“La sonrisa checa de las noches no tiene precio”

Beatriz Abrisqueta en el Museo de Karel Zeman, foto: archivo de Beatriz Abrisqueta

La cineasta y productora española Beatriz Abrisqueta aterrizó en Praga hace tres años para descubrir los bastidores fílmicos de la ciudad. En la nueva edición del espacio 'Praga Mía' compartirá sus experiencias, su opinión sobre los checos y recomendará lugares más y menos conocidos de visita obligatoria.

Beatriz Abrisqueta en Náplavka ,  foto: archivo de Beatriz Abrisqueta
El alma aventurera de Beatriz Abrisqueta ansiaba conocer otros lugares e inspiraciones del mundo de cine, y cuando las oportunidades laborales en su Bilbao natal se estancaron, la búsqueda de nuevas salidas la llevó al corazón de Europa, según nos cuenta.

“Investigando descubrí que en el centro de Europa había un país donde se rodaban muchísimas películas de Hollywood y un montón de series y donde se hacían miles de castings para anuncios de todo el mundo. Y dije: tengo que ir para allá”.

Beatriz empezó ganarse la vida en una empresa multinacional para poder ir sumergiéndose poco a poco en el universo de la creación audiovisual, la producción de eventos culturales y el teatro. En Praga logró rodar asimismo dos cortometrajes: 'La Maceta' y 'No More Bread'.

“Los checos son personas honestas”

Tras llegar a la capital checa, la cineasta se dio pronto cuenta de una idiosincracia similar que los checos comparten con los vascos.

“Somos más serios, no nos gusta tanto el contacto y somos más reservados, como los checos. Pero los checos tienen una cosa que me gusta mucho; son personas honestas. Nosotros somos un poquito más diplomáticos. Un checo dice, por ejemplo:-¿Quieres quedar conmigo mañana? Pues, no me apetece, o no me viene bien porque tengo la agenda apretada. El mundo de la agenda es otra cosa que me llamó la atención. No hay improvisaciones. Todo está planificado”.

“Dos cervezas y todo checo sonríe”

La capacidad de organizar la agenda, separando la vida laboral de la personal, es otra cosa que Beatriz aprecia en los checos, al igual que su intensa forma de vivir, según explica.

“El trabajo es importante, pero no más que la vida privada. Es mi opinión. Sois trabajadores, pero cuando se termina el trabajo, se acabó, y esto me encanta. Es maravilloso como disfrutéis de los fines de semana, de deportes, etcétera”.

Más espontaneidad y más sonrisas en las calles es lo que Beatriz echa un poco de menos en su segunda casa, pero afirma que con unas cervezas todo cambia.

Beatriz Abrisqueta en el Museo de Karel Zeman,  foto: archivo de Beatriz Abrisqueta
“Me encantáis los checos cuando estáis borrachillos. ¡Sois súper majos! Y otra cosa que me encanta es que no os peleáis, sois súper pacíficos. Todo el mundo puede estar mega borracho y nunca pasa nada. Dos cervezas y todo checo sonríe, os abrís, perdéis la tímidez, estáis felices... La sonrisa checa de las noches no tiene precio”.

Beatriz sostiene que Praga es una ciudad estupenda para paseos relajantes. Sus zonas favoritas se hallan en las orillas del río Moldava, como el paseo de Náplavka o el barrio de Podolí. La bilbaína ha descubierto también otros lugares atractivos menos conocidos.

“Un cierto encanto lo tiene el recinto psiquiátrico de Bohnice. Una amiga me enseñó este lugar, hay allí una granja antigua con animales. Me encanta Malá Strana, la plaza de los Malteses (Maltézské náměstí). Incluso Karlín, que tiene un ambiente que te mueres. Hay un montón de bares nuevos con comidas alternativas, helados sin lactosa, cafeterías con brunch. Tiene un toque hipster y me gusta”.

Český Krumlov,  foto: Magdalena Kašubová
La cineasta reside en el barrio bohemio de Žižkov, cuya marca distintiva, la futurista y criticada torre de televisión, es el elemento arquitectónico que más le fascina de la capital checa. Al igual que todas las obras satíricas del artista checo David Černý que decoran Praga a lo largo y lo ancho.

Como lugares de visita obligatoria fuera de la capital Beatriz recomienda las ciudades de Český Krumlov y Kutná Hora, pero también urbes menos conocidas como Liberec, y su famoso hotel en la cumbre de Ještěd, que le recuerda una pagoda china. Recomienda asimismo la visita a la ciudad de Třeboñ, cuyos alrededores destacan por una enorme cantidad de estanques.

Tras tres años en la capital checa, Beatriz Abrisqueta no se arrepiente de su decisión, afirma.

La torre de televisión de Žižkov con la obra de David Černý,  foto:  Tower Park Praha
“Creo que es una de las mejores ciudades. Es grande en cuanto a la cultura, en cuanto a los eventos, y en cuanto al ambiente. Pero pequeña y cómoda a la hora de transporte, que es el mejor que he visto jamás, está todo comunicado, hasta la última casa escondida. La calidad de vida es muy buena. Hay gente que quizás no quiere venir por los salarios más bajos. Pero hay que tener en cuenta los salarios y el nivel de vida que es más barato. Puedes ir a cenar, ir al cine y hacer cosas que quizás en España no puedes hacer todos los días”.

La República Checa cuenta actualmente con un 5,4% de desempleo, la tasa más baja de la Unión Europea. Beatriz Abrisqueta recomienda en qué sectores es más fácil encontrar trabajo para los extranjeros.

“Creo que para los extranjeros hay cosas de idiomas. Temas relacionados con IT, call centers o empresas internacionales contables. Y se acabó a no ser que sepas checo. Creo que la mayoría de los extranjeros trabajan en este tipo de empresas. Se necesitan idiomas”.

“Quiero hablar todo en checo”

Aprender la lengua checa es todo un hueso duro de roer, pero Beatriz se empeñó en su estudio, y su esfuerzo está dando frutos.

Beatriz Abrisqueta en Karlín,  foto: Dominika Bernáthová
“Estoy muy cabezona y quiero hablar todo en checo. Me cuesta pero me he dado cuenta que desde que hablo checo, aunque meto la pata y no diga todas las declinaciones genial, pues me tratan con más cariño. Creo que es normal, es un respeto al país. Si estamos viviendo aquí tenemos que respetar a los checos e intentar hacer un esfuerzo de conocer la cultura y el idioma. Si queremos integrarnos y conoceros, con el idioma va a ser mucho más fácil”.

Beatriz Abrisqueta de momento no se plantea dejar la República Checa, donde desea llevar a cabo el sinfín de proyectos audiovisuales que lleva en la cabeza. Su próximo proyecto está vinculado con un tema muy checo: una obra musical combinada con las marionetas. Seguirá promoviendo en Chequia la cultura vasca, española y más proyectos relacionados con el mundo del cine.