El premio Libro Checo, una puerta para las letras checas hacia el extranjero

Matěj Hořava, foto: Tereza Křenová

Los premios Libro Checo han ido a parar este año a ‘Aguardiente’ de Matěj Hořava y ‘Oíd mi voz’ de David Vaughan. Las obras premiadoas, así como los finalistas, recibirán todo el apoyo de las instituciones checas para ser traducidas y publicadas en el extranjero, por ejemplo en España. Sobre el tema hemos hablado con Iveta Gonzálezová, del Centro Checo de Madrid, y con Paco Inclán, de la editorial Bostezo.

David Vaughan,  foto: Tereza Křenová
La obra ganadora del premio Libro Checo de este año ha sido el compendio de relatos ‘Aguardiente’ (‘Pálenka’), del autor novel Matěj Hořava, mientras que, en el marco del mismo concurso, el galardonado con el premio de los lectores ha resultado David Vaughan, colaborador de la redacción inglesa de Radio Praga, por ‘Oíd mi voz’ (‘Slyšte můj hlas’).

Ambos autores, aunque no disfrutarán del renombre que proporcionan otros premios de mayor eco mediático, como el Magnesia Litera, tendrán sin embargo la posibilidad de conseguir una mayor repercusión internacional. El concurso, que lleva en marcha desde 2012, es de hecho patrocinado por el Ministerio de Cultura con la intención de que sirva de trampolín para la proyección de la literatura checa en el extranjero, explica Iveta Gonzálezová, del Centro Checo de Madrid.

Miroslav Balaštík,  de la editorial Host,  en representación de Hořava,  foto: Tereza Křenová
“Es un premio literario nuevo que está buscando lo mejor de la narrativa contemporánea checa, pero considerando el aspecto de ver si, aparte de ser de calidad excelente y haber salido el año anterior, puede decir algo en el extranjero. Es el aspecto más importante del premio Libro Checo. El objetivo principal es que se traduzcan más libros checos en el extranjero”.

Y es que aunque existen autores checos contemporáneos de visibilidad mundial, como Jachym Topol, traducido a 22 idiomas, la influencia de las letras checas llega con dificultad a países como España, desgrana Gonzálezová.

“Hay países en los que se traduce muchísimo la literatura checa. Por ejemplo Hungría, Bulgaria, Polonia… Alemania incluso. Son países con los que tenemos una tradición histórica muy larga. Pero luego hay países en los que se traduce, pero mucho menos, por ejemplo España, porque la historia que tenemos común es muy poca. Realmente hay que dar a conocer lo que tenemos aquí en España, que nos queda muy lejos y los contactos son escasos”.

Ceremonia de entrega del premio Libro Checo,  foto: Tereza Křenová
Ahí es precisamente donde ha de incidir la colaboración de los Centros Checos durante la fase de promoción posterior al nombramiento de ganadores y finalistas. Estas instituciones públicas, embajadoras de la cultura checa en diferentes países, hacen de puente entre los autores premiados y las editoriales locales, prosigue Gonzálezová.

“La ganadora del año pasado se está traduciendo ahora en Alemania, se tradujo en Francia, en Bulgaria. Hay algunos resultados. Lo que tenemos en España es que, en colaboración con el Centro Checo, organizamos siempre una lectura para los editores y para periodistas culturales, no es para el público amplio. Como es un libro que todavía está por traducir queremos estar en contacto con los editores. Organizamos un desayuno con ellos, invitamos al ganador, tenemos una muestra del libro traducida. Por ejemplo el año pasado estuvo el ganador, Jan Němec, que escribió una novela magnífica sobre el fotógrafo František Drtikol”.

Un observador bostezante

Iveta Gonzálezová,  foto: Centro Checo de Madrid
En esta labor una figura clave es la de los observadores. Se escogen editoriales con potencial para la publicación de las obras y se les proporciona toda la información necesaria sobre el concurso, comenta Gonzálezová.

“Se traducen diez páginas del libro ganador, también en cada idioma donde tenemos observadores del premio Libro Checo, y se lo ofrecen a las editoriales para que puedan leer una muestra de ese libro. Es una gran ayuda, porque si tú tienes una muestra ya traducida a un idioma la decisión es un poco más fácil que si solo te dicen: ha ganado este libro, el autor es muy bueno, etc. Ese es el objetivo del premio Libro Checo”.

Uno de los observadores es también invitado a la entrega del premio, que este año se ha realizado en el marco de la feria Mundo del Libro, para que pueda tener contacto personal con los autores y familiarizarse con el mundo editorial de la República Checa.

En esta edición el observador español invitado ha sido Paco Inclán, de la editorial Bostezo.

