Más de 130.000 soldados checos cayeron en la Primera Guerra Mundial

Salida de los soldados checos al frente

Este lunes se cumple el centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, en la que los checos se vieron involucrados como parte del Imperio Austrohúngaro. En la contienda tomaron parte 1,4 millones de checos, de los que 130.000 nunca volvieron a casa.

El asesinato al archiduque austrohúngaro,  Francisco Fernando
El 28 de julio de 1914 el emperador de Austria-Hungría, Francisco José I, declaró la guerra a Serbia como reacción al asesinato del heredero al trono, Francisco Fernando, cometido en Sarajevo por nacionalistas serbios con la colaboración de Belgrado. Rápidamente se dio una reacción en cadena y Rusia, Francia, Alemania y Gran Bretaña entraron en el conflicto como resultado del sistema de alianzas entrelazado sobre Europa y de las tensiones y rivalidades acumuladas durante las décadas anteriores.

Las tierras checas, pertenecientes entonces al Imperio Austrohúngaro, se vieron así involucradas en la contienda sin demasiado entusiasmo. El pujante nacionalismo checo había distanciado a buena parte de la población del gobierno de Viena, y los sentimientos paneslavistas creaban cierta resistencia a luchar contra pueblos considerados hermanos, como los serbios y los rusos.

Más de 1,4 millones de checos fueron movilizados, de los que tras cuatro años de guerra perecieron 130.000, es decir, prácticamente uno de cada diez. En muchos casos las familias recibieron poca o ninguna información sobre los caídos. Es el caso por ejemplo de Václav Šindelář, tal como cuenta una de sus hijas, Marta Červená, según la versión de su madre.

“Cuando acabó la guerra, en la estación de Královice esperamos toda la familia a que llegara papá. Pero papá no llegó. Los soldados nos dijeron que vendría directamente a casa, pero ya estaba muerto”.

Salida de los soldados checos al frente
Tuvieron que pasar 94 años para que el nieto de Šindelář, Václav Červený, encontrara por casualidad una postal de su abuelo procedente del frente italiano. Tras conocer el lugar desde donde fue enviada fue posible descubrir en qué unidad estaba Šindelář y rastrear sus movimientos. Finalmente descubrieron su tumba en la ciudad italiana de Cittadella.

Mientras que la mayoría de los soldados checos, como Šindelář, luchó con más o menos motivación al servicio del emperador, algunos desertaron para integrarse en las legiones checoslovacas que los independentistas checos y eslovacos estaban formando en Francia y, sobre todo, en Rusia.

La legión checoslovaca rusa llegó a tener más de 38.000 hombres, de los que perdieron la vida alrededor de 4.000. El tamaño total del Ejército checoslovaco que combatía del lado de los Aliados sobrepasó en su mejor momento los 60.000 soldados, lo que fue un factor clave a la hora de que checos y eslovacos fueran considerados al final de la guerra como parte del bando ganador y pudieran así cumplir sus demandas territoriales, es decir, la independencia respecto a Austria-Hungría.

Autor: Carlos Ferrer
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