El ajo checo, en peligro de extinción

Científicos checos se esfuerzan por salvar el ajo nacional, cuya presencia en el mercado ha ido cediendo paso paulatinamente a las importaciones de ajo de China. Durante los últimos años se logró reunir en la República Checa una extensa colección de especies de ajos.

Una colección de especies de ajos,  foto: Eugenie Linková,  AKČR
El ajo es uno de los vegetales más populares en la cocina checa. Su consumo anual se calcula entre 6.500 y 7.000 toneladas. A pesar de ello, en los últimos años se redujo sustancialmente su cultivo y dentro de poco podría desaparecer por completo. En 2010 fueron producidas en el país sólo unas 1.500 toneladas de ajo, según datos de la Oficina de Estadísticas.

La causa principal de la reducción de los cultivos de ajo nacionales es la importación de ajo chino que, aunque de lejos no alcanza las cualidades y el tamaño de este bulbo nacional, es mucho más barato, por lo que los consumidores le dan preferencia.

Miloš Faltus,  foto: Universidad Lovaina
Con el fin de conservar la gran variedad de ajos de cultivo nacional, los científicos checos han recurrido al método de crioconservación, según sostuvo Miloš Faltus, experto del Instituto Nacional de Investigación Botánica, en Praga.

”El ajo, almacenado a temperaturas criogénicas de unos 200 grados bajo cero, puede ser almacenado a largo plazo sin perder sus cualidades fisiológicas normales después de ser descongelado. El ajo es posible conservarlo así durante decenas y hasta centenares de años”, dijo Faltus.

El problema del desplazamiento del ajo nacional por el más barato ajo chino lo enfrentan también otros países europeos como Alemania, Francia y España, uno de los mayores productores de ajo a nivel mundial.

Sin embargo, Chequia tiene la ventaja de disponer de una de las mayores colecciones mundiales de especies de ajo. Ésta se encuentra depositada en un centro científico en la ciudad de Olomouc, al Este del país, y contiene alrededor de 640 variedades de este vegetal. Algunas no existen ya en otra parte de la Tierra, según recalcó Miloš Faltus.

Jaroslava Ovesná
No obstante, los cultivos de ajo nacionales continúan desapareciendo. Mientras que hace 20 años el ajo en este país se había sembrado en 1.300 hectáreas, en 2010 ocupó sólo 70 hectáreas. También este hecho preocupa a los científicos, como sostuvo Jaroslava Ovesná, subdirectora del Instituto Nacional de Investigación Botánica, en Praga.

”El problema es que el ajo no se reproduce a través de semillas, sino mediante los bulbillos que forman las cabezas. Los nuevos cultivos dependen de la cantidad de nuevo ajo que nace y del clima. Si habrá poco ajo de producción nacional, los científicos no tendremos material suficiente a disposición para las investigaciones y para poder buscar nuevos métodos de conservación de esta hortaliza”.

Además, mientras exista en el mercado checo una mayor demanda del ajo chino debido a su bajo precio, difícilmente los agricultores nacionales querrán dedicarse a su cultivo.

Una esperanza para el ajo checo y para los científicos nacionales es que últimamente los consumidores en Chequia se dan cada vez más cuenta de que el ajo importado no alcanza las cualidades que el nacional y comienzan a dar preferencia a la calidad, aunque resulte más costosa.