“Nosotros llevamos tres ediciones del premio Libro Checo, un poco estando al tanto de los autores finalistas, del autor ganador, pero todavía no ha salido la posibilidad de traducir un libro al español, que sería el objetivo final. Y la idea de este año de asistir a la Feria del Libro de Praga y estar presente en la entrega del premio es también estar en contacto con autores de lengua checa”.

Paco Inclán  (a la derecha),  foto: Iveta Gonzálezová
La editorial Bostezo, editora de la revista de arte y pensamiento del mismo nombre, cuenta en su catálogo esencialmente con obras que podríamos calificar de alternativas, como traducciones de poesía valenciana al vasco o guías para familias homoparentales. De acuerdo con Paco Inclán, la acidez característica de la tradición literaria checa encaja con la línea editorial que se ha marcado el equipo de Bostezo, y de hecho ya hay un candidato para ser publicado.

“A mí siempre me ha interesado la literatura checa, digamos la clásica, por este humor ácido que tienen, tanto Hašek, por ejemplo, como Hrabal también. Este año uno de los autores que estamos siguiendo es un médico sin fronteras checo que ha escrito un libro, que es uno de los finalistas. Nosotros trabajamos con que desde el Centro Cultural Checo en Madrid nos envían algunos extractos del libro en español, para que podamos conocer el estilo y tal. Este año del Centro Cultural Checo nos han enviado este libro precisamente porque creen que se puede adaptar al estilo de lo que estamos buscando en Bostezo y es un libro que rezuma mucho humor e ironía en un drama humanitario, que es bastante curioso”.

A mí siempre me ha interesado la literatura checa, digamos la clásica, por ese humor ácido que tienen.

El libro mencionado es 'Respiración Silenciosa' ('Tichý dech'), de Jan Trachta. Paco Inclán es, además de editor, escritor, y de hecho el Mundo del Libro sirvió también de escenario para la presentación en Chequia de su primera novela, ‘Tantas Mentiras’, un conjunto de narraciones en las que Inclán recoge de forma bastante cáustica sus experiencias en el extranjero, especialmente en México, Colombia o Guinea Ecuatorial.

“Eso es confuso, porque se llama ‘Tantas Mentiras’ y se supone que está basado en hechos reales. La gente cuando lo lee lo que más pregunta es cuánto de cierto hay en el libro, porque sí que hablo desde una primera persona muy descarnada que se introduce en situaciones muy rocambolescas, pero claro, hay una parte de ficción cuando estás haciendo este tipo de literatura. Yo siempre empiezo a escribir y parto desde la realidad, no sé partir desde la imaginación. Necesito conocer los espacios, los personajes, pero a partir de ahí siempre hay un poso de ficción”.

A la caza de traductores

En caso de que Bostezo o cualquier otra editorial se decidan a publicar en España, tendría muchas posibilidades de contar con la subvención que el Ministerio de Cultura checo otorga a la traducción de obras checas, con lo que este gasto les saldría prácticamente gratis.

Monika Zgustová,  foto: MZV
El obstáculo es sin embargo la escasez de traductores profesionales del checo al castellano, un problema al que también se está buscando solución desde el Centro Checo de Madrid.

“Sobre todo si buscas traductores de poesía, esos sí que escasean. Tenemos una magnífica traductora, Elena Buixaderas, que vive aquí en Praga, pero que la pobre no da abasto. Y luego tenemos más: Kepa Ugarte, tenemos a Monika Zgustová, que es premio Ángel Crespo, pero realmente tiene otras actividades suyas porque es escritora y no quiere traducir tanto. Pero los centros checos en todo el mundo desde el año pasado empezaron a organizar un concurso de traductores jóvenes, y estamos contactando en cada país respectivo con los estudiantes de checo y los que nos han pedido una beca para estar aquí en Chequia. Y la verdad que fue la segunda edición este año y ha salido maravillosamente, nos han salido traductores con mucho talento”.

El esfuerzo de las instituciones checas se realiza también con otros actos de promoción, y en concreto en lengua española se va a hacer este año especial hincapié, subraya Gonzálezová.

Elena Buixaderas,  foto: Isaac Sibecas
“De todas formas, por ejemplo, con el Ministerio de Cultura pensamos este año hacer un stand en Madrid, en el marco del Liber, que va a ser una promoción muy grande de la literatura checa. Está financiado por el Ministerio de Cultura Checo y el Centro Checo de Madrid y va a ser en octubre”.

La República Checa es un país pequeño, y consecuentemente esto también limita el alcance de su literatura y posibilidades de promoción. Aun así Iveta Gonzálezová pone como ejemplo a imitar a los países escandinavos, que realizan la propagación de sus escritores de forma conjunta, lo que crea importantes sinergias, hace que haya más dinero a disposición y genera por tanto un mayor éxito a la hora de conseguir traducciones a otros idiomas.

Autor: Carlos Ferrer
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