gran dosis de energía expresiva en sus fases alternas de desinflación extrema y de resucitación milagrosa. El público checo se familiariza con la obra de César Martínez por primera vez.

En la muestra "El imperdurable mente presente" se expone más de una decena de esculturas artificiales que cada 30 minutos se inflan y se desinflan.

"El aire es algo que no vemos, pero cuando nos falta, nos asfixiamos", afirmó César Martínez.

"A mí me parece importante apuntalar que el aire es el esqueleto de la vida. Es lo que nos permite estar de pie, es lo que nos permite desde aquí mismo, desde Praga, desde esta galería hablarles a ustedes. Si el aire nos falta, la vida se acaba. Me parece que podemos de alguna forma, con este tipo de trabajo, presionar a los gobiernos a que permitan el desarrollo de nuevas tecnologías para que no sea nada más el petróleo lo que esté, entre comillas, generando movilidad. Yo creo que el hecho de usar el secador de pelo, que de alguna manera asemeja a una pistola, sea un acto metafórico que refiera al espectador para que pueda vislumbrar de alguna manera que el aire y la calidad del aire se pueden deteriorar y, por lo mismo, la propia vida".

Foto: autora
La colección de esculturas de látex es el resultado de los experimentos anteriores de César Martínez con diferentes materias.

"Yo hago una serie de esculturas humanas comestibles de gelatina y chocolate, hombres y mujeres que se comen. Un poco para hablar sobre el canibalismo económico. En estos rituales canibalísticos empecé a ver que si utilizaba el látex y hacía esta serie de esculturas huecas y las llenaba de aire, podía transmitir otro efecto. He ido trabajando también con cera. Son esculturas humanas que se van derritiendo frente al público. Son como velas. Antes he trabajado también con fuegos artificiales. Entonces el público detonaba una pintura frente a sí mismo. A mí me interesaba que el público estuviese de alguna forma activo frente a la obra, que fuese él el ejecutante. Y después pasé a trabajar con dinamita. El principio básico de todo esto es crear frente a lo que destruye. Octavio Paz, un poeta mexicano, que me ha inspirado muchísimo, decía: 'El tiempo no pasa. Los que pasamos somos nosotros'. Y bajo esa reflexión, bajo esa experiencia poética, he partido para hacer todo esto".

César Martínez  (Foto: autora)
César Martínez destacó que las reacciones del público frente a sus creaciones son positivas, aunque diferentes.

"Hay diferentes reacciones, dependiendo del lugar del mundo donde yo me presente. Cuando presenté las esculturas comestibles en Inglaterra, la gente no se comió el cuerpo, sino lo destrozó, lo destazó, lo repartió por toda la sala. En Cuba se lo comieron todo, en México se llevaron partes de ese cuerpo a su casa, en Madrid se lo comieron todo, en Gante, Bélgica, eran muy exquisitos y exigían una calidad de chocolate más alta. En Palma de Mallorca hice un cadáver exquisito y la gente se lo comió todito. Era un cuerpo en homenaje a Joan Miró. He tenido muy buenas reacciones. En México había un niño que me pidió que yo le explicara lo que hacía. Cuando vio mis esculturas me ha dicho que la muerte nace. Y eso es un concepto muy profundo y ha sido uno de los alicientes más vivos que me tienen aquí y que me tiene trabajando y que me llevarán a hacer otras obras."

El público checo tiene la oportunidad de admirar las esculturas inflables de César Martínez hasta 16 de diciembre.

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