Los meteoros revelan los secretos del espacio

La astronomía checa ocupa un destacado lugar en el mundo en lo concerniente al monitoreo de meteoros extraordinariamente luminosos, los llamados bólidos. El estudio de los bólidos permite evaluar la magnitud de la catástrofe que provocaría un eventual choque de la Tierra con un cuerpo celeste.

Cada noche una red de cámaras fotográficas en diez lugares de la República Checa registra la penetración en la atmósfera de meteoros luminosos- los llamados bólidos.

Los bólidos son fragmentos de cometas o planetas, de manera que nos posibilitan en cierta medida conocer estos cuerpos celestes de tamaño mucho mayor.

El Instituto de Astronomía de la Academia Checa de Ciencias se dedica desde hace varios años al programa de la llamada Red Europea de Seguimiento de Bólidos.Dicha red surgió en 1993 y en la actualidad abarca, además de la República Checa, a Alemania, Holanda, Austria, Suiza, Bélgica y Eslovaquia.

La Red Europea de Seguimiento de Bólidos surgió por iniciativa de científicos checos que quisieron de esta manera dar continuidad al esfuerzo del astrónomo Zdenìk Ceplecha que en los años 50 había iniciado una sistemática toma de fotos de bólidos.

El programa europeo de seguimiento de bólidos es desde hace tiempo el único del mundo ya que en los Estados Unidos y Canadá el monitoreo de meteoros luminosos fue suspendido por motivos financieros. Es de lamentar, ya que la red de seguimiento proporciona valiosos datos sobre las propiedades físicas, la composición química y las trayectorias de los cuerpos de materia interplanetaria.

Los bólidos son demasiado pequeños para ser observados en el espacio cósmico.Sin embargo, al entrar en la atmósfera estos cuerpos cósmicos se encienden y su fulgor es visible a una distancia de varios centenares de kilómetros.

No obstante, determinar el lugar de la caída de un bólido y encontrar después sus restos es extraordinariamente difícil y hasta el momento se logró en el mundo tan sólo cinco veces.

Por última vez ello tuvo lugar el 6 de mayo pasado.Ese día apareció sobre Moravia del Norte, parte oriental de la República Checa, un bólido cuya trayectoria fue registrada en vídeo por testigos oculares.

Posteriormente fueron encontrados tres pequeños fragmentos del bólido, pero los científicos opinan que en la sierra de Beskydy, en la frontera checo- eslovaca, hay centenares de fragmentos del bólido. Y por lo menos uno de ellos puede pesar hasta diez kilos.

Los astrónomos conjeturan que habría caído sobre la vertiente eslovaca de la sierra de Beskydy, cubierta de tupidos bosques, y así las esperanzas de encontrarlo son pequeñas.

El bólido Morávka, bautizado con el nombre del pueblo donde fueron econtrados sus fragmentos, llamó la atención también por el hecho de que su vuelo fue acompañado por un ensordecedor estruendo, parecido a un trueno o a un cañonazo.

Para asegurar la continuación del programa de seguimiento de bólidos, el Instituto de Astronomía de la Academia Checa de Ciencias está ahora desarrollando cámaras automáticas que no requieren la presencia del hombre.