La Revolución de Terciopelo fuera de Praga

Foto: Gampe, Wikimedia CC BY 3.0

Los testimonios de los ciudadanos de Bohemia del Norte que participaron activamente en la Revolución de Terciopelo de 1989 serán el tema de este programa especial de Radio Praga.

Foto: Gampe,  Wikimedia CC BY 3.0
El tintineo de las llaves es el símbolo más potente de la Revolución de Terciopelo. Con él los ciudadanos expresaban su deseo de libertad y el fin del régimen totalitario que durante casi cuatro décadas había gobernado en Checoslovaquia.

El epicentro de los sucesos revolucionarios se encontraba en Praga y su desarrollo fue impulsado por una manifestación conmemorativa, explica uno de sus organizadores, Jiří Jaskmanický.

“La preparamos para celebrar el 50 aniversario del funeral del estudiante Jan Opletal, que fue asesinado el 17 de noviembre de 1939 por los nazis en una manifestación organizada contra la ocupación alemana. Las manifestaciones que acompañaron el funeral sirvieron a los nazis de pretexto para lanzar fuertes represalias que desembocaron en la ejecución de 12 estudiantes y funcionarios, el traslado de más de 1.200 personas a los campos de concentración y en el cierre de las universidades”.

Jiří Jaskmanický,  foto: archivo de ČRo
Contando con permiso de autoridades, la marcha conmemorativa partió el 17 de noviembre de 1989 desde el barrio de Albertov hacia la tumba del poeta checo Karel Hynek Mácha, situada en Vyšehrad. Los agentes de policía respetaron la orden de no intervenir hasta que la muchedumbre se dirigió inesperadamente al centro de Praga. En la Avenida Nacional (Národní Třída) los estudiantes fueron atacados con porras por los antidisturbios, recuerda Jaskmanický.

“Desgraciadamente, las personas que no lograron salir de la muchedumbre, acabaron golpeadas fuertemente”.

Entre los manifestantes corrió la voz sobre la muerte de un estudiante a consecuencias de la brutalidad policial. Esta noticia falsa radicalizó a la muchedumbre y a toda la sociedad. No podían creer que el régimen totalitario pudiera acabar empleando la violencia contra los estudiantes.

Uno de los testigos de la brutalidad policial fue Leoš Rousek. El entonces estudiante de filología inglesa y checa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Carolina de Praga participó en la manifestación para protestar contra un régimen que le impedía viajar, entre otros obstáculos.

Leoš Rousek,  foto: LinkedIn de Leoš Rousek
“Había carros blindados y coches con cañones de agua. Pasamos por la calle Mikulandská donde los agentes de policía golpeaban a todo el que pasaba. Esta unidad especial de la Policía me parecía muy alterada. Es una cuestión si estaban bajo los efectos de alcohol u otras sustancias, o si simplemente estaban tan estimulados por la situación o por sus superiores. En la calle vimos a una persona inmóvil en el suelo, y en ese momento ya se había difundido la noticia de que un estudiante había sido asesinado”, recordó Rousek.

Al siguiente día, los estudiantes de las universidades de Praga se declararon en huelga, entre ellos también Leoš Rousek.

“En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Carolina había una sala con muchas máquinas de escribir. La gente pasaba allá las noches preparando folletos informativos y diseñando pancartas. Los estudiantes viajaban por las regiones hasta la actual Eslovaquia. La gente nos traía comida e incluso nos facilitaba sus coches para que pudiéramos ir repartiendo los materiales informativos. Simplemente nos pasaban la llave y la documentación, y nos decían que los devolviéramos cuando ya no los necesitáramos más”.

Precisamente los estudiantes desempeñaron también un papel importante en la difusión de la información sobre los acontecimientos en Praga al resto de ciudades del país. La falta de información y el miedo a las represalias se mostraron como un gran obstáculo para incorporar a otras regiones checoslovacas en el proceso, hoy conocido como la Revolución de Terciopelo.

No obstante, los estudiantes se mostraron atrevidos, explica Jaskmanický.

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“Los estudiantes son la conciencia de la nación. No les pesa el pasado y sostienen unas opiniones más radicales. Perciben la realidad y se atreven a luchar sin ningún obstáculo. Entonces, organizar la manifestación, convencer a los actores a que les dieran su apoyo y viajar a diferentes regiones de toda Checoslovaquia era para ellos coser y cantar”.

En una época sin celulares ni Internet, los estudiantes praguenses no vacilaban en viajar personalmente a las capitales regionales para mantener al día a sus habitantes, recuerda Radomil Mrklas, en aquel entonces profesor de la Universidad Técnica de Liberec.

“Los estudiantes nos invitaron a asistir a la junta de la Unión de la Juventud Socialista. Llegamos hasta el comedor donde ya estaba reunida mucha gente para escuchar a los estudiantes praguenses y sus primeras noticias sobre los acontecimientos en Praga. El ambiente era entusiasta. Me acuerdo de que los estudiantes se subieron a los radiadores para ver bien hasta que uno de ellos se desprendió”.

El teatro de Liberec, el primer huelgista

La brutalidad policial en Praga impulsó en Liberec una serie de debates y discusiones en cuyo escenario principal se convirtió el teatro municipal, hoy conocido como el Teatro de F. X. Šalda. Klára Císařová, entonces empleada de la Universidad Técnica de Liberec, era una asidua a estas reuniones, según recuerda.

“El teatro era la máxima experiencia de todo el proceso revolucionario. Uno esperaba cada palabra, cada día se organizaban debates y la gente estaba tan abierta que creo que esta apertura no se ha repetido nunca más”.

Liberec,  foto: Google Street View
El teatro de Liberec fue la primera institución teatral de Checoslovaquia en declararse en huelga. Así lo recordó en 2015 para la Radiodifusión Checa el director de teatro, Pavel Palouš, quien falleció este año.

“Nos enteramos de la brutalidad Policial en la Avenida Nacional de Praga justo antes del estreno de una pieza. Se decidió que el espectáculo se cancelaría y se explicaría a los espectadores el motivo. Todos los actores subieron al podio y contaron la causa. La gente estaba estupefacta y me acuerdo de que incluso todos cantaron el himno nacional”.

Los integrantes del teatro organizaron un Comité de Huelga cuya misión era difundir información verídica sobre los acontecimientos, que habían sido distorsionados por la censura.

“Organizamos un Comité de Huelga y decidimos quedar en el teatro por si las autoridades ordenaban cerrarlo. Nosotros queríamos conservar los teatros, ya que era el único espacio comunicativo donde la gente se podía informar. Nos pusimos de acuerdo que en vez de actuar contaríamos a los espectadores los sucesos de Praga, de los que nos hablaba un compañero que viajaba allá día a día junto con los materiales informativos y comentaba todas las declaraciones, ya que nosotros no sabíamos nada”.

Conscientes de la represión que habían sufrido intentos similares en el pasado, los integrantes del Comité de Huelga no se acobardaron y se pusieron a organizar debates también en las escuelas y fábricas de Liberec y sus alrededores.

El teatro de la ciudad de Liberec | Foto: Martina Stejskalová,  Radio Prague International
De pronto, la Policía Secreta Comunista instaló en un edificio enfrente del teatro una cámara para observar a todos los que se dirigían allí. Una vez los agentes entraron en el teatro para interrogar al director, o más bien, amenazarlo, según recordó Palouš.

“Estuvimos bajo una fuerte presión. Nos amenazaron con que nunca más veríamos a nuestras familias, que acabaríamos en una prisión y que nos sacarían los sesos a patadas”.

La labor informativa transcurría también en el hospital de Liberec, según recordó Věra Vohlídalová

“Como entonces no existía Internet y tener una computadora no era habitual, tuvimos que transcribir a mano muchos materiales para crear un boletín informativo. Se formó también la Comisión de Rehabilitación, que revisaba los casos de los médicos perseguidos por el régimen con tanta intensidad que se habían visto obligados a abandonar el país. Nos reuníamos también en la Biblioteca Municipal, donde se realizaban las juntas del Foro Cívico sobre la culpa y la inocencia de los líderes y personas que se habían comprometido de alguna forma”.

Huelga General y las trampas de las autoridades

El acontecimiento clave llegó el 27 de noviembre, con la Huelga General de dos horas de duración que se realizó en todo el territorio de Checoslovaquia y que mostró el deseo de los ciudadanos de poner fin al gobierno de un solo partido.

Universidad Técnica de Liberec,  foto: Martina Stejskalová
El escenario de la huelga en Liberec fue la plaza principal, adonde acudió también la actual directora del Teatro de F.X. Šalda de Liberec, Jarmila Levko, que en 1989 era estudiante de Economía de la Universidad Técnica de Liberec y representante de la universidad en el Comité de Huelga Nacional.

Según recuerda, las autoridades prepararon a los estudiantes una trampa justo antes de la Huelga General.

“El rector de la universidad convocó un debate con los estudiantes, supuestamente sobre la situación actual. Yo sospechaba que podría ser una trampa por parte de las autoridades, puesto que media hora después estaba planeada en la plaza central de la ciudad una manifestación en el marco de la Huelga General. Nos convocaron simplemente para que los estudiantes no participaran en ella”.

Jarmila Levko incitó a sus compañeros a que no se dejaran engañar y no se perdieran el gran momento de la historia del país, según prosigue.

Jarmila Levko | Foto: foto: YouTube
“Después de diez minutos de charla avisé que quien quisiera seguir escuchando la plática que siguiera y quien quisiera ir a la plaza, que se fuera conmigo. En este momento, todos se levantaron y partieron hacia el centro de la ciudad. Hoy día puede parecer como una actitud normal, pero en aquellos tiempos nadie nos había educado para tener una opinión propia, evaluar la situación y saber qué había que hacer. Por este motivo viajábamos a Praga y los praguenses a Liberec para aconsejarnos, subirnos la autoestima y consultar estos asuntos”.

Jarmila Levko aplaude el fuerte apoyo de los ciudadanos a los exhaustos estudiantes para que pudieran seguir con sus actividades informativas.

“Como no teníamos celulares, siempre corríamos de un lado a otro para estar al día sobre los acontecimientos en Praga. Muchas personas nos traían comida y siempre había alguien disponible para llevarnos en coche adonde hiciera falta. El apoyo por parte de los ciudadanos estaba genial. Aunque también aparecían personas que nos decían que no estábamos tan mal y que nos tranquilizáramos”.

De acuerdo con Klára Císařová, la ansiedad por la caída del régimen totalitario superó el miedo a una posible represión policial.

“El escenario era diferente que durante la ocupación soviética en agosto de 1968, cuando los tanques tomaron las calles. A lo mejor fue por la cantidad de gente, que aumentaba con tanta intensidad que nadie pensaba que alguien se atreviera a intervenir”.

Karel Kryl anima a los estudiantes

Las ciudades checas eran visitadas por actores y personajes famosos para animar a la ciudadanía.

Karel Kryl,  foto: ČT
Jarmila Levko consiguió a invitar a Liberec al cantautor Karel Kryl, uno de los símbolos de la protesta contra el régimen comunista, quien decidió emigrar a Alemania poco después de la ocupación soviética en 1968.

“Llegué a Praga para asistir a la junta del Comité de Huelga Nacional a la que Karel Kryl asistió por primera vez. Cuando se acabó la junta, acudí a él para preguntarle por una posible visita a Liberec. Me contestó que tenía muchas actividades en las universidades. Le insistí que en Praga tenían mucho apoyo pero que la gente de las ciudades más pequeñas necesitaba un estímulo para seguir con su labor”.

Karel Kryl le dio la razón y prometió viajar a Liberec. Jarmila Levko fue a buscarlo a Praga al día siguiente.

“Nos invitó a cenar, lo que nos causó un poco de retraso ,y llegamos tarde. Todos los estudiantes ya estaban en el pabellón A del Recinto Ferial de Liberec, nos habían estado esperando aproximadamente una hora, y la gente ya perdía la esperanza en que Karel Kryl llegara. Todo acabó bien, llegamos y la muchedumbre se abrió, la gente tenía lágrimas en los ojos, velas en las manos. Fue un concierto muy bonito.

Suave como el terciopelo

Excepto por la brutalidad policial en la Avenida Nacional, la Revolución de Terciopelo transcurrió de una forma moderada y sin víctimas, de ahí su nombre.

Václav Havel fue elegido por el Parlamento comunista Presidente de la República Checoslovaca,  ,  foto: ČT
Finalmente, el régimen comunista inició un diálogo sobre el traspaso de poder con su oposición, encabezada por Václav Havel, uno de los disidentes más activos.

Paradójicamente, Václav Havel fue elegido por el Parlamento comunista Presidente de la República Checoslovaca, tan sólo un mes después de los disturbios en la Avenida Nacional de Praga.

La debilidad del Partido Comunista y la audacia de la gente pusieron fin a un régimen totalitario que más de cuarenta años había gobernado con mano dura en Checoslovaquia.

El Partido Comunista siguió siendo legal una vez llegada la democracia y durante varios periodos electorales incluso figuró como la tercera fuerza política del país con un electorado de aproximadamente el 12%.

Tras las elecciones parlamentarias celebradas en octubre de 2017 descendió al quinto puesto, siendo votado por el 7,76% de los ciudadanos.