“No hay una conspiración económica contra Europa”

Foto: Comisión Europea

La rebaja de la nota de solvencia de la economía portuguesa al nivel de bono basura ha provocado un airado debate en Europa. Mientras Bruselas pone en duda la credibilidad de las agencias de calificación estadounidenses, expertos checos sostienen que no existe conspiración ni nada parecido.

José Manuel Barroso y Donald Tusk,  foto: ČTK
Tanto el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, como el jefe de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, criticaron la objetividad de las agencias internacionales de calificación, como Moody’s, que rebajaron la solvencia económica de Portugal al nivel de bono basura. Además, las acusaron de antieuropeas, al respaldar intereses estadounidenses.

Pero Jan Bureš, analista checo de la aseguradora Poštovní Spořitelna, sostiene que esa teoría es ridícula, que ni las agencias de calificación ni Estados Unidos pueden desear ningún mal a la economía europea, porque existen intereses comunes en juego.

“La visión de que existiría una conspiración de las agencias de rating estadounidenses contra Europa es ridícula. Los estadounidenses son los últimos que desearían provocar la segunda crisis financiera en la Eurozona, porque su economía perdería mucho”, dijo Bureš.

José Manuel Barroso había dicho que es muy extraño que tres agencias estadounidenses dominen el mercado mundial, lo que pone seriamente en duda su objetividad, críticas a las que se sumó el Banco Central Europeo el jueves. Ante esta escalada de ataques y acusaciones, Jan Bureš hizo un llamado a la calma.

“En realidad es una calificación muy mala pero la agencia Moody's tenía todo el derecho de rebajar la solvencia económica portuguesa, ya que ese país está prácticamente en la bancarrota y su deuda es probablemente la segunda más peligrosa en toda la Eurozona, después de la deuda griega”, indicó.

Foto: Comisión Europea
Jan Bureš cree que la baja competitividad de la economía portuguesa está relacionada con los ingresos fiscales, que probablemente bajaron mucho más de lo esperado.

Si Portugal llega a necesitar otro rescate financiero, habrá que incorporar acreedores privados, lo que significaría la bancarrota efectiva del país. Y eso es lo que más temen Moody’s, Standard & Poor y Fitch Ratings, las principales agencias de calificación internacionales, puntualiza el analista checo